La Falsa Prometida Del CEO

Capítulo 5: ¿Quién dijo obligarte?

*DÍAS DESPUÉS*

*OMNISCIENTE*

Había aceptado el contrato, no hay vuelta atrás. No podía creer que aceptara tal propuesta. Pero, ¿qué iba hacer, rechazarla? definitivamente no.

Ese dinero le seria de ayuda para abrir la pequeña cafetería que siempre ha deseado. Sólo sería fingir por un año ser la prometida de un CEO que por alguna razón no desea decirle por qué necesita una prometida de mentiras.

Su amiga no podía creer la suerte de berit, después de todo algo le estaba saliendo bien.

Iba camino al penthouse del edificio, esa es residencia de Alexander , quien le había mandado un mensaje por la mañana de que se reuniera con él para concretar las ultimas cosas de su trato.

El contrato firmado era un recordatorio de lo que debería hacer durante todo ese año y así poder obtener el dinero que se le ofreció, obviamente tenía permitido gozar de las comodidades durante ese tiempo sin ningún problema siempre y cuando cumpliera.

Fingir sin algún problema ser la prometida de Alexander por todo un año.

Acompañarlo a sus viajes, reuniones sociales y otras cosas que surgieran durante ese lapso.

Se prohíbe divulgar a terceros acerca del contrato firmado, “cosa que no cumplió, pero de la cual él no se enteraría” .

Sera necesario crearse una historia con relación, el como se conocieron.

Queda estrictamente prohibido ser vista públicamente en situaciones comprometedoras que puedan afectar la imagen de SR Alexander y la suya misma.

Con respecto a su aparición en reuniones, y salidas publicas deberá mostrar una imagen intachable (elegante,  decente y educada).

De hacer falta tomara clases de etiqueta y otras si hacen falta para mejorar su apariencia.

No se le permite incumbir en los asuntos personales del sr Alexander.

Es meramente necesario involucrarse con la familia Miltton.

En caso de incumplir con este contrato se le será multada.

Obviamente eso no era lo único que decía aquel contrato que firmo, pero si las más resaltantes a su parecer.
Eligio su mejor atuendo, un vestido de verano suelto hasta un poco más arriba de sus rodillas con unas bailarinas negras, opto por dejar su largo cabelo suelto, jamás sale sin poner un poco de polvo, rimel en sus pestañas y un brillo de labios rojo, que le falte todo menos esas tres cosas y unos aretes en sus orejas, sin estos últimos siente que se ve como un hombre.

—Adelante, señorita el señor la espera…

Una mujer con aspecto dulce aparece de uno de los pasillos del lugar. Esta le indica con su mano hacia donde tiene que ir sonriéndole con dulzura, la cual le ayuda a calmar sus nervios.

—Gracias…

Murmura para empezar alejarse hacia donde le ha indicado.

El lugar es una pavada con la decoración y colores, la luz natural sobreabunda en todo, y como no, si lo que ha logrado ver en el living la dejo boquiabierta, la mitad de este son grandes ventanales que cubren desde el piso hasta el techo y la vista es otra cosa, una maravilla. Cada cosa es un lujo, y en medio de ellas se siente abrumada.