-Tu relájate, no vamos a hablar hasta que vengan los demás.

-Pero no tengo nada que hablar con vosotros.

-Oh, amigo, claro que tienes.- Ahora él que hablo fue Nolan, acercándose también.

Suspiré y los deje ahí, parados, gritando solos. Gritando que querían hablar conmigo o que tenían cosas pendientes conmigo, cosa que no era verdad, pero lo hacían para fastidiar. Aunque no tardarían en seguirme y seguir molestando.

En realidad, en ese momento, no me importaba absolutamente nada de lo que ellos hicieran. Estaba tan feliz que nadie ni nada podría destruirme ese momento, o eso pensaba.


____.

-Te sigo sin creer- repitió Alex, y yo reí. Estaba ¿feliz?

-Sabia que dirías eso, por eso hice esta foto para que me creyeras y dejaras de comportarte como un crio pegando gritos y saltando en la cama, parece que estés más feliz que yo.

-¿Más que tu? Mejor no te recuerdo el numerito que has hecho hace un ratito, eh.

-Cállate.

-Bueno, quiero pruebas- dijo refiriéndose a la foto que mencione anteriormente.

Asentí y busqué mi móvil en mis bolsillos. Al encontrarlo busqué la foto y al encontrarla sonreí inconscientemente. 

-Oh, no. Esa cara la conozco. Esa cara de enamorada.

-Oh, cállate- dije. Y casi al instante sentí mi cara arder. Y supe que me había sonrojado cuando Alex río y empezó a burlarse-. No te rías, o si no no te enseño.

-Vale, vale. Ya paro, pero quiero ver.

Lentamente giré mi móvil a su dirección mientras él miraba impaciente. Pero cuando nada más darle la vuelta un segundo lo volví hacia mi, tapando la pantalla en mi pecho.

-¡____!

-Ay, es que me da vergüenza...

-Dame eso- dijo y intentó quitarme el móvil mientras yo me resistía y gritaba.

Pero, de repente, una parte de mi mano, abajo del menique, empezó a quemarme. Simplemente solté el móvil de golpe lo que provoco que Alex se cayera de la cama, y al mirarme la mano me sorprendí un poco.

Por el simple echo de no haber notado cuando paso ni cómo paso.

Me pase el dedo pulgar por encima de la herida con el propósito de quitar la sangre que se había acumulado, pero lo único que conseguí es que me quemara aún más.

Y, de repente, escuche a Alex. Me había olvidado de que el estaba.

-¿Por qué me tiras de la cama...?- dejo la frase en el aire cuando bajo la mirada a mi mano, no era muy grande y tampoco derramaba tanta sangre, pero igualmente se preocupo- ¡¿Qué te ha pasado?!- gritó mientras se volvía a sentar a mi lado y tomaba mi mano con delicadeza pero aún preocupado.

-Nada... Una pequeña herida. No tiene importancia- dije dándole escasa importancia.

-No, claro que tiene importancia. ¿Qué pasa si se te infecta y te mueres? Oh, no. Yo no puedo vivir sin ti. O, lo peor, Karl me mataría.

Reí levemente al mismo tiempo en el que le daba un ligero golpe en el brazo.

-Oh, no. Yo tampoco puedo vivir sin ti- me burle de él, copiando lo que él había hecho segundos antes.

-No te burles. Esto es serio. ¿Y si Karl me mata?

-Oye, ¿Tú estas bien? Karl es inofensivo, no mata ni a una mosca, y déjalo en paz. Luego soy yo la que meto a Karl en todo, ¿Eh?- protesté irónicamente.

-A ver, déjame ver- dijo refiriéndose a la herida-. ¿Cómo te la has hecho?

-Ni idea, bueno, deja mi mano en paz, me haces daño- me quejé soltándome de su agarre.

Nos miramos en silencio unos varios segundos antes de echarnos a reír. Y, en ese mismo instante, muchas cosas se me vinieron a la cabeza.

Tantas que me costaban ordenarlas. Respiré hondo. Y intente no darles importancia. Pero fue en vano. Y, entonces pasó lo que temía que pasará. Uno de los peores defectos que tengo es que me cuesta mucho hablar de cosas que me duelen con alguien.

Por el simple echo del miedo a que se burle o que no me entienda y me tome por rara. Hay veces en las que pensaba «Solo dilo, sin pensarlo. Luego pasará lo que tenga que pasar» Pero aún así no podía, y acababa llorando sola en mi habitación con una mano en la boca para no hacer ruido y otra en el estomago, repitiéndome una y otra vez que por qué nunca puedo hacer nada, que soy un puto estorbo y que no voy a ser nadie en la vida.

¿Mi problema? Mi problema es que siento que no encajo en ningún lado y que no soy ni seré especial para nadie. Ese es mi jodido problema.

-¿Por qué me elegiste a mi?- solté sin pensar. No pensé antes de decirlo, pero  una parte me sentía bien. Liberarlo.

Y, casi de inmediato, note la mirada de Alex sobre mi. Y me sentí diminuta. Mis manos empezaron a sudar y mi corazón empezó a acelerar. Y me arrepentí cuando al cabo de unos minutos él aún no había dicho nada.

Él suspiro y al no tener respuesta mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas poco a poco. Cuando creía derramar una lagrima decidí levantarme e irme al baño para que no me vea llorar por aquella tontería

Alex ya me ha soportado lo suficiente estas semanas como para que ahora me ponga a llorar por esto. Porque no me haya contestado. Me sentía tonta por empezar a llorar por eso, ¿él qué pensaría ahora de mi? ¿Qué soy débil?

Tal vez porque no tenga ninguna respuesta. Tal vez porque nunca lo ha pensado. Tal vez este conmigo por pena. Tal vez esta conmigo por obligación. Tal vez le cueste expresarlo en palabras.

Y cuando iba a levantarme me agarró del codo.

-Eh, quieta ahí, enana. ¿A dónde crees que vas? No me has dejado contestar, estaba pensando en... no sé. No soy tan poético como tú, que haces un discurso que te puede llegar al alma en menos de dos segundos. Necesito mi tiempo para pensar las cosas antes de decir algo y cagarla.

Y, aunque yo no quisiera, me robó una pequeña sonrisa. 

Me giré y lo abracé. En verdad lo necesitaba.

------------------------------------------------------------






Lindos Ojos- Karl JacobsМесто, где живут истории. Откройте их для себя