—¿E-eh? — JungKook se había sorprendido por la pregunta—. Sí, tengo que hacerlo. TaeHyung pareció no entender, por lo que siguió observándolo, esperando a que JungKook se explicara. El menor encontró adorable la manera en la que su cabeza se inclinaba un poco a la derecha debido a la curiosidad, y no pudo evitar sonreír por este simple hecho.

—El entrenador del equipo de basquetbol quiere que asista a los entrenamientos todos los días. No estoy en el equipo, pero tampoco puedo faltar... es muy raro.

TaeHyung dejó escapar una pequeña risa ante la respuesta confusa de JungKook.

—Eso explica por qué te veo casi a diario por la cancha—TaeHyung se acercó y le revolvió el cabello—. Nos vemos al rato, JungKook.

—Nos vemos, TaeHyung hyung—se despidió el menor siguiéndole con la mirada mientras se alejaba por el pasillo.

Estaba de más decir que él era un desastre en ese momento. En un principio había creído que con el tiempo se acostumbraría a la presencia de TaeHyung, a su corazón acelerado cada que veía su reflejo a través del marrón oscuro de los ojos del mayor, a sus manos sudorosas por los nervios de tenerle cerca, del cosquilleo que permanecía cada que sus suaves manos revolvían su cabello. Creía que con el tiempo su mente no se desconectaría durante cinco segundos después de escuchar su nombre ser pronunciado por él.

Pero tal parecía que nunca podría acostumbrarse a la presencia de TaeHyung en su vida. Todos los días descubría algo nuevo en él, como los lunares esparcidos por su rostro o la manía que tenía de hacer pucheros mientras comía; y todos los días su cuerpo reaccionaba de manera distinta a cada uno de estos detalles.

JungKook suspiró, cerrando el casillero frente a él y acomodando su mochila en sus hombros. Miró su celular, donde tenía mensajes en el grupo que compartía con sus amigos. Al parecer ambos chicos ya se encontraban en la cafetería esperando por él. Se dirigió hacia allá, pensando en todo y nada a la vez, los saludó de nuevo con una sonrisa y tomó asiento junto a SeokJin.

—NamJoon, tu hermano te estaba buscando—le comento, haciendo que el moreno lo viera confundido—. Al parecer quería darte algo.

NamJoon sacó su celular y comenzó a mandar mensajes. JungKook supuso que eran hacia TaeHyung.

—Qué raro—murmuró NamJoon unos segundos después—. Dice que no es nada...

—Tal vez no era tan urgente.

La corta plática sobre TaeHyung murió con ese comentario, dando lugar a otro tema de conversación que distaba mucho de la persona que permanecía en los pensamientos de JungKook. En realidad el pequeño grupo no acostumbraban a mencionar al mayor, los dos primos no hablaban de él a menos que fuese necesario y JungKook evitaba sacarlo a la conversación para evitar que sus amigos notaran el interés que sentía hacia él.

Incluso era posible que NamJoon y SeokJin no supieran que él y TaeHyung pasaban juntos algunos minutos en las tardes varias veces a la semana, no había manera de que lo supiera a menos que el mayor se los hubiera comentado.

—JungKook, ¿tienes algo que hacer el sábado? —preguntó SeokJin unos minutos antes de que acabara el descanso. JungKook negó.

Sus fines de semana eran muy tranquilos. Acostumbraba a hacer la tarea, estudiar, dormir, jugar videojuegos y ver películas con su mamá, nada que no pudiera aplazar.

—Hay que salir los tres.

—¿Qué tienen planeado? —preguntó JungKook curioso y con una sonrisa en el rostro.

—Hyung tendrá su primer partido de la temporada, iremos a apoyarlo. — Contesto sonriente el moreno.

—Irán mis tíos y mis padres también—complementó SeokJin y Jeon tuvo que dar todo de sí para no comenzar a toser de la impresión.

Flechazo | KookTaeWhere stories live. Discover now