De repente mi celular empieza a sonar. Lo saco del bolso y se cae al suelo.

¡Mierda! Cuanta más prisa tengo...

Lo consigo coger y descuelgo sin mirar.

— ¿Sí? —intento no parecer tan nerviosa como estoy.

— B... Bianc... a —la voz de Michael está entre cortada.

— ¿Michael? ¿¡Michael eres tú!?

Oigo su respiración. Gabriel me arrebata el terminal de las manos y le da al altavoz. Seguimos escuchando la respiración.

— ¿¿MICHAEL?? —grito con desesperación— ¿Dónde estas?

Gabriel le hace señas a Velkam que saca una especie de maletín y se mete con él en el coche.

— Hola pequeña zorra —esa voz me hiela la sangre.

— Klaüs —susurro.

— Veo que aún recuerdas como suena mi voz. Pensaba que se te había olvidado con tanto follar con este hijo de puta.

— Klaüs —repito, mi mirada se pierde en el infinito y no soy capaz de decir nada más que su nombre.

— ¿Sabes que su polla aún tenía restos de tu corrida? Se la he comido para recordar a que sabes, pequeña zorra.

Gabriel me sujeta firmemente, pero noto como clava sus dedos en mi carne. Velkam me golpea en el brazo para que reaccione.

— ¿Dónde le tienes? —le digo sollozando.

— Te lo voy a decir porque quiero que vengas a buscarlo. Si es digno de una zorrita como tú, te lo devolveré. Pero tengo reglas.

— Bien —le digo limpiando los restos húmedos de mi cara.

— Vendrás a la dirección que te indique completamente sola. No quiero truquitos, ni trampas.

Silencio...

— ¿¿ME HAS OÍDO, ZORRA??

— Sí —le respondo.

— Eso está mejor. Sal del vehículo donde estás con esos matones que te has buscado.

Miro a Velkam y Gabriel que me niegan con la cabeza.

— ¡¡He dicho que salgas!! Antes no tenía que repetirte tanto las cosas.

BANG

BANG

Se oye un arma disparar y gritos de dolor de fondo. Es Michael, me tapo la boca para que no me oiga gritar y llorar.

— La próxima bala irá a su cabeza si no haces lo que te digo.

Me suelto del agarre de Gabriel y tomo el celular con mis manos. Salgo del coche bajo la mirada de los hombres de Sila. Caín está justo frente a mí.

— Camina hacia la esquina donde está la cafetería y dobla la esquina —lo hago con premura. Un coche blanco aparece frente a mí—. Entra al puto coche que acaba de abrir la puerta y nos vemos pronto.

Piiiii

Veo la puerta abierta. Miro de reojo hacia atrás. Nadie me ha seguido. Y eso en parte me da tranquilidad, pero sé, que esto es el final. Que jamás veré a Gabriel, ni a Sila, ni a Velkam. Tampoco veré a Kaleb, ni a Ekaterina, ni a Marlenne.

Las lágrimas se agolpan en mis ojos y las dejo caer. No me avergüenzo de ellas. Es normal el estado en el que estoy.

— Hola pequeña Zorra —esa voz me hace abrir los ojos y ver esa negra barba que tanto asco me da. Sus enormes ojos negros—. ¿Me has echado de menos?

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Where stories live. Discover now