Cap. 20

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16/11/2010

Estiro los brazos con cuidado, sostengo el arma entre mis manos y apunto. La voz de Gabriel suena en mi cabeza. Debo disparar con calma, sin prisa. Con mi mano muevo la corredera asegurándome de que tengo balas en el cargador, dejando que vuelva sola. Alineo las miras y con mi dedo presiono el gatillo.

BANG

El retroceso me hace daño, es mayor del que pensaba y encima me hace levantar ligeramente la mano fallando de nuevo.

Llevo ya como seis intentos y soy incapaz de darle a la maldita lata. Mi frustración me lleva a decir tacos.

— Tienes que calmarte —sus manos me quitan el arma—, si te pones nerviosa no te saldrá, si ya tienes controlado el retroceso solo tienes que jugar con ello al apuntar.

— Sí, sí —le arrebato de nuevo el arma de las manos y me preparo de nuevo. Fallo— ¡¡MIERDA!! —golpeo el suelo con el pie.

— Bianca...

— Que sí, que me calme. Vale, ya lo hago ¿OK?

Respiro hondo un par de veces. Cuando Gabriel me ha explicado esta mañana cómo hacerlo me ha parecido una de las cosas más sencillas del mundo, pero es una auténtica mierda. Todo lo que ten digan siempre es mentira.

— Deberías escucharme un poco —le veo resoplar y yo me giro para no tener que verle la cara.

Veo que está perdiendo los nervios. Y yo tampoco los tengo templados ahora mismo.

— ¿Quieres probar con otra arma más pequeña?

— No, me gusta esta.

— Como quieras —le veo apoyarse en un árbol y mirar al cielo.

Me coloco de nuevo, apunto esta vez algo más abajo de la lata y un poco hacia la derecha, pues es el lado contrario hacia el que me mueve el retroceso. Disparo y rozo la lata.

— ¿Lo has visto? —le grito a Gabriel y me pongo a dar saltos.

Gabriel se abalanza sobre mí y me quita el arma.

— Lo he visto, pero no hagas eso con el arma, ¡Joder! Vas a acabar matándonos.

— ¿Qué dices? Si me ha costado darle a esa pedazo de lata imaginate para matar a alguien. Eres un exagerado.

— No hablemos de muertes mejor. Intentalo de nuevo.

Me tiende el arma y la cojo sonriente. Me posiciono y...

Bang

Tiro la lata y me lanzo sobre los brazos de Gabriel.

— ¡Le he dado! —le grito en el mismo oido— ¡Le he dado!

— ¡¡La pistola!! —Gabriel se retuerce y se zafa de mis brazos.

— No te preocupes grandullón, la tengo controlada —le digo con chulería.

Me separo de él y le enseño la pistola a la que le he puesto el seguro antes de celebrarlo.

— ¿Ves?

— Me vas a matar de un susto —me dice y me sonríe.

— Me gustaría matarte de otra manera —dejo el arma en un tronco donde hemos dejado otras armas y me muevo sensualmente hacia él—. ¿Qué dices?

— Digo que eres insaciable —me sujeta la cintura y me acerca más a él —. He perdido la cuenta de cuantas veces lo hemos hecho en los últimos días.

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Where stories live. Discover now