Estoy nerviosa pues Sila me ha dicho que hoy va a presentarme en sociedad por así decirlo. No comprendo bien cuál es el significado de eso, pero, confío en que no va a hacer nada que pueda ponerme en peligro.

Una vez vestida, toco la suave tela aterciopelada del vestido. Parece hecho a medida. Me peino con el pelo suelto cayendo en grandes ondas. Ekaterina y Marlenne me ayudaron esta tarde con eso. Miro el celular y aunque sé que no debería me hago una foto en el espejo mostrando mi sensual cuerpo y se la mando a Michael con un mensaje de feliz Navidad.

Sonrío ante mi estupidez y dejo el teléfono en la mesilla. Ya veré su respuesta más tarde.

Salgo del cuarto y Velkam me espera apoyado e la pared.

— Wow, estás preciosa —me guiña un ojo a lo que me sonrojo.

— Tú también estás espectacular con ese traje ¿Alguna conquista?

Veo su rostro palidecer ante mi pregunta, niega con la cabeza y me da un leve empujón.

— Sabes que estoy casado —me dice con tristeza.

— ¿Hace cuánto que no ves a tu mujer?

— Cerca de cinco años, desde que empecé a trabajar para Klaüs.

— ¿Y en todo ese tiempo no has estado con ninguna mujer? Es mucho tiempo —le digo acariciando su solapa.

— Prostitutas, pero no he estado con ninguna mujer que... ya sabes —nos miramos a los ojos.

— Es una lástima, eres muy atractivo.

— Bueno, creo que puede que me haya fijado en alguien, pero... no es para mí.

Le arqueo mis cejas pero no me responde.

— Quería hablar contigo antes de la cena —miro su rostro y puedo percibir la tensión de repente—, esta noche Sila te llevará al salón diamante...

— ¿Salón diamante? —le tomo del brazo y le obligo a mirarme fijamente.

— Es el salón más exclusivo —mira a ambos lados con temor—, vas a conocer la verdadera cara de Sila y de sus negocios —asiento—. Quiero que lleves esto.

Me tiende una pequeña pistola plateada. La tomo entre mis manos y observo el brillo de su cromado.

— No creo que la vaya a necesitar, Velkam —le devuelvo el arma, con Sila estoy más que segura.

— Escucha —Velkam me coge de los hombros—, la gente que vas a conocer esta noche no se anda con chiquitas. Si algo no les convence o gusta, sacan sus armas y acaban con su malestar. Quiero que al menos te sientas segura de ti misma.

Cojo el arma de nuevo y la miro sin saber bien qué hacer. Velkam al verme sonríe y me tiende un cinto de cuero negro con unos diamantes incrustados.

— Súbete el vestido —miro a Velkam y niego—, voy a colocarte esto en el muslo. No seas remilgada, te he visto desnuda en el vestuario cientos de veces. Quiero que te acostumbres a llevarlo. Sila siempre lleva un arma ahí.

Con algo de vergüenza me abro el vestido por la raja lateral y lo subo hasta mostrar todo el muslo. Velkam me coloca el cinturón y el arma dentro del mismo.

— Ahora ponte recta e intenta caminar.

Así lo hago.

Me pongo a caminar y apenas siento el roce del arma en mi muslo, pero sí el frío acero.

Velkam es un tipo encantador y no sé cómo agradecerle todo lo que está haciendo por mí. En estos días le he tomado mucho aprecio. Veo que Velkam me tiende el brazo y con una risa entrelazo el mío con el suyo. Llegamos a la esquina del pasillo y nada más girar, vemos a Gabriel que frena de golpe frente a nosotros.

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Where stories live. Discover now