# 11

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El desayuno fue más incómodo de lo que Emiliano podía esperar. Si bien la noche anterior habían logrado dormirse abrazados, ambos sabían que a partir de la mañana, ningún acercamiento extraño estaba permitido. Y parecía que no sabían como mirarse sin segundas intenciones.

El menor se despertó con las notificaciones de su celular. Mandinha preguntándole en dónde estaba y dos llamadas perdidas de la misma. Sabía que se encontraba en problemas. ¿Quedaría muy raro decirle que con Lionel se quedaron a dormir en su departamento por... No sé, la lluvia?

Decidió responderle, con unos cuantos mensajes hilando una mentira. Le dijo que ambos jugadores habían vuelto borrachos de la cena, y que ninguno se encontraba en condiciones de manejar de vuelta a casa. Así que lo más conveniente había sido ir al departamento que Martínez tenía, ya que éste se encontraba en el centro.

─Espero que me crea ──se dijo a sí mismo, llamando sin querer la atención de Messi, quien yacía desayunando sobre la mesa.

──¿Qué cosa? ─cuestionó, aunque se veía desinteresado. Emiliano lo notó. Fue un poco deprimente.

─Ah, nada. Mandi, que me preguntó por qué no volví anoche. ─le explicó mientras se sentaba en frente con su desayuno.

Lionel no emitió palabra y el silencio ensordecedor se instaló en el ambiente. Los cubiertos golpeando contra los platos y eso era todo el ruido que podían escuchar. Pasó tan lento, y fue tan doloroso el sentir que su relación había cambiado. Probablemente para siempre.

El delantero fue el primero en levantarse, llevando su plato a la bacha. Lavó lo usado y se secó las manos, apoyándose sobre la mesada y dedicándole una mirada a Emiliano. Éste se percató en el instante, devolviéndosela.

─Mi vuelo sale como en... tres horas creo. Deberíamos partir, entre el tráfico y todo ─se rascó la nuca, claramente no contento con la situación.

Messi se había olvidado que Martínez todavía tenía que llevarlo al aeropuerto. Ahora tendrían que pasar más horas juntos de lo que tenía planeado.

Mientras tanto, Emiliano asintió, asegurándole que luego de bañarse podrían salir.

El arquero tomó su celular y se adentró en las redes, sorprendiéndose de las noticias. Tres fotos de él con Lionel en el aeropuerto. Una abrazados, la otra saliendo y una más en el auto.
Los comentarios de los usuarios no tardaron en llegar.

─Bueno, ya todos saben que andás por acá.

─¿En serio? La puta madre ─chistó con su lengua, acercándose a Emiliano para ver a lo que se refería.

Martínez se puso nervioso con la cercanía que el contrario estaba empleando, el cual apenas lo notó, se alejó rápidamente. Ambos se hicieron conscientes de la tensión que aún revoloteaba en el aire. Lionel se aclaró la garganta y apartó la mirada, no era momento de generar situaciones sugerentes.

─Anto me va a matar. ──con aquel comentario, llamó la atención del más alto en seguida.

─¿Por qué? ──cuestionó como ofendido.

─Y, esa foto. Nos estamos abrazando. ─Emiliano frunció el ceño ante las palabras ajenas.

─¿Qué tiene? Es un abrazo nomás.

──Antonela no es pelotuda. Ya se dio cuenta. Entre que me encajaste un beso en frente de todos, que me voy un día antes de Navidad para estar solo con vos y que encima me abrazás así... ──Messi hablaba en un tono preocupante. Se lo notaba nervioso, en el mal sentido.

──Ah, ¿es mi culpa?

Otra bendita pelea. Pasarían sus últimas horas discutiendo sobre lo que debía y no debía haber sido. Emiliano se estaba hartando. Lo peor era saber que todavía le quedaban unos cuantos años siendo compañero de Lionel en la selección. No veía forma de afrontar la situación.

𝗞𝗜𝗦𝗦𝗘𝗦 𝗔𝗡𝗗 𝗥𝗘𝗚𝗥𝗘𝗧𝗦 messi, dibuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora