Ni de coña

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Seguía en shock, no podía terminar de creerme lo, Nick queriendo ir conmigo de viaje un mes... ¡UN MES!

—Alexa, vas a derramar el agua —dijo mi padre mientras miraba el periódico con sus gafas en la punta de la nariz sin inmutarse.

Mi mente volvió a mi cuerpo y justo levanté la jarra antes de que el vaso se desbordara. Solté un pequeño suspiro al ver que si hubiese echado una gota más el agua habría abandonado el vaso.

—¿Qué te pasa? Te noto rara —dijo mi madre entrando al comedor con una bandeja que contenía un plato de croquetas y cuatro platos de sopa.

—Nick.

—¿Que?, ¿Por fin le ha dejado su estúpida novia? —dijo mi padre sin apartar aún su mirada del periódico.

—¿Ah...? Si, pero no es eso lo que me pasa.

—¿Le gustó el regalo? —preguntó ahora mi madre.

—Quiere que vaya con él a Italia —el silencio reinó en el salón, mi padre levantó la cabeza del periódico y se quedó con la boca abierta mirando a mi madre, que tenía la misma expresión en la cara de sorpresa.

—Pero... Si te vas un mes no podrás hacer los exámenes de el trimestre, y no lograrás ser arquitecta. —mi madre pensaba bien, pues eso sería lo que ocurriría si yo no hubiese buscado una alternativa.

—He hablado con mis profesores sobre que pasaría si un alumno se fuese de viaje antes de los exámenes y... Me han dicho que podrían hacerlos todos en una semana en cuanto se avisara... También me dijeron que solo una persona que no fuese humana podría aprobarlos todos.

—Definitivamente no. —dijo mi madre.

—No vas a arriesgar tus notas perfectas por un viaje a Italia, lo siento pero no puedo permitirlo, ya permití que gastases tus ahorros en ese viaje para él.

—Mamá es mi decisión, además, estoy segura de que puedo hacerlos todos, llevo estudiando desde hace tiempo y ya me sé algunos temas.

—Ya pero yo soy tu madre y te digo que no, siéntate que la sopa se enfría, Alexander tu también. —llamó a mi padre.

—Pero mamá...

—No, más tarde tendremos ésta conversación, ahora sentaos.

—Mam-

—No, ya te he dicho qu-

—¡No es eso!, ¿Por qué hay cuatro platos si somos tres? —Mi madre me dió una mirada feliz, y al instante supe por qué. Sonó el timbre y me levanté corriendo a abrir la puerta, estaba emocionada lo echaba mucho de menos, al abrir la puerta pude verlo, en su traje negro con corbata roja bien atada y su maletín en la mano. Al verme soltó el maletín y yo salté para abrazarle.

—¡Cameron! —Dije rodeando su cuello con mis manos.

—Te he echado de menos tata.

—¡No me habían dicho que volvías!

[...]

Nos encontrábamos cenando todos entre risas y chistes malos de mi hermano, el trabajaba como abogado en Canadá y casi nunca lo veíamos, él al volver a casa, siempre nos contaba sus juicios y como el defendía a los que eran juzgados.

—Fue increíble Cameron, ¡Que bien se te da tu trabajo!

—Que va, seguro que tú vas a ser la mejor arquitecta del mundo, tus construcciones serán las más conocidas del planeta, ¡Como la Salute de Venecia! Oh es preciosa.

—Que suerte tienes, tu la has podido ver —le dije algo triste.

—Seguro que más adelante tendrás una oportunidad de verla —dijo él con una sonrisa en la cara.

𝐕𝐞𝐧𝐞𝐜𝐢𝐚Where stories live. Discover now