JungKook asintió asustado ante su tono autoritario y comenzó a correr por la cancha mientras veía los jugadores seguirlo con la mirada, ellos tenían expresiones similares a la suya.

Se volvió a escuchar un silbatazo.

—¿Alguien lo quiere acompañar? —todos negaron— ¡Entonces no pierdan el tiempo!

El movimiento en la cancha se intensificó. La duela comenzó a producir chirridos cuando corrían en ella, el rebote del balón resonaba por las paredes y se escuchaban gritos pidiendo el pase. JungKook realizó los ejercicios lo más rápido que pudo, tenía miedo de tardar más de los quince minutos establecidos y, mientras realizaba las lagartijas, se recordaba a sí mismo que no era buena idea faltar al entrenamiento, no importaba qué tan agotado se encontrara.

Pero a pesar de todo el cansancio y los gritos, no todo había sido malo. Al igual que a TaeHyung, le daban un breve descanso a la mitad del entrenamiento y era una verdadera fortuna que estos coincidieran con los quince minutos del equipo de fútbol. Así que durante esos escasos instantes, JungKook salía a las canchas del aire libre para observar aunque sea por un segundo al mayor. En algunas ocasiones TaeHyung se acercaba a saludarlo, otras le sonreía a la distancia y a veces pasaba desapercibido por completo.

JungKook sabía que podría ser sospechoso si TaeHyung lo veía pasar a diario, pero no podía evitar dar un vistazo cada vez que tenía oportunidad. Incluso había comprado algunos bocadillos para compartirlos con el mayor en un par de ocasiones.

El menor no sabría decir si había algún tipo de avance con TaeHyung, siempre veía que el chico era amable con todos a su alrededor y, por obvias razones, JungKook no era la excepción. Siempre era recibido con una sonrisa y palabras cálidas, además de que en horario de clases a veces se saludaban desde la distancia cuando coincidían en los pasillos.

Aun con todas sus recientes interacciones, JungKook no pudo evitar sorprenderse cuando vio a TaeHyung dirigirse a él un martes por la tarde. En esa ocasión el menor iba solo, sus amigos se habían entretenido con un profesor y el pequeño Jeon se encontraba en su casillero para guardar algunos libros. Mientras ordenaba el desastre que tenía en su locker, escuchó una dulce voz llamarlo a la distancia; JungKook asomó la cabeza, encontrándose con TaeHyung acercándose a él con paso despreocupado.

El menor sintió su corazón acelerar y sin notarlo el agarre en sus cuadernos se volvió fuerte, casi aplastando por completo los apuntes que había en estos. Sabía que cuando empezara a estudiar para sus exámenes se regañaría a sí mismo por tener ese tipo de impulsos, pero no podía evitarlo en ese momento.

— ¡Hey! —lo saludó de manera casual TaeHyung, el menor le sonrió como respuesta— ¿Has visto a NamJoon?

—¿Eh? —susurró el menor, al mismo tiempo que el agarre de sus manos perdía fuerza.

Había pensado por un segundo que pasaría algo especial con TaeHyung, no sabía con exactitud qué, pero tampoco quería pensarlo y averiguarlo. Sabía que se llevaría una decepción si lo intentaba.

—Necesito darle unas cosas—se explicó el mayor.

—Ah... se quedó en el salón hablando con el profesor de matemáticas, tenía algunas dudas.

—Ya veo... creo que se las daré en casa—murmuró TaeHyung, luego lo observó con atención. — ¿No te ha dicho nada NamJoon?

—¿Decirme algo? —preguntó el menor confundido mientras pensaba en las conversaciones que habían mantenido—. ¿Algo sobre qué?

—Supongo que eso es un no... pero no importa—TaeHyung le restó importancia con una sonrisa amable en el rostro. — ¿También te quedarás hoy en la tarde?

Flechazo | KookTaeWhere stories live. Discover now