EL rugido del león

Capítulo 8

Dobby dejó a los cuatro adolescentes cansados ​​y heridos para ir a buscar pociones curativas y vendajes tan rápido como sus diminutas piernas se lo permitieran. Daphne acomodó a un muy atontado Neville en una silla y le limpió la sangre de la nuca. Neville había sido golpeado hacia atrás contra un mostrador en la cocina, su cabeza golpeó una esquina y lo dejó helado mientras le abría la cabeza. Hermione se dio la vuelta, preparándose para ir a ver a Harry cuando Neville vomitó de repente.

"Maldita sea." Ella susurró. "Neville, debes tratar de mantenerte despierto. Podrías tener una conmoción cerebral. ¿Me escuchas?"

"Sí." Neville gimió. "Estoy bien. ¿Estás bien? ¿Estás herido?"

Unos cuantos rasguños. Hermione se encogió de hombros, examinando los ojos de su novio como si pudiera obtener algún tipo de pista de cuán graves eran sus heridas. "Tal vez un moretón o dos. Solo descansa aquí un minuto. Dobby está trayendo pociones. No te muevas y no te vayas a dormir".

Hermione se levantó de su posición arrodillada y arremetió contra Daphne, que estaba atendiendo a Harry. Agarró a la chica de cabello oscuro, la hizo girar con fuerza y ​​la golpeó con fuerza en la cara con un crujido fuerte y resonante. Tanto los ojos de Neville como los de Harry se dispararon ante el sonido, pero ninguno de los dos hizo ningún movimiento.

"¿Qué demonios estabas pensando?" gritó Hermione.

"¡Apártate!" espetó Daphne. "No hay nada que puedas decirme que me haga sentir peor de lo que ya me siento. Lo arruiné mucho, ¿de acuerdo? Lo sé". Daphne se volvió para seguir atendiendo a Harry, pero Hermione le impidió moverse.

"Sí, te equivocaste y casi logras que maten a Harry. Casi logras que nos maten a todos. Ni siquiera se detuvo a pensar las cosas. Simplemente corrió detrás de ti como siempre lo hace, todo porque tú ibas a..."

"¡Lo entiendo, Hermione!" espetó Daphne, empujando a la chica un poco más baja lejos de ella. "Dejé que mis emociones sacaran lo mejor de mí, y aunque sabía que estaba siendo estúpido, parecía que no podía dejarlo pasar. Sabía que Harry tenía razón. Sabía que era una trampa, pero mi orgullo y mis celos me ganó y pensé que podía entrar en mi propia casa y ver a mis padres sin que me atraparan. ¿De acuerdo? No hice un plan, ni siquiera pensé en hacer un plan. Entré como uno de ustedes, idiota. Gryffindors".

"Sabía que te estábamos contagiando". Neville rió levemente desde su asiento. Dobby entró corriendo en la habitación con botellas tintineando y un largo rastro de gasa detrás de él. Inmediatamente le entregó un gran frasco azul a Neville, quien lo descorchó y lo olió, con el rostro arrugado de asco. Dobby sonrió débilmente antes de comenzar a enrollar la gasa una vez más.

"Gracias, Dobby". dijo Hermione, el veneno goteando de su voz mientras continuaba mirando a la novia de Harry.

"Hermione, todos la cagamos hoy". dijo Harry, tratando de ponerse de pie y pasar entre las dos chicas furiosas. "Ninguno de nosotros debería haber ido. Pero le prometí a Daphne que veríamos a su familia. Debí esforzarme más para cumplir esa promesa".

"No necesito que me defiendas, Harry. Puedo admitir cuando me equivoqué". Daphne dijo acaloradamente, pero Harry colocó una mano sobre su hombro, todavía sosteniendo su costado donde LeStrange lo había apuñalado. La sangre había comenzado a coagularse y ya no se derramaba tanto, pero la herida hormigueaba. Como nunca había sido apuñalado, Harry no estaba seguro exactamente de lo que debería estar sintiendo. Dejó a un lado sus preocupaciones, sintiendo que sería mejor tratar de calmar las cosas entre las dos chicas antes de que comenzaran a repartirse maleficios.

"No estoy defendiendo a nadie aquí. Hasta cierto punto, todos somos responsables de lo que sucedió aquí hoy. No debí haber ido tras ella, ustedes dos no debieron haber venido detrás de mí, pero lo más importante, estábamos todo descuidado. Fuimos lentos y no luchamos como deberíamos. Hermione todavía está tratando de aturdir a las personas o ralentizarlas".