ᴄᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 5

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—– En un ratito, el inmenso roble del bosque estaba lleno de animalitos que se refugiaron felices en él. Durmieron todos abrazaditos hasta que llegara enserio la primavera, el aire estuviera calentito, y hubiera comida y agua en abundancia… Fin.

Yoongi cerró el pequeño libro animado con lentitud, cuando se giró para ver a sus hijos, los vio plácidamente dormidos y acurrucados.

Wooyoung haciéndole una gran compañía a Jihoon en sus sueños y probablemente, persiguiéndolo en ellos.

Así eran.

Unidos hasta en cosas imposibles.

Su mirada se desvió a su otra pequeña parte de sí.

Jimin.

El pelirosa acariciaba las hebras de los niños una y otra vez, tarareando una melodía dulce y tranquila, que aparte de calmar los movimientos de los niños, producía una paz a su corazón y por si fuera poco, el ambiente en casa cambiaba.

Se volvía más ligero y agradable.

La dulce voz de Jimin podía calmarlo todo.

Se cuestionó muchas veces por qué no había estudiado música, seguramente fuera un gran cantante profesional, viajando por todo el mundo y alegrando a todos con su voz.

Las veces que le preguntó a Jimin sobre el tema, él se encogía de hombros y con una sonrisa decía: Estudiarlo, no es para mí. Si quiero cantar es por afición, por gusto, no para generar dinero ni mucho menos con presiones que no podré cargar.

Yoongi entendía lo que quería decir, aun así… le parecía extraño de alguna forma.

Muchos de los cantantes hacían y disfrutaban de su profesión y no necesariamente los movía el dinero… Si bien, sabía que era un campo bastante delicado, es como caminar con tacones en una capa fina de hielo.

Jimin finalizó el tarareo sutil, llevándose de paso los pensamientos de Yoongi. Muy lentamente, el pelirosa subió su mirada a la del azabache y le sonrió.

Yoongi se perdió en esa sonrisa, tan genuina y cálida.

En algunas ocasiones, a Yoongi le daba la impresión que Jimin no era el mismo.

Por momentos, claro.

Hacía unos minutos estaba sumido en una desesperación y casi se dejaba llevar por la ansiedad.

Ahora, parece un padre que disfruta del tiempo libre con sus hijos.

Sin angustias.

Sin problemas.

Sólo disfrutaba.

Lentamente se movió para salir de la cama y dejar descansar a sus pequeños; Jimin imitó su acción casi rodando por la cama para salir de ella.

Cuando el azabache se fijó en la hora de su reloj, se dio cuenta que eran casi las 11:00pm, arropó bien a sus niños y apagó el bombillo que estaba en el centro, pero, dejó la lámpara de mesa encendida.

Así se sentían seguros.

Cuando salió de la habitación, vio a Jimin confirmar si la puerta y las ventanas estaban cerradas.

Yoongi suspiró, por momentos se olvidaba de su realidad, o tal vez no se olvidaba de ella, sólo se había acostumbrado a formar parte de esa realidad.

Dejando pequeñas lámparas encendidas, Jimin apagó los focos principales y se dirigió a la habitación con su esposo, éste se colocaba un pijama cómodo para dormir.

Podía ver cómo los ojos sesgados de Yoongi cedían al sueño, el agotamiento que había dejado toda la jornada de trabajo empezaba a surtir efectos.

En silencio, Jimin se acercó al closet y buscó una de sus grandes camisas, a pesar de que era notable el frío que dejaba la bestia en las afueras, él se sentía asfixiado.

Al cambiarse, lavó su rostro y miró su reflejo.

Se devolvía una mirada agotada, parecía que su cutis estaba sudado aunque se había bañado y se acababa de lavar el rostro. Suspiró y salió del baño siendo recibido por la mirada de Yoongi.

Apagando todo, gateó hasta los brazos de su esposo y se dejó hacer en sus caricias.

Ambos estaban agotados y con una carga física y mental que aunque eran conscientes, querían evadir.

Con las piernas enredadas y Yoongi rodeando el cuerpo de Jimin, éste último pudo sentirse en paz y dejar salir su ansiedad y frustración. Cedieron al sueño que calaba desde sus párpados y con un beso de buenas noches, se dejaron caer en los brazos de Morfeo.

Por lo menos de parte de Yoongi que pudo dormir tranquilo, porque de parte de Jimin, cayó en el vacío en el que a menudo caía, era como un segundo hogar.

O tal vez… el hogar de su subconsciente.

Parecía que no era un sueño, claramente era una pesadilla pero ¿Tan constante y repetitiva?

Esta vez escuchaba voces llamándolo, se sentía tieso como un tronco y la respiración le quemaba en sus fosas nasales.

Jimin.

Una voz masculina le repetía su nombre tras otras palabras que no lograba entender.

En sus propios recuerdos una imagen vívida se reflejó en esa oscuridad, cruzándose e interrumpiendo incluso en sus pesadillas.

Se había despertado en la madrugada y había ido por un vaso de agua, el ambiente gélido lo hizo sofocarse, irónicamente. Se alarmó y tras escuchar ruidos en la calle, se alarmó y sujetó el vaso con fuerza.

En cuclillas se acercó a la ventana que dejaba ver un poco las afueras gracias a la cortina.

Allí lo vio.

No era un monstruo, pero tampoco era humano.

Su forma era indescifrable, parecía un zombie por su aspecto tan demacrado y su contextura parecida a la de un hombre, cubierto de escamas y de una niebla muy densa y oscura.

Ese ser se detuvo y giró su cuello buscando algo.

Inmediatamente Jimin se quitó de la ventana y corrió hasta su habitación asustado, el vaso aún seguía en su mano, por suerte. Estaba pálido y temblando, el sudor frío corría por su piel y demasiado lento para la palabra, depositó el vaso en la mesita de noche y se acurrucó a sus piernas.

Le había visto.

Y más contrariado aún, seguía vivo.

Había visto a la mismísima muerte y aún estaba allí.

Yoongi sintió el cuerpo de Jimin temblar en alguna hora de la madrugada.

“Está soñando” pensó, y acto seguido acercó más su cuerpo y depositó un casto beso en el hombro descubierto.

—– Cariño… —– susurró en su oído —– Estoy aquí, contigo.

No sabía qué era lo que soñaba, aun así, siguió repitiendo las mismas palabras y meciéndolo poco a poco, tanto como la posición le permitía.

Así fue como tras largos minutos, Jimin se calmó y se apegó al pecho de su amado.

—– Te amo —– Fue lo último que dijo antes de caer rendido ahora sí, en los brazos de Morfeo.

Sin angustias, sin preocupaciones, sin ansiedad y sin la muerte acechando su descansar.

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2023 ⏰

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sᵒ́ˡᵒ ᴍᵘᵉʳᵉ ᴜⁿᵒ [ʏᵒᵒⁿᴍⁱⁿ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora