Levanto la mirada buscando sus ojos. Le noto tenso y a la vez, percibo preocupación en su mirada. Observo cómo mueve sus brazos sin saber bien qué hacer.

— Gabriel —Kaleb sale tras de mí y se queda sorprendido al verle.

— Kaleb, esto... —Gabriel se recoloca el traje, parece... nervioso— yo venía para hablar contigo de... algo —le veo repasarme de arriba a abajo— ¿Tendrías un momento para mí?

— Ahora me pillas mal, pero déjame que lleve a Bianca con Sila, que tienen algo de lo que hablar —Kaleb se gira y me guiña un ojo— y luego hablamos. Pero... acompáñanos y ganamos tiempo.

— Yo... —Gabriel se rasca con nerviosismo.

— Venga, no me hagas perder más tiempo —suelta Kaleb con voz de mando.

Ambos hombres se encaminan hacia el despacho de Sila mientras les sigo cabizbaja. Ellos parecen hablar como si yo no estuviese. Aunque la tensión en la postura de Gabriel le delata.

Cuando la puerta del despacho se abre y Sila nos ve a los tres, sonríe.

— Lo más preciado de mi casa, junto —me mira y me guiña el ojo, si ella supiera lo que pasó en la isla entre Gabriel y yo, no creo que me tuviese en tanta estima. Pero, ahora debo ser inteligente, y pensar en mí. Y Sila es mi puente para intentar tener una buena vida y recuperar a mi familia.

— Sila —es Kaleb quien comienza a hablar—, Bianca quiere hablar contigo. Mientras os dejamos solas, iré con Gabriel a solucionar un tema de seguridad.

— Claro —la veo besar en la mejilla a Kaleb y sonreír a Gabriel que baja la mirada al suelo—, claro, iros sin problema —hace aspavientos con las manos, hoy parece animada—. Estaremos aquí cuando volváis.

Los dos hombres salen del despacho sin decir nada más y me quedo sola frente a una Sila que diría, parece ser incluso feliz.

— Bueno, preciosa, tú me dirás.

— Bueno... yo —Sila me sirve una copa que en otro momento rechazaría, pero la necesito, apenas me mojo los labios y toso. El licor me arde en la garganta—. Yo había pensado que quizá podría aprender a defenderme.

Sila levanta una ceja y me mira fijamente.

— Continua —me dice.

— Si, esto... quiero aprender a luchar, defenderme y disparar.

— ¿Estás segura? Gabriel me ha contado que te estuvo enseñando a disparar en la isla.

Mis mejillas deben estar sonrojadas, pues noto el calor subir. ¿Qué más le habrá contado?

— Sí. Necesito ser capaz de defenderme si me encuentro de cara con alguien que quiera hacerme algo. No quiero esconderme el resto de mi vida y mucho menos quiero que pongas en peligro tu casa o a tu gente por mí.

— ¡Oh! No esperaba menos de ti. El otro día Gabriel me decía que...

— Siento cortarte Sila —la corto y veo cómo me frunce el ceño—, pero, había pensado en que me enseñase Kaleb.

Sus extraños y claros ojos, se hunden en los míos intentando descubrir algo. Algo que yo no quiero que encuentre o será en las manos de esta fría mujer en los que ahogaré mis últimos suspiros.

— Vale, voy a ser directa contigo —le asiento—, necesito saber algo. ¿Te pasa algo con Gabriel? —intento pensar qué responder a esto— Él me había dicho que en la isla estuvisteis bien, que vuestra relación era buena y ahora ¿no quieres que sea él quien te enseñe?

— Bueno, creo que Gabriel tiene mucho trabajo —intento parecer lo más sincera posible, aunque le esté colando una mentira—, ya lo dejó de lado por protegerme una vez... Kaleb suele entrenar a otros chicos de seguridad, apenas le supondrá un problema tener uno más en sus filas.

Blood White I (La historia de Bianca) #PGP2023Where stories live. Discover now