¿Qué deseas?

Capítulo 1

16 de agosto de 1971

Hidden, una de las tantas gatas negras de la bruja, ha regresado de la ciudad con malas noticias: la magia ha sido prohibida. El rey ordenó una cacería de brujas y los cazadores ya están por todo el reino.

Al recibir la noticia, el pecho de Emmeline se oprime y el miedo la invade. Ya ha pasado por esto antes. Cuando era pequeña, el antiguo rey estaba en contra de la magia y había asesinado a una cantidad incontable de brujas, incluida la madre de Emms. Pero al cambiar el reinado, la magia fue permitida y las brujas pudieron vivir libremente entre los habitantes del lugar.

Desde tiempos remotos, la brujería ha sido rechazada por las autoridades religiosas ya que la consideran una conspiración diabólica en contra de la Iglesia, capaz de interceder por el mal y destruir a los seres humanos. Hace años que intentan conseguir el apoyo del rey para acabar con las brujas y sus poderes "demoniacos", pero no lo consiguieron sino hasta hoy.

Luego de la muerte de su esposa, la cual no pudo ser salvada siquiera por la magia de las diez brujas más poderosas del reino, el rey Eric dio la orden de ejecutar a todas aquellas personas que practican brujería. Alegando que éstas atentan contra la paz y el bienestar de los habitantes y asegurando que son enviadas por el diablo para destruir el reino.

La primera ejecución se realizará al anochecer. Los cazadores de brujas ya han logrado capturar a varias, estas fueron llevadas a un calabozo para luego ser trasladadas a la hoguera.

La bruja se arrodilla en el suelo y se inclina para mirar debajo del mueble de pociones donde se ha escondido Hidden. Suelta un suspiro y le acaricia la cabeza, a Hidden no le gusta que la vean. Esa gata pasa la mayor parte del tiempo escondida evitando ser vista por los demás.

Tengo que intervenir. Piensa la bruja mientras acaricia a Hidden. No puedo permitir que mis hermanas brujas sean quemadas en la hoguera. No otra vez.

Emmeline, la bruja de los deseos, se sobresalta cuando otro de sus gatos se abalanza sobre ella con temor, aferrándose con sus garras a la camisa de su dueña. Se trata de Fire, un gato negro de ojos rojos. La bruja lo toma con cuidado y lo abraza apretujándolo contra su pecho y acariciándole el lomo.

—Sshhtt —susurra —, todo está bien. No sucederá de nuevo. No lo permitiré.

Minutos después Emmeline envía un mensaje mágico a todas las brujas, el cual aparecerá en cada bola de cristal, pidiendo un reporte con el fin de averiguar cuántas de ellas han sido capturadas y cuántas otras aún no fueron encontradas.

En tanto espera una respuesta, toma asiento en su alfombra circular ubicada en medio de la cabaña. Su pecho se oprime y se le forma un nudo en la garganta, su respiración se acelera al igual que los latidos de su corazón. En el bosque y en la cabaña se oye un único sonido: gatos maullando. Es un sonido escalofriante y parece que estuviesen llorando desconsoladamente, Hidden y Fire se aferran a la bruja con temor y rasguñan sus brazos y piernas. Ambos gatos se muestran totalmente afligidos y temerosos mientras la bruja no suelta ni una sola lágrima. Es como si los gatos sufrieran y lloraran por ella.

Se escucha un fuerte ruido proveniente de fuera de la cabaña. Los gatos enmudecen de golpe y Hidden corre a esconderse. La bruja clava sus ojos en la puerta de entrada.

Emmeline Relish. Susurra el viento. Han venido por ti.

El bosque conoce a la bruja, sabe su nombre y la venera. Incluso suele ser su mensajero.

La bruja de los deseos se levanta con lentitud y abandona la cabaña.

A varios metros del escondite de la bruja hay un cazador que se abre paso entre las plantas cortándolas con un machete, pero cuando corta una ésta vuelve a crecer de inmediato. Magia, piensa el cazador. Y está en lo cierto. En cuanto la bruja recibió la noticia sobre la cacería encantó el bosque con trampas y obstáculos que impidieran el paso de los cazadores para poder mantenerse a salvo.

Oscurece de golpe. El cazador se sorprende al levantar la vista al cielo y ver que ha anochecido de repente, instantes atrás era mediodía pero ahora es una fría y oscura noche. Su sorpresa y temor aumentan en cuanto se desata una gran tormenta, con rayos y truenos incluidos; intenta retroceder pero se ve rodeado de plantas que le imposibilitan moverse. Enredaderas crecen desde la planta de los pies del cazador y van subiendo por su cuerpo, aferrándose a él y apretándolo con fuerza para dejarlo inmóvil.

Una gran cantidad de gatos negros llegan corriendo y forman un círculo rodeando al cazador, se sientan sobre sus patas y lo observan con sus grandes ojos. Luego retoman su maullido.

Emmeline Relish. Se comienzan a oír voces. Los truenos alaban tu nombre y lo escriben en el cielo. Las estrellas te veneran y el mundo clama a ti.

El cazador se retuerce en vano intentando soltarse de las enredaderas que lo apresan. El machete resbala de su mano y cae a la tierra donde es succionado por la misma.

El bosque conoce a la bruja. El bosque sirve a la bruja.

Bendecido sea tu corazón de bruja, Emmeline Relish. Dicen las voces.

Y entonces la bruja hace acto de presencia. Los ojos del cazador se posan en ella, de pie a unos metros de él. Su cabello blanco se encuentra suelto descansando sobre sus hombros, la piel de la bruja parece brillar bajo la luz de la luna. Su cuerpo es abrazado por una camisa de seda negra y una falda tableada violeta con estrellas y lunas doradas, de sus hombros cuelga una capa negra que le llega por debajo del busto. Y cómo no, un sombrero de bruja. Porque una bruja no es bruja sin su sombrero.

Emmeline esboza una sonrisa divertida.

—Oh, cazador ¿En qué he de ayudarte? ¿Qué es lo que tú deseas, cazador? — exclama con fingida amabilidad.

El cazador aprieta la mandíbula con furia. —¿Me concederás un deseo, bruja?

—Oh, por supuesto. No por nada me llaman La bruja de los deseos.

—Deseo que le hagas compañía a tus hermanas en la hoguera. —declara con convicción.

La bruja asiente con la cabeza. —Así será, cazador. Tu deseo se cumplirá.