En la casa hay un silencio maravilloso cuando se van para hacer la compra, cada semana le acompaña uno para cargar con las malditas bolsas. Siempre me hace cargar con las más pesadas como si fuera un castigo pero empiezo a no quejarme ya que siento que cada vez tengo más fuerza y eso está muy bien.

Aprovecho que no habrá quejas y pongo mi lista de spotify con mis canciones favoritas en el altavoz a todo volumen. Me ayuda a concentrarme con las cosas que tengo que hacer de responder correos, revisar mi agenda y luego ordeno y limpio todo mi maquillaje. Hace unas semanas que avisé a muchas de las marcas que promocionamos de que cambiamos temporalmente de dirección. Ayer me llegó un pequeño paquete con unas cuantas cremas y las primeras pruebas de unos nuevos maquillajes de varios tonos. 

Sin Erien solo me queda probar en mi misma los maquillajes y eso no me vale, necesito asegurar a mis seguidores que pueden confiar en mi criterio. Me niego a permitir que compren cosas que no son de calidad y no les aseguren que no les causarán daños. 

Pasaron cuarenta y cinco minutos más o menos cuando quité la música y oí el coche llegar al garaje y empezaron a descargar las compras. Como preparamos comidas para un regimiento duran un par de días por lo que solo hay que recalentar y no tardó en gritar mi nombre haciendo reverberar la casa entera para hacerme bajar a comer.

Ayer la comida ya tenía mala pinta y hoy aun peor. Una pequeña ración de albóndigas en salsa, un pegote de puré más duro que el pan revenido que se empeña en recalentar, las judías parecen haber mutado y el puré de plátano para después está lleno de grumos. Las albóndigas saben mejor que la pinta que tiene pero las judías son incomibles. Nunca tuve problemas para comer algunas verduras, me gustan muchas, pero esto es un crimen contra la salud. Sanidad tendrías unas cuantas quejas contra esto.

Me como lo que me gusta y el resto acaba en la basura cuando el Sargento no mira. Jared se come todo porque ya estará acostumbrado a esta clase de comida apestosa mientras que yo siempre he comido recién hecho y de empleados que saben de buena comida.

Lavo los platos y friego la cocina antes de volver a mi cuarto a encargarme de mis cosas. Hago un video probando los productos en mi piel y les enseño un par de ideas de maquillaje rápido para varios tipos de looks que suelen pedirme mis seguidores más fieles.

Paro la grabación y busco mis discos desmaquillantes reutilizables y el desmaquillante. Rebusco en mis cajones y no lo encuentro.

En mi mente viene la inspiración y me acuerdo que la usé en el baño porque limpié mis discos y las brochas esta mañana. Voy al baño y freno antes de agarrar el pomo de la puerta al verla entreabierta. La luz está encendida.

Me asomé lentamente sin hacer ruido hasta que pude ver dentro del baño. Delante del espejo me encontré con Jared como ya me imaginaba porque el baño es para los dos, el Sargento tiene el suyo propio. Lo último que me imaginaba era ver a don amargado dos, sin camiseta delante del espejo sacándose fotos haciendo posturas. 

Se pone un brazo detrás de la cabeza para que se flexione el músculo. Aunque me jode decirlo el chico es atractivo. Aunque eso no evita que sea para partirse verlo haciendo el idiota frente al espejo. Al estar tan ocupado admirando su propio reflejo no me nota en la puerta.

Me cuesta mantener la vista hasta que no aguanto más con las posturitas y me empiezo a reír con toda asustándolo. Suelta el móvil de golpe girándose en mi dirección mirándome rojo como un tomate cubriéndose parte del torso con los brazos.

—¿Estabas sacándote fotos sin camiseta?

—¿Es que no sabes llamar a la puerta? —me gruñe con esa misma cara de perro enfadado que su padre.

Breathe in youWhere stories live. Discover now