Flechazo | KookTae

Flechazo #8

¿Amigos? ¿compañeros? ¿conocidos?

No lo sabía.

TaeHyung observó a JungKook un momento, sintiéndose desconcertado debido a la manera en la que había hablado de él. Sin embargo, él tampoco sabía cómo explicarlo.

JungKook realizó el pedido, preguntándole a TaeHyung qué le gustaría probar del lugar y diciéndole que él invitaría todo esa vez.

Se sentaron en una de las mesas del establecimiento con sus bebidas calientes entre las manos y los humeantes panes al vapor en la mesa. TaeHyung parecía cómodo con el ambiente de la cafetería tras el frio que había sentido mientras caminaban a través de las calles, pues la temperatura había comenzado a descender conforme se acercaba la puesta de sol.

Siguieron disfrutando de su compañía, ajenos a lo que sucedía a su alrededor e ignorando a la gente que iba y venía. Sus bebidas se terminaron al pasar el tiempo, al igual que todo lo que se encontraba en el plato frente a ellos, y aun así esa no fue una razón suficiente para levantarse y salir de ahí.

—Hyung, dime qué hay ahí—reclamó JungKook, recordando el incidente de la bolsa que habían tenido en el centro comercial.

— ¿Prometes no reírte? —preguntó TaeHyung tomando la bolsa del piso y colocándola en sus piernas. El menor asintió con la curiosidad a flor de piel.

El mayor suspiró y dejó que JungKook observara lo que había comprado. Al no escuchar respuesta comenzó a avergonzarse.

—Es un gusto tonto, lo sé—murmuró entre su bufanda. JungKook negó de inmediato.

—No, no es tonto—respondió tomando entre sus manos la gran caja de un lego de Star Wars— Hace un rato estaba viendo esto en la juguetería.

—Los colecciono—comentó—. SeokJin y NamJoon dicen que es infantil.

—No lo es—aseguró con tal convicción que hizo que TaeHyung sonriera. —Me gustaría armar alguno.

—Podrías ayudarme con este, si quieres—sugirió el mayor.

—Cuenta conmigo—una vez más, de manera inesperada, la valentía de JungKook se hizo presente y se atrevió a mirar a TaeHyung para sonreírle y dedicarle un guiño que descolocó por completo al mayor, provocándole una risa que a JungKook pareció la más bella que había escuchado en su vida.

Unos minutos después decidieron que ya era tarde. El mayor notó los mensajes y llamadas de su hermano menor, preguntando dónde estaba y luciendo bastante preocupado; había olvidado por completo avisar que estaría fuera de casa casi todo el día. JungKook no se encontraba diferente, su mamá le había mandado algunos mensajes cuestionando si todo estaba en orden, pues la señora creía que su hijo solo iría a comprar una cosa para luego regresar directo a su hogar. Ambos chicos se dedicaron a responder mensajes, diciéndoles a sus respectivas familias que estaban por legar a casa y sintiendo que ya era momento de despedirse.

JungKook acompañó al mayor a la parada del autobús que lo llevaría a casa, se quedaron esperando de pie mientras continuaban conversando, y solo pasaron algunos minutos cuando JungKook notó que TaeHyung comenzaba a abrazarse a sí mismo a causa del frio ambiente.

Sin decir nada se acercó a él y le acomodó mejor su gorro, que se había movido a lo largo del día. TaeHyung solo lo observó, sintiendo los actos cariñosos del menor y sin atreverse a decir algo.

—Parece que te congelarás—comentó JungKook procediendo a arreglar su bufanda, rozando su cuello por accidente, pero sintiendo cómo el tacto se impregnaba en su piel.

Para finalizar se atrevió a acomodar mejor su abrigo cerrándolo en el acto y mirando a TaeHyung, quien ocultaba la mitad de su rostro entre la bufanda.

— ¿Mejor? —preguntó con una sonrisa. TaeHyung asintió.

El silencio se colocó sobre ellos, cada uno con sus propios pensamientos revoloteando. Mas no era incómodo, se sentían bien de saber que no era necesario un intercambio de palabras para poder disfrutar de su compañía.

Algunos minutos pasaron y TaeHyung notó que faltaba poco para que el autobús que debía tomar llegara. Así que tomó aire y miró a JungKook, quien parecía distraído con el cielo nublado sobre ellos.

—Tengo dos boletos para una exposición de arte, me los regalaron— comentó capturando la atención de JungKook—. Nadie ha querido ir conmigo... no sé si te gustaría acompañarme mañana.

JungKook no esperaba que el mayor sugiriera verse de nuevo, no tan pronto. La petición lo dejó sin palabras y notó cómo la expresión de TaeHyung dudaba con cada segundo que pasaba sin responder.

—Claro, me encantaría ir contigo—contestó con una sonrisa ligera que imitó el mayor al instante.

El transporte se asomó a lo lejos, haciendo que JungKook se sintiera apurado, aún había tantas cosas que quería decir y no se había atrevido a exteriorizar. TaeHyung le pidió su celular y con rapidez el menor se lo dio, apuntó su número y le pidió que le mandara mensaje para que pudieran acordar la hora y el lugar.

Parecía algo tonto que a pesar de pasar bastante tiempo juntos aún no hubieran intercambiado números. No es que no quisiera, JungKook lo había pensado varias ocasiones, pero nunca se había atrevido a preguntar.

El mayor subió al autobús despidiéndose de JungKook con un ademán de manos, dejándolo con un sentimiento cálido en su interior y la necesidad de verlo de nuevo cuanto antes. Suspiró alejándose de la parada y caminando hacia su casa que se encontraba a unas cuantas calles de ahí.

Al llegar, su mamá lo bombardeó con preguntas, a las cuales solo pudo contestar que había pasado la tarde con alguien. Subió a su habitación y se dejó caer en la cama, tomando entre sus manos el celular que ahora tenía agendado el número del mayor. Tecleó un saludo rápido, y tras unos minutos tratando de reunir valor para atreverse a mandar mensaje, presionó el botón de enviar.

Solo pasaron unos segundos cuando recibió respuesta; y mientras JungKook tecleaba otro mensaje, la sonrisa en su rostro era iluminada por el brillo que irradiaba la pantalla de su celular.