Capítulo 1

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Entre la penumbra de la noche, un par de jóvenes tomados de las manos se habían adentrado temerariamente a lo más recóndito de los terrenos de la escandalosa y adinerada familia Shaw.

Malaika Shaw, hija mayor de tres hermanos y futura heredera de la mansión principal que había pasado de generación en generación desde el siglo XIV, se encontraba envuelta entre los fornidos brazos de un fogoso muchacho que había conocido apenas unas horas antes.

La chica de cabellos negros como la noche estaba a punto de entregarse a aquel chico y había optado por consumar el acto dentro de la vieja cripta que contenía los restos de uno de sus antepasados.

—Es una locura hacerlo en un lugar como este —murmuró su acompañante, mientras se la comía a besos.

—Sólo cállate, Brad —dijo la chica entre dientes, mientras sus manos trataban de liberar la erección de su compañero.

Malaika se subió encima de la tumba de piedra blanca y para cuando intentó acomodarse bien, sus medias se atoraron en el pico de una roca saliente, ocasionando que esta hiriera su pierna y al instante tuviera un ligero sangrado.

—¡Mierda! —exclamó.

—¿Estás bien? —le preguntó con preocupación.

—¡No, no estoy bien! —exclamó nuevamente —Rompí mis putas medias favoritas y me lastimé la pierna. Es obvio que no estoy bien. Además ya se me quitaron las ganas de coger.

—No te preocupes, puedo solucionar eso. Sólo déjame acariciarte un poco más y…

—No quiero, sólo vete antes de que mi padre o mi abuelo te vean.

—Bien pero… ¿Nos veremos después? —le preguntó, ayudándole a bajar de la tumba.

—No habrá un después, Brad. Sólo quería cogerte y ya. Idiota.

Tras escuchar aquellas hirientes palabras, el chico se fue muy indignado y Malaika se quedó alisando su ropa y su cabello. Se maldijo a sí misma por haber traído a aquel muchacho a la tumba familiar y pidió perdón a sus antepasados por habérsele ocurrido acudir a este lugar sólo para follar. Malaika estaba tsn inmersa rn sus pensamientos que cuando sintió unas frías manos tocándole los hombros, pegó un salto.

—Los muchachos de ahora ya no saben respetar —dijo una voz detrás de ella.

Malaika se dio la media vuelta para toparse con un extraño hombre de vestimenta elegante y muy antigua.

—¿Disculpa? —ella lo miró de arriba a abajo, apartando su cabello a un lado.

—Lowell Relish, señorita. Encantado de conocerle —el misterioso hombre hizo una reverencia y ella sonrió con satisfacción.

—Malaika Shaw —dijo halagada por los modales del hombre —¿De dónde has salido tú de repente?

El hombre le dedicó una sonrisa y señaló la pierna de la chica.

—Tu sangre me ha despertado.

—Oh pero qué sorpresa, jamás imaginé que yo llegaría a despertar a uno de mis antepasados —expresó orgullosa.

El hombre se mofó para sus adentros, pero ella siguió hablando sin parar, contando las maravillas sobre su familia, datos que probablemente carecían de veracidad.

—Mi familia ha cuidado de este sitio de generación en generación desde hace más de seiscientos años y la próxima en la línea seré yo y...

—¡Caray, lo que pueden llegar a hacer las mentiras! —dijo con una risa que para nada agradó a la joven.

—¿Perdón? —preguntó extrañada.

—¿A caso no te has dado cuenta, pequeña? —le preguntó Relish, apartándose uno de los mechones de su cabello con coquetería —Nosotros no estamos emparentados de ninguna manera. Mi casta familiar acabó cuando tu antepasado me encerró allí dentro —su dedo índice apuntaba hacía la tumba de piedra blanca —Ese maldito de Emerson Shaw me robó todo.

Ahora me pertenece Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt