Madre

17 2 0
                                    

Eran las 7:35 a.m. del primer viernes del mes, estaba hablando por teléfono con mi mamá, desde mis 11 años que no la veo, pero ella dice que es lo mejor. Hablamos todos los días en la mañana.

Cinco minutos después estoy saliendo de la casa a mi trabajo, hoy mi esposa llevó a nuestro hijo a la escuela así que pude salir de casa algo tarde.

Al llegar al trabajo hago mi rutina antes de sentarme a trabajar, empiezo a teclear en la computadora con un suspiro mirando la enorme dona cubierta de chocolate y grageas a mi lado, pero tengo prohibido comer mientras tecleo, primero tengo que entregar este informe antes de que el jefe se enoje.

Al terminarlo lo mando a la impresora, saco el documento y lo llevo al mensajero para que se lo entregue a mi jefe mientras yo voy a cafetería a comer, por fin puedo disfrutar de esta exquisitez. Cuando voy a empezar a comer recibo una llamada de un número desconocido, algo desorientado contesto rezando porque no le haya pasado nada a mi esposa y a mi pequeño.

-Hola??? - puedo escuchar apenas contesto - es usted Pedrito??? El hijo de la señora Dolores???

-Asi es, le ha pasado algo a mi madre??? - alcanzo a decir con un hilo de voz temiendo lo peor, mi mamá es una señora muy mayor que por terca nunca quiso venir a vivir conmigo, aunque mi esposa y yo le insistimos nunca quiso dejar la casita a la orilla del mar.

-Lamento informarle que su madre falleció - dice de sopeton. Me quedo en silencio mirando un punto fijo, no sé qué hacer o decir, que se supone que le diga??? Gracias por informarme??? - aún está ahí???

-S-si... L-lo siento... Dónde tienen el cuerpo??? - sé que le gustaría estar enterada al lado de papá, y me encargaré que se cumpla ese deseo aunque tenga que ir personalmente.

-Aun está en la morgue, le dió un infarto al corazón y un edema pulmonar, aunque no sabemos que lo ocasionó.

-Saben si estaba con alguien en ese momento??? - no puede ser que alguien le quiera hacer daño, nunca mencionó enemigos.

-No, estaba encerrada en casa y con sus pocas fuerzas pudo gritar. Era una mujer muy querida en la isla así que todos fuimos a rescatarla, pero ya era tarde.

Trago en seco al escuchar eso.

-Tengo que hablar con mi jefe para poder decirle cuando iré a la isla - digo y escucho un carraspeo del otro lado.

-Pedrito... No es por contradecir te pero sabes que a tu mamá no le gustaba que vinieras, la vamos a enterrar al lado de tu papá como ella quería pero sería mejor que no vengas.

-Lo lamento señor, pero no voy a perderme el funeral de mi mamá, ya me perdí el de mi papá y aún no me lo perdono. Así que está vez me tendrán allá - digo para colgar la llamada.

Le mando un mensaje a mi esposa, guardo la dona para llevar y me levanto a la oficina de mi jefe, necesito al menos una semana, ya es momento de tener vacaciones luego de 3 años.

La maldición de la abuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora