1. Still into you

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Baji Keisuke no es bueno guardando información sobre temas que le parecen aburridos. Se harta muy rápido y prefiere que su cabeza absorba datos que intuye le van a servir en serio. Eso claro, lo mete en muchos problemas más adelante. Alguien no puede simplemente preguntarle por nombres de gases nobles o el método de Ruffini sin que se gane un golpe en la cara por molestarlo en pensar cosas innecesarias. Es mejor preguntarle sobre algo que le emocione, como cuáles son los materiales más inflamables, en qué año se inventó la pólvora, la biografía completa no autorizada de Natori Yuko, cuál es el nombre en latín de su animal favorito. O mejor aún, cuándo fue el momento exacto en que se enamoró de Matsuno Chifuyu.

No fue un día característico ni nada de eso, no había alguna celebración de por medio ni se produjo algún suceso extraño. Simplemente la tarde de un martes en julio del 2006 donde iban juntos a casa y estaba atardeciendo, y vio a Chifuyu sonreír. La realización de sus sentimientos llegó como un latigazo, que no detuvo su andar o algo parecido. Solo fue un golpe directo al corazón y al alma que no llegó a curarse ni por más que lo intentó varias veces.

Ha pasado casi un año desde entonces. Es estudiante de preparatoria de manera milagrosa y sigue guardando datos inútiles pero geniales dentro de su cabeza. Y al mismo tiempo, se encuentra agonizando de amor por Chifuyu, como ahora.

—En fin, creo que es un tema raro, pero no deja de ser divertido. ¿No te parece, Baji-san?

A nivel espiritual, saborea cada palabra salida de esa dulce (al menos imagina que así es) boca y que suena a través de esa melodiosa (¿En serio? ¿Melodiosa? ¿Era estúpido?) voz.

A nivel físico, arquea una ceja y ladea la cabeza.

—Supongo que lo es. Si tú lo dices.

—Aaah, no suenas convencido, pero lo tomaré —Chifuyu acepta sus palabras antes de reír un poco.

Baji no tiene memoria fotográfica, sería fantástico que así fuera, pero no. Aun así, se esfuerza por grabar cada detalle de la expresión de Chifuyu que dura como cinco segundos mientras ríe mínimamente, antes de enfocarse en leer el manga entre sus manos.

De repente, un temporizador empieza a correr en su mente, poco a poco acercándose a cero.

—Bueno, tengo que irme —le dice mientras se pone de pie y busca su chaqueta.

—¿Tan pronto? ¿Tienes que ir a ayudar a Mikey-kun con esa cosa de la que no puedes hablar? —Chifuyu pregunta, sin moverse de su cómodo lugar en el suelo, un montón de mangas esparcidos alrededor de él.

Baji recoge los restos de basura de las golosinas que comieron y las echa en el basurero de la habitación.

—Digamos que sí —le responde, sin mirarlo—. Solo me tengo que ir.

—Está bien. ¿Necesitas que mañana te despierte o...?

El reloj sigue corriendo, pero Baji encuentra fuerzas y control de alguna parte del cosmos para despedirse adecuadamente.

—Está bien, espérame mañana donde siempre.

—Claro.

Un último gesto con la cabeza y eso es todo. Se despide de la misma forma de la señora Matsuno también, incluso con Peke J, el cual está descansando en la entrada y lo observa ponerse las botas antes de salir. No tiene tiempo que perder.

Prácticamente corre hasta el estacionamiento, pero inserta la llave en Goki con tranquilidad, antes de arrancar y salir hacia su destino. El recorrido es conocido, tranquilo, no se topa con mucho tráfico o cualquier obstáculo, lo cual solo facilita que llegue antes cuando todo el camino mantuvo la mente en blanco. Estaciona la moto en el sitio de siempre, y cruza el portón de la vieja residencia como si fuera suya.

everything, anywhere and always [BajiFuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora