—¿Está bien que vaya?, ¿no es algo familiar? —de pronto los nervios se habían apoderado de él, haciendo que comenzara a sentir sus rodillas temblar y su espalda sudar.

—Nunca hemos ido a los partidos con alguien externo a la familia—pensó NamJoon, —a excepción de esa vez en la que TaeHyung hyung invitó a un chico.

—Yo siempre dije que eran novios, pero lo negaban cada vez que preguntábamos—NamJoon asintió.

Los músculos de JungKook se tensaron al escuchar eso, no quería imaginarse al mayor con alguien más. Estaba seguro de que no soportaría saber que alguien recibía hermosas sonrisas, ojos brillantes y palabras cariñosas por parte de TaeHyung, no estaba dispuesto a saberlo o a escucharlo, no quería llevarse una decepción al saber que él nunca tendría una oportunidad.

—Aunque ya dejaron de verse—dijo NamJoon unos segundos después, haciendo que el corazón de JungKook se tranquilizara—. No estoy seguro si fueron novios o algo parecido... pero tuvieron una discusión y han pasado meses desde que TaeHyung hyung lo mencionó por última vez.

—Me alegro, ese chico no me agradaba para hyung—comentó SeokJin con evidente molestia en el rostro. — Aun así, nos gustaría que fueras al partido, será divertido.

—¡Sí!, mamá estaba emocionada cuando le dije que queríamos invitarte, le agradaste mucho la última vez que fuiste a casa—JungKook se sonrojó al recordar aquella ocasión.

—Está bien, iré—los dos primos sonrieron. — ¿Debería llevar algo?

—Sólo una gorra, el sol es muy molesto durante los partidos; y ropa cómoda—contestó SeokJin. — De lo demás nos encargamos nosotros.

JungKook asintió mientras pensaba lo que implicaba ir a un partido de TaeHyung.

No era secreto que JungKook corría cerca de las canchas para verlo, pero siempre intentaba ser lo más disimulado posible, evitando clavar su mirada sobre él durante mucho tiempo y gritar cuando el mayor realizaba una buena jugada; todo para no hacer evidentes sus sentimientos.

Si asistía a un partido podría observar a TaeHyung todo el tiempo que quisiera, sin ser juzgado o sin levantar sospechas. Podría gritar para apoyarlo, podría emocionarse e incluso dejar que su felicidad al verlo fuera evidente.

El sábado llegó más rápido de lo que pensó. El partido era a las dos de la tarde y había quedado de encontrarse con sus amigos en la casa de NamJoon una hora antes de que iniciara el juego. Tal como lo última vez, se despertó temprano para arreglarse de acuerdo con la ocasión y bajó a desayunar con sus padres. Ambos le preguntaron en dónde estaría pasando la tarde, a quién iría a ver y JungKook no pudo evitar sonrojarse mientras respondía sus preguntas.

Con una sonrisa en el rostro, su madre le indicó que ella iría a dejarlo a casa de los Kim. JungKook subió al carro incómodo y ansioso. No llevaba más que una gorra para protegerse del sol, su celular, la cartera y las llaves de su casa. Sentía que estaba olvidando algo o que debería traer otra cosa, sin embargo, sus amigos habían insistido en que no era necesario.

Tras unos minutos de viaje llegaron a su destino. La casa de NamJoon estaba abierta y justo frente al lugar había un auto estacionado en donde se encontraban un par de personas acomodando cosas en la cajuela. La señora Jeon se estacionó a unos metros de distancia y bajó del auto junto a su hijo, ambos observando curiosos lo que pasaba en el lugar.

Cuando estaban cerca del auto, JungKook vio salir a NamJoon de su casa cargando una gran hielera. Su amigo lo vio y reconoció casi enseguida, le sonrió a la distancia.

—¡JungKook, llegaste temprano! —lo saludó emocionado mientras dejaba el contenedor en la cajuela del auto y luego se acercaba a ellos

—Buenas tardes, señora Jeon, soy NamJoon. La última vez no pude saludarla.

Flechazo | KookTaeWo Geschichten leben. Entdecke jetzt