-Es bueno oír eso, no sería bueno que estuviera celoso de ti-, Harry sonrió, pensando en tía Petunia y en su mamá. -Supongo que una foto estaría bien pero no creo que sea buena, no estoy acostumbrado a que me hagan fotos-.

-Está bien, no me importa tomarme mi tiempo para asegurarme de que tengo la mejor foto-.

Harry hizo una mueca, preguntándose en qué se había metido. -De acuerdo, supongo. Pero vámonos, seguro que la profesora McGonagall tiene cosas mejores que hacer que escucharnos hablar toda la mañana-.

-Gracias por la consideración señor Potter, de hecho tengo que enseñar el camino a algunos otros estudiantes antes de ir al colegio para asegurarme de que todo está preparado para su llegada-.

-Ah, ¿ayuda a todos los alumnos muggles todos los años?-. preguntó Harry.

-Uno de los profesores lo hace, sí-, sonrió McGonagall.

-Pues tienes suerte-, le dijo Harry a Collin, -yo tuve un Hagrid el año pasado y se olvidó de enseñarme el portal cuando me dejó-.

McGonagall hizo una mueca pero Colin se limitó a reírse. -¿Por qué ibas a necesitar ayuda. ¿Como un muggle? Eres de una familia de sangre pura muy prestigiosa, por parte de tu padre-.

-Por supuesto-, sonrió Harry con pesar.

Harry atravesó fácilmente la barrera y, tras despedirse de la profesora McGonagall, acompañó a Colin directamente a una de las cabinas, agradecido de que llegaran tan temprano y de que aún no hubiera nadie más en el tren. Intentó salir, diciendo que necesitaba encontrar un lugar donde quedarse con sus amigos, pero antes de irse se volvió hacia Colin.

-Por curiosidad, Colin, ¿qué has leído exactamente sobre mí? Quiero decir que ni siquiera he vivido en el mundo mágico antes del año pasado, así que no puede haber mucho-.

Colin frunció el ceño. -Bueno, por supuesto, estaban los relatos históricos de aquella noche, aunque me parecieron bastante áridos y aburridos. Había unas cuantas historias sobre algunas aventuras dirigidas a los niños, pero obviamente no eran más que ficción. Las que más me gustaron fueron las teorías sobre cómo podrías haber sobrevivido a la maldición y lo que podrías hacer por nuestro mundo en el futuro, especialmente cómo ibas a elevar el estatus de los nacidos de muggles en el mundo mágico-.

-¿Quién dijo eso?- preguntó Harry.

-El profesor Dumbledore, por supuesto-, dijo Colin, con cara de confusión. -Durante años concedió entrevistas en las que contaba al mundo mágico lo bien que te iba y lo mucho que apreciabas todo lo que tus parientes hacían por ti. También dijo que estabas de acuerdo en que los nacidos de muggles eran la única forma de revertir el daño que había causado la endogamia-.

-¿Qué endogamia?- preguntó Harry. -En realidad no hay endogamia en el mundo de los magos, y tampoco vi a Dumbledore antes de llegar a Hogwarts, así que no sé de dónde habría sacado citas para esas entrevistas-.

-¿Pero es tu tutor mágico?-. Colin insistió. -Creía que se encargaba de contarte todo sobre el mundo de los magos, al menos eso me dijo la profesora McGonagall, aunque imagino que estaba muy ocupado gran parte del tiempo-.

-Debía de ser eso-, murmuró Harry antes de despedirse del primer año.

Se acomodó en uno de los compartimentos más adelante en el tren y Ron y Hermione no tardaron en encontrarlo.

-¿Has pasado unas buenas vacaciones?- preguntó Hermione, en cuanto hubo guardado su baúl.

-Sí, no estuvo tan mal-, Harry se encogió de hombros, -sólo me quedé en casa de los Dursley, nada especial-.

THE PRICE OF FREEDOMWhere stories live. Discover now