Si fuésemos de cera.

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— Oye, ¿Cómo crees que sería todo si fuéramos de cera?

— Pues... Si fuésemos de cera, no tener una llama de pasión latente en nuestro interior sería nuestra única salvación de convertirnos en una laguna espesa sin tacto alguno, o alguna belleza.

Si fuésemos de cera, mantenernos congelados en el tiempo, estancados e inmóviles en nuestras sillas, sería lo más sensato para no derretimos con la agitación del día a día,  para no partimos al caer por tropezar nuestros duros cuerpos con el piso movedizo.

La ropa no se lavaría sino que con un pañuelo el polvo te quitarías. La alacena estaría vacía pues no  comerías por falta de apetito ya que tus órganos, con el fluir de la sangre se derretirían, dejando a tu piel de cera como la muralla firme que evite el declive de tu ser. Entonces serías una estatua con miedo a caer.

La deformidad física sería algo natural, pues no puedes controlar el clima, ni nada más.

Las casas con mucho dolor y sacrificio se construirían, y los obreros al terminar su labor en sus tumbas caerían...  ¿¡Quién dijo tumbas!? En el piso se regarían, mientras todos a su alrededor su pasada existencia agradecerían.

Con sólo salir a tres pasos de tu casa serías considerado el más valiente, pese al temor constante del cerahumano  que sólo lo dejaría vivir limitadamente.

La electricidad  y la playa  serían las torturas más maléficas. El techo y las rimas eternas serían nuestra eterna distracción.

«¡No presiones mucho mi cara! La puedes marcar.» eso es lo que les dirían a los amantes del tacto facial. Entonces no sería malo decirlo porque habría una razón por la cual...

Si de cera nuestras vidas fueran todos nos entenderíamos más, puesto a que el sufriendo sería mutuo, sería para todos la misma, aunque no deseada, realidad.

Todo esto pasaría y más si de cera formado estuvieras, pero como nada de esto es real te pido que ignores esta idea hueca... Mejor déjaselo a los tontos y sigue con lo que intentabas terminar, y disculpa si con esto te hice llorar. —  le dije al niño que ya estaba sollozando para después dejarlo ir con su mamá.







El árbol narrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora