Y entonces, ambos alfas se olvidaron de él. Que comenzó a dejar sus cosas.

Los escuchaba hablar, siempre atento.

Le sorprendió que el alfa no se fuera, por una lado, estaba bien, pero por otro. No sabía cuál era su humor aquella mañana, con Kyle siempre lo ocultaba.

Cuando pensaba que iba a irse, sintió una leve sensación de vacío, no tenía que volver a hacerlo, de hecho no tendría porque haberlo hecho en primera instancia.

Pero las feromonas eran algo que podía llegar a ser adictivo.

—¿Quieres mis feromonas? —Aquella pregunta no la esperó, el día anterior no lo preguntó, de hecho, nunca lo preguntó. Le envolvió en ellas directamente.— Puedes decir que no.

Oker se mordió el labio, debería rechazarlas, es lo que un omega debería hacer con alguien que no fuera su pareja.

Pero le picaba la piel por ellas.

Le miró, ¿qué pensaba ese alfa en realidad? Oker era incapaz de leerle.

Asintió y ya lo tenía encima, emitió un suave murmullo de bienestar.

Era abrazado por esas feromonas, era tan bueno, tan cálido. ¿Cómo un alfa que le hacía andar con pies de plomo podía poseer ese tipo de feromonas?

Notó su cuello, firme, tan firme. El olor allí era profundo, intenso, notó la piel en su nariz, y no pudo evitar acariciarla con ella.

Pero de nuevo se apartó, como si ese momento tan íntimo no hubiera ocurrido.

Oker parpadeó saliendo del trance, eran tan fuertes, tan potentes, que achacaría sus palabras al colocón de feromonas.

—Gracias, alfa.

Ivory odiaba ese término, no era solo porque le había dicho que no le llamara así, sino por su expresión, su gesto se torcía, como si le hubiera insultado.

Por lo que no esperó su contestación.

—Te un buen día, omega.

Lo vio irse, despedirse de Kyle y cruzar la puerta del apartamento.

Nunca lo había llamado así, del modo correcto, no había usado esa fórmula con él. No lo había reconocido, y ¿ahora lo hacía?

El corazón de Oker golpeaba con fuerza contra su pecho, no debía, no debía darle importancia. No era eso, no podía ser eso.

Pero fue incapaz de dejar de pensar en cómo sonaba omega en sus labios, no pudo dejar de pensar en Ivory, y en como se estaba convirtiendo en su alfa.

Lo fuera o no.

¿Él podría ser su omega?

El día pasó, acompañó a Kyle y lo vigiló entrando desde la distancia, del mismo modo en que lo esperó hasta que el resto se había ido.

Pero esta vez Buddy no le dejó irse tan fácilmente.

—Esta tarde tenemos una reunión, ¿te gustaría venir conmigo? —le preguntó.

Hablaba de la asociación de la que le había comentado el primer día.

—Yo...

—Es un lugar seguro, te lo prometo —le aseguró el omega—, podéis venir los dos.

Kyle estaba agarrado de la mano de Oker tranquilo.

—Habrá más omegas, algunos llevarán a sus hijos.

Oker lo pensó, ¿más omegas con niños? Comenzó a ponerse nervioso.

—¿Es por tu alfa? —en su voz sonaba tan mal esa palabra que Oker tuvo que negar rápidamente.

—No, él no es mi alfa. —Era la primera vez que lo decía en voz alta, y aunque fuera la realidad, se sentía muy mal decirlo.

Los ojos de Buddy se abrieron sorprendidos, mirando a Kyle.

Oker negó.

—No es suyo.

—Entonces, con razón de más debes venir —le sonrió—, tenemos asesoramiento, programas de ayuda, y conocerás gente que no te juzgará. A ninguno.

Oker se lo pensó, si era cierto que había más como él, quizás pudiera conocerlos.

—¿Puedo llevar a un amigo? Un amigo omega —se apresuró a señalar.

—Claro —sonrió Buddy, y después le pasó la dirección.

Oker volvió a la casa del alfa, y por primera vez, usó su teléfono. Sabía que no debía, pero él no tenía teléfono móvil y la reunión era esa tarde.

Después de varios tonos, habló.

—¿Hola, Milo? —preguntó.

—Sí, soy yo —su voz sonaba muy apagada— ¿Oker?

—Perdona que te moleste.

—No eres molestia, ¿estás bien?

—Sí, sí, solo te llamaba por si querrías venir conmigo a una asociación de omegas —Oker se sentía raro— . Hay omegas como yo, y de otro tipo, yo, bueno, a lo mejor no puedes.

El silencio en la línea se extendió, Oker se arrepintió de haberle llamado.

—Sí, claro, ¿a qué hora? Me encantaría ir contigo —contestó Milo finalmente.

Oker sonrió, quizás las cosas no tuvieran que se tan malas para ninguno de los dos.

Oker sonrió, quizás las cosas no tuvieran que se tan malas para ninguno de los dos

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¡¡¡Qué le ha dicho alfa y el otro le ha contestado omegaaaaa!!!

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Fangirleo con estos dos, no me dejéis sola 🤣🤣🤣

Para acabar febrero no está mal, no todo van a ser miserias.

Pasad una buena semana, nos vemos en marzo 🤭🤭🤭

Besos

Sara

OmegaWhere stories live. Discover now