— Quiero que me enseñes a colocarme las vendas yo sola —le digo a Velkam.

— Claro, lo harás más adelante, de momento tengo órdenes de que no te lesiones.

Le sonrío y asiento. Sé que esas órdenes son de Kaleb. Es quizá demasiado sobre protector, a veces, pero, me gusta sentir que está ahí. Protegiendo mis pasos en la sombra.

— Haré lo que pueda, pero, no prometo nada.

— ¡¡Bianca!! —Velkam corta así mi ánimo de seguir ofreciendo bromas. Pero le veo sonreír.

Me subo al ring. Hoy es la primera vez que me tendré que enfrentar a un oponente real y estoy algo nerviosa. Observo la sonrisa oscura y divertida de Caín. La verdad es que ahora mismo el nombre le viene que ni al pelo.

Caín se aproxima y golpea sus puños con los míos. Me guiña un ojo y acto seguido le veo moverse con rapidez. Pero, no tengo tiempo de pensar en qué está planeando cuando ya estoy tirada en el suelo, con el pómulo ardiendo, es como si lo tuviese en carne viva, los oídos me pitan y siento que la cabeza me da vueltas.

— ¿En serio vas a durar tan poco en pie? Había oído que las rusas tienen más aguante.

Me incorporo como puedo colocando los codos en el suelo y empujando con ellos. Veo la cara de Caín, algo borrosa, con una sonrisa de oreja a oreja. Me voy irguiendo hasta colocarme sentada. Me toco el pómulo con los dedos y noto la sangre que brota de una especie de brecha.

— ¡Joder! —sollozo.

— ¿He estropeado tu preciosa carita de porcelana china? —el tono de sorna de Caín, me hace coger fuerzas.

Me levanto del suelo, pero la cabeza parece ir en otra dirección y estoy a punto de volver a caer, un brazo me sostiene y evita que lo haga. Miro hacia quien me sostiene y es el propio Caín.

— ¡Vamos preciosa! Demuéstrame lo gilipollas que soy —me guiña otro ojo y me suelta.

— ¡Bianca! Relaja los malditos brazos, no te ha hecho nada, eso es un rasguño —miro hacia la voz de Velkam que se ríe mientras me habla. ¡Será imbécil!

Hago lo que me dice, suelto los brazos y comienzo a dar pasitos pequeños en círculo mientras mi cuerpo parece llenarse de energía. Apenas siento ya el dolor en el pómulo. Caín se aproxima de nuevo y golpea de nuevo los puños con los míos.

Antes de que pueda hacer nada mi cuerpo se mueve involuntariamente hacia atrás. No voy a consentir que me golpee de nuevo. Caín parece querer aproximarse, pero, yo me muevo para evitar su acercamiento.

— ¡Joder Bianca! —la voz de Velkam me llega clara— No huyas del combate, venga hazlo como te he enseñado estos días. Defiende, para los putos golpes.

Asiento y miro a los ojos de Caín que sigue con esa sonrisa socarrona en la cara. Me aproximo a él y suelto un derechazo, pero Caín se aparta, acabo tropezando y cayendo al suelo.

— ¡Mierda! —gruño.

— ¡Venga florecilla! —Caín me ofrece su mano para levantarme pero la obvio y me levanto sola.

— ¡No me llames así! —le digo con rabia y suelto otro gancho con la izquierda.

Esta vez le golpeo en uno de los brazos, pero obviamente es como si no le hubiese hecho nada.

Otro y otro y otro, cada vez doy más ganchos, derecha, izquierda y otra vez derecha. Pero nada, Caín parece pasárselo en grande conmigo, y yo cada vez estoy más enfadada.

Con el estúpido saco no parecía tan malditamente complicado.

Cuando me harto, decido cortar por lo sano y aprovecho una de las veces que Caín comenta la jugada con sus compañeros y cojo carrerilla. Llego hasta él a toda velocidad y le abrazo por la cintura.

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Where stories live. Discover now