CAPITULO 1

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CAPITULO 1
Dinero..
Una simple palabra que puede definir nuestra vida.
Siempre he vivido una vida sencilla, en mi ciudad natal, las cosas solían ser tranquilas. Estudiaba en la universidad muestras tenía empleos de medio tiempo.
Todos los días siempre eran difíciles, pues el cansancio físico era lo peor.
En la universidad no era humillada, ni nada por el estilo. Sin embargo el ver cómo todos salía a tomar cafés caros y antros. La envidia se apodera de mi.
La economía de mi ciudad tampoco ayudaba mucho. Los trabajos eran mal pagados y las cosas más caras.
Cansada de mi situación económica, tome la decisión de mudarme a una de las ciudades más industriales del país. En esta existían empresas de todo tipo, como mis estudios tendría la oportunidad de tener un empleo bien pagado.
Me despedí de mi madre y hermanos, embarcandome a una ciudad desconocida. El miedo constante me provocaba náuseas.
¿Estarás bien? - Los ojos llorosos de mamá no paraban de recorrer mi rostro.
Tranquila, todo estará bien. Encontraré un empleo y les enviaré dinero.
No me importa el dinero, mi querida hija… estarás en otra ciudad sola.
Siempre los llevo en el corazón, así que no estoy sola. Deja de llorar que aún no he muerto.
Sabes que no es necesario que te marches.
Claro que lo es, pronto mi hermana empezará sus estudios y aquí el dinero no alcanza. Es hora de que busque suerte en otra parte. - Tome sus manos entre las mías.
Te quiero tanto, por favor cuídate mucho.
Y así dejé atrás a mi familia, el corazón se me partió en dos. Nunca estuve tan lejos de ellos. Pero la situación no es la mejor, no puedo dejar que nos hundamos en la pobreza.
Llegué al aeropuerto, subí al avión que me llevaría a mi nuevo hogar. No sin antes contemplar la ciudad en la que nací.
A lo largo del vuelo, no paraba de llorar, las personas a mi alrededor me veían con malos ojos, pero ellos no sabían todo lo que deje.
" Es lo mejor" "Es un pequeño sacrificio"
Mi llegada no fue lo mejor, todo era mucho más grande, las calles, los carros. Me sentía como un pez en el gran mar. Gracias ala tecnología del día de hoy, pude llegar al departamento en el que me quedaría.
La casera me recibió muy amablemente, entregándome lo que sería mi hogar por el momento. El cual solo era un pequeño cuarto con sala, baño y cocina.
Al ser solo para mí me basta. Acomode mis cosas, guarde lo que no ocuparía y me dispuse a buscar empleo.
Siempre fui una joven de casa, estudiosa y responsable. Por lo que no desperdicie mi tiempo. Busqué mi mejor ropa y me diriji a todas las empresas posibles.
Me gustaría decir que en la primera quedé. Pero mentiría. Todas me rechazaron y una por una. Hasta que llegue a lo que me pareció ser mi última esperanza.
La empresa era hermosa y el giro me encantaba. Al intentar entrar el vigilante me detuvo.
¿Tiene cita? - Dijo mientras me analizaba.
No, vengo directo a recursos humanos. - Las manos me empezaron a sudar. Era mi última oportunidad.
Me permite un momento. - Tomó su radio hablando sobre la situación, solo alcanza a escuchar un ADELANTE que me devolvió la esperanza.
Me dirijo al área, entregando mis documentos, mi perfil les intereso por lo que pronto me entrevistaron.
Me llevaron a una oficina, me senté lo más recta posible mostrando seguridad.
Buenos días.- Por la puerta entró una mujer de 36 años.
Buenos días.- La saludé en respuesta.
La entrevista fue de los más normal, me pregunto sobre mis habilidades. Hasta que llegó a la parte de los estudios.
Veo que aún estudias. ¿Cuéntame sobre eso?
Estudió ingeniería de manera ON LINE. Así que no afectará mi horario laboral.
Perfecto. Debo ser sincera, te falta experiencia para el puesto. Pero veo que eres una buena chica. A si que te espero mañana. 
Muchas gracias, prometo que daré lo mejor de mi.
La alegría me llenó, todo estaba marchando según lo acordado. Regresé a casa, llamando a mamá para contarle la buena noticia.
He conseguido un buen trabajo.
Estoy tan feliz por ti mi vida. - Su voz consoló. - Me duele que estés tan lejos.
No pasa nada, cuando todo mejore verás que valió la pena. Te amo
Yo también.
El resto del día pasó, cuando caí en cuánta de algo. Tenía hambre y no contaba con dinero.
Ni siquiera tenía un refrigerador o una estufa. Mi departamento se encontraba vacío.
El estómago me sonó.
"Tranquila solo debo aguantar"
Y así pase una noche oscura, sola y con hambre.
Al día siguiente me levanté muy temprano, me preparé y partí al trabajo. Mi jefa me recibió presentándome con los demás.
Todos fueron super amables.
Mi capacitación no fue de lo más sencillo. Los nervios ocasionaron  que olvidará las cosas. Obligándolos a repetirlos una y otra vez.
Mi cabeza no para de doler, pero me repetia que tenía que mejorar. La hora del almuerzo llegó, dirigiéndome al sanitario.
Ni bien cerré la pequeña puerta cuando escuché a alguien afuera.
¿Ya conociste a la nueva? - La voz de una mujer resonó
¿Cómo se llamaba? - Le pregunto otra voz.
Alanna.- Al escuchar mi nombre me tensé. Solo llevaba medio día y ya se escuchaban chismes sobre mi.
Esa niña de 19 años, llega a aquí presumiendo su juventud.
Es una completa tonta, la persona que la capacita dice que le da una semana de vida. - Ambas se carcajean.
Es solo una niña querida entrar en el mundo de los adultos.
Sus comentarios me hicieron el orgullo, tal vez no sea la mejor, pero estoy poniendo todas mis fuerzas.
El que rebajen mi esfuerzo laboral por mi edad me hace temblar de rabia. De cuando acá, la edad define cuánto vales.
Me lave la cara, conteniendo las lágrimas de furia. Me observé en el espejo.
Me ví a mi.
Alanna una chica de 19 años que se aventuró a una nueva ciudad. Las personas no son amables.
Peiné mis cabellos rebeldes y salí a desayunar. Cómo no tenía ni dinero ni comida solo observé en una mesa alejada.
Todo mejorará, estoy sufriendo pero la vida me lo compensará.
Hoy estoy sola en una mesa, sin comida. Viendo cómo todos socializan y ríen juntos. Pero mañana estaré con mi familia almorzando algo delicioso.
-¿Me puedo sentar? .- Una chica se acercó a la mesa.
- Claro.- Con una señal la invité a tomar asiento.
La chica era bonita, con un delineado espectacular y unas lindas trenzas.
Hola me llamo Alanna. - Abrí más los ojos ante la impresión. - ¿Qué sucede?
Yo también me llamo Alanna.- Conteste tímida.
Vaya conciencia, es una señal del destino para que seamos buenas amigas. - Me ofreció su mano la cuál estreché.
Un gusto.
El gusto es mío.
Y dime ¿Cómo te sientes? - Pregunto de lo más normal, y aunque me hubiera gustado contarle todas mis penas, solo me limité a contestar con un simple.
Bien.
Que bueno, mira las cosas por qué son muy tranquilas. Solo mantente alejada de las malas personas y vivirás en paz. Escuché que eres la más joven, por lo que debo avisarte que intentarán humillarte.
¿Humillarme? - Pregunté cuando el sonido de mi estómago llamó su atención.
¿Quieres? - Me ofreció un poco de su comida.
No, gracias estoy bien.
¿Segura ? Por mi no hay problema, estoy a dieta. Mira toma.- Me entregó una pedazo de su emparedado. .- Si no lo comes, me ofenderá mucho.
Observe el gesto, agradeciendo con una sonrisa. Es un placer conocer personas amables.
Los días pasaron y seguí desayunando con Alanna. Mi vida iba mejorando, ya no sufría de hambre y el apartamento iba tomando forma.
Mis habilidades mejoraron y por un momento sentí que la vida me sonreía.
Claro, algunas personas hablaban de mí, pero trataba de ignorarlas.
Hasta que recibí aquella llamada.
Hermana, mamá enfermó mucho, los doctores dice que necesita ser operada con urgencia. - La noticia me llegó de golpe, soltando la taza de café que sostenía.
¿Cuando pasó todo esto? - Sostuve mi cabeza controlando mis lágrimas.
Después de que te fuiste ella enfermo, te lo ocultó para que no regresaras.
¿Por qué hizo eso?
Ella crees que solo te estorba.
No pude más, y mis mejillas se empaparon.
No es momento de llorar Alanna. No te pediría esto de no ser necesario, pero podrías mandar dinero. Si no se opera podría morir.
¿Cuánto es?
El doctor dice que son treinta mil.
Sentí como si me abofetearan. No tenía dinero.
No tengo esa cantidad. Pero la conseguiré, lo prometo.
Intercambié un par de palabras con mi hermana para después colgar. La garganta se me cerró.
Me senté en el suelo, pensando en las opciones.
La empresa no me daría un adelanto, no tengo amigos con una buena estabilidad económica. Y mucho menos familiares a los que recurrir.
De un momento a otro, la cabeza no paraba de palpitar.
¿Qué hago?
De dónde consigo esa cantidad de dinero.
Entonces sucedió, alguien tocó a mi puerta.
Hola soy Anna tu vecina. - Una chica unos años mayores que yo apareció frente a mi puerta. - Vivos a lado por si necesitas algo.
Hola, un gusto.- Me costó presentarme.
¿Estás bien? .- Mi rostro era un desastre por lo que rápido noto mi estado. - Necesitas algo.
Por primera vez, lloré ante una persona desconocida.
Mi madre está muy enferma y necesita ser operada de emergencia pero no tengo el dinero suficiente. Creí que viviendo aquí, todo estaría mejor pero me equivoqué. - Me desahogue.
Tranquila cariño. Todo estará bien. Si quiere yo te presto el dinero. - Acarició mi cabeza, calmando mis espasmos. - Tengo algo ahorrado. Puedo hacerte un préstamos.
No puedo aceptarlo, es tu dinero. Ni siquiera nos conocemos bien.
Confío que me lo prestarás.
Anna estuvo unos minutos consolándome, cuando por fin logré tranquilizarme, hablé.
Soy Alanna, un gusto.- Me presenté después del show.
Un placer. ¿Pensaste sobre mi préstamo?
No lo puedo aceptar, conseguiré otro trabajo si es posible. Pero no puedo recibir tu ayuda.
Cariño, eres solo una niña, no debes de cargar con toda esa responsabilidad. Pero si es lo que deseas.
Gracias por intentar ayudarme.
En todo caso, debo ofrecerte un trabajo bien pagado.
¿De que? .- La vi dudar unos segundos antes de decirme.- Bailarina.
¿Bailarina ? - Acaso me unire a un grupo de baile.
Yo soy bailarina en un club. La verdad es que pagan muy bien.
Quedé en shock, jamás he bailado y mucho menos en un club.
Aprecio tu oferta pero no creo que sea un trabajo para mí. -
Claro, no pasa nada, pero si estás interesada te puedo dar más información. Puedo ganar hasta quince mil en una noche. 
Gracias pero paso, buscaré otras opciones.
Despedí a la vecina, meditando en su propuesta. No va con mi ética, pero ni como mi trabajo de la empresa lograre juntar el dinero en menos de una semana.
Tal vez si solo bailaba por una semana, si lograba obtener el dinero, luego me marcharía y haría como si nunca pasó.
Me determine a aceptar el trabajo solo por una semana, en el día trabajaría en la empresa y en la noche en el club. Después olvidaría todo, como si nada hubiera pasado.
Mientras solo bailará todo estaría bien.
Ni cuánta me di, cuando pasaron dos hora. Me arme de valor y toqué la puerta de la vecina. Está abrió vistiendo un conjunto negro con un maquillaje cargado.
Si me interesa. - Me dedico una gran sonrisa.
-Bienvenida a UNHOLY.

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⏰ Last updated: Mar 12, 2023 ⏰

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UNHOLY, Secretos sucios que esconder. Where stories live. Discover now