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Los dos amiguitos reposaban derrotados en el sofá de la sala. Hacer competencia por quién se comía la lasaña primero había sido una mala idea, sobre todo cuando al terminar de comer, tomaron su vaso de jugo de un solo sorbo.

ㅡJun, creo que explotaré ㅡdijo apenas el menor, su voz notándose un poco ahogada.

ㅡEstamos igual, Gyunie.

Se quedaron echados ahí un par de minutos más, hasta que algo en ellos se activó cuando la madre de uno de los pequeños preguntó desde el comedor "¿Vamos por un helado?". Los dos rápidamente se levantaron del cómodo sofá, llegando en un segundo al lado de sus respectivas madres.

ㅡ¿Dijiste helado?

ㅡ¿Y nos podemos quedar en el parque jugando? ¡Porfis! ㅡsuplicó Beomgyu con sus dos manitas juntas y sus ojitos de perro mojado.

Ambas madres se miraron entre sí y soltaron una risa divertida. Cuando asintieron con sus cabezas, los niños celebraron con emoción, abrazándose entre los dos como si hubieran ganado la final de algún partido.

Estaban impacientes por ir, por lo que la madre de Yeonjun le dijo a la otra que se fuera adelantando mientras ella se quedaba a ordenar un poco los trastes sucios del almuerzo. La castaña asintió y salió de la casa de la mano de Beomgyu, quien a su vez sujetaba la de Yeonjun. Este último tenía una pequeña sonrisa tímida, pero se sentía muy feliz por ese pequeño contacto.

En un par de minutos ya estaban en el parque. Los pequeños comenzaron a tironear un poco para acercarse a donde estaban los demás niños jugando.

ㅡIremos por el helado primero, ¿está bien? Después podrán ir a jugar ㅡdijo la mayor.

Yeonjun y Beomgyu asintieron de forma obediente. Llegaron a la heladería y no necesitaron ver los sabores, pues no cambiarían su sabor favorito por otro; menta chip para el pelinegro, y dulce de leche para el castaño claro.

La madre de Beomgyu le pasó el dinero a Yeonjun, quien había insistido en que podía pedir los helados él solito. Por lo que de manera confiada se acercó a la cajera, aunque se tuvo que poner un poco de puntitas para que la chica pudiera ver al menos sus ojitos. Estiró su brazo hacia arriba y dejó en el mostrador de madera los billetes perfectamente estirados.

ㅡDos helados simples, por favor. Uno de menta chip y otro de dulce de leche... Por favor ㅡdijo de forma bajita al percatarse que estaba repitiendo de nuevo la misma palabra.

La cajera sonrió enternecida y tomó el dinero, entregándole unas cuántas monedas de cambio. Se lavó las manos y comenzó a servir los helados, dándoles un poco más de lo normal por derretir su corazón de abuelita. Entregó ambos conos a Yeonjun y se despidió de él con una sonrisa, recibiendo una de vuelta y un entusiasmado "¡Muchísimas gracias señorita!".

Yeonjun caballerosamente le entregó el helado correspondiente a Beomgyu, quien lo recibió con un pequeño rubor en sus mejillas. En realidad al pelinegro le daba una vergüenza horrible hacer las compras, pero él realmente quería sorprender a su Beomgyunie.

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Después de una larga tarde de juegos en el parque, por fin iban de vuelta a la casa del menor, y Yeonjun no podía estar más feliz y relajado con eso. Pues ese niñito, Taehyun como se había presentado, lo tenía con los nervios de punta. El "extraño" no se había despegado de Beomgyu en toda la tarde, siguiéndolo de aquí para allá y hablándole sin parar, sin dejar que Yeonjun tuviera un tiempo a solas con el castañito claro en la caja de arena, el cual sabía que era el juego favorito de Beomgyu.

Dios, ¡qué mal le había caído ese niño!

En su pequeña cabecita seguía rabiando y pensando en cómo ese chiquillo había osado de tomar la manita de Gyunie en varias ocasiones, hasta que este mismo llegó a su lado queriendo alcanzarlo.

ㅡVas muy rápido, Junie; tu mami dice que vayas más despacio.

ㅡOh, lo siento.

El castaño le regaló una tierna sonrisa, y con un pequeño sonrojo tomó la mano de su compañero.

ㅡNo quiero que te vuelvas a arrancar de mi lado.

Yeonjun sonrió y asintió, orgulloso de que su manita estuviera eliminando todos los gérmenes que ese tal Taehyun había dejado en Beomgyu. Afianzó su agarre en la del contrario, y siguieron su camino a la par.

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Ya era la hora de la despedida y Yeonjun se sentía realmente triste, pues no quería que el tiempo con Beomgyu llegara a su fin. Con pesar se despidió de la mujer castaña, para después llegar hasta donde el mayor.

ㅡLa pasé muy bien hoy ㅡle dijo el castañito cuando el pelinegro alzó la mirada hacia élㅡ. Contigo siempre me divierto mucho.

Esas palabras calentaron el corazoncito de Yeonjun y a sus mejillas también. Juntó sus propias manos detrás de su espalda y sus dedos comenzaron a jugar entre sí, avergonzado.

ㅡYo también soy muy feliz contigo, Beomgyunie.

El mencionado sonrió, y de su bolsillo sacó una hojita de papel que venía guardando desde hace un tiempo, y que ese día había decidido hacer la entrega de tan preciado tesoro.

ㅡEsto es para ti, Junie ㅡhizo el amago de pasarle el papel a su mayor, pero lo alejó hacia su pecho antes de que este lo tomara. Levantó el dedo índice de su mano libre frente a Yeonjunㅡ. Pero tienes que abrirla cuando ya estés en tu habitación, me da vergüenza que lo veas ahora frente a mí.

Finalmente Beomgyu hizo entrega del papelito pulcramente doblado. Yeonjun lo recibió con adoración y una sonrisa imborrable. El menor de ambos se giró un poquito, asegurándose de que sus madres estuvieran en el patio delantero teniendo una última conversación antes de partir. Entonces Yeonjun sintió que su cabeza daba vueltas y juró que detrás de él explotaban fuegos artificiales cuando Beomgyu dejó un beso en sus labios, esta vez durando diez pequeños segundos, cinco segunditos más que su beso anterior.

El menor se separó de su amigo, avergonzado de lo que había hecho, pero a la vez orgulloso de haber logrado lo que quería hacer desde que había llegado a esa casa. Se despidió con un pequeño "Adiós, Yeonjunie", y corrió hacia su madre, que al ver a su pequeño salir de la casa se despidió de la pelinegra, quedando en que se pondrían de acuerdo para volver a juntarse, esta vez en la casa contraria.

Mientras, Yeonjun seguía parado frente a la puerta principal, todavía sintiendo lo suavecitos que eran los labios del menor. Bajó su mirada hacia la hojita, su curiosidad despertando y sus deditos cosquilleando por desdoblar el papel. Subió rápidamente a su habitación y se sentó en la sillita en la que anteriormente había estado Beomgyu. Comenzó a abrir el papel, encontrándose con un tierno dibujo; estaba el castañito y él agarrados de la mano, un gran corazón rojo en el centro de ellos y sus nombres escritos con la letra un poco temblorosa: Yeojun y Bomgyu.

Con una boba sonrisa, decidió cortar un pedacito de cinta adhesiva y pegar el tierno dibujo en la pared que estaba al lado de su cama, para poder verlo cada vez que se levantara en las mañanas.

ㅡAh, Beomgyunie ㅡsuspiróㅡ. Me traes loco loquito.

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Mucho amor~

The Prince And The Dwarf ✦ YeonGyu OSWhere stories live. Discover now