EXTRA. Después de la tormenta

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Damon

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Damon

Los recuerdos tormentosos de esa noche se repiten en mi cabeza una y otra vez.

Estaba corriendo por las calles, sin pensar en lo cansado que me sentía, solo que debía seguir corriendo sin importar qué.

—Ahora vete, idiota.

Cierro los ojos, pero la imagen de ese instante persiste, como una sombra que se aferra a mi mente.

No tardé en llegar a la colina, con la urgencia de escapar de la cruel realidad que se cernía sobre mí. No vi los charcos de agua, ocasionando que me tropezara y cayera costa abajo.

Me quejé por el dolor físico, pero era insignificante frente a la herida emocional que llevaba en el pecho. La furia tomó control de mi cuerpo y grité, dejé escapar un rugido de impotencia, sin importarme que alguien escuchara. Él jamás volvería a hacerlo.

Lloré y arranqué el pasto.

—Damon.

Y de nuevo me desperté de esa pesadilla.

Mia me mira sentada, ella maúlla, pero la ignoro.

—Ahora no, Mia.

Me levanto de la cama con la esperanza de encontrarlo al final del pasillo, con su sonrisa cómplice y la melodía del piano flotando en el aire. Pero solo encuentro un vacío doloroso que me envuelve.

Voy al baño y me miro al espejo, pero no encuentro la luz en mis ojos, solo la sombra de lo que éramos juntos. Me sumerjo en la ducha, pero el agua no puede limpiar el peso de la realidad que me aplasta.

Desde que Ethan mur... Dios, ni siquiera puedo decirlo. Me he convertido en un espectro que deambula por la casa, un eco de lo que solíamos ser.

Todos en casa intentan acercarse, pero mi dolor se esconde detrás de muros que construí para protegerme de un mundo que cambió de repente. No puedo expresar el vacío que siento, el hueco que Ethan dejó en mi vida. Ni siquiera logro recordar mi vida antes de él, como si nunca la hubiera habido.

Mis hermanos esperan que me acerque para que me consuelen, pero me reservo mi llanto para mí, pues no pretendía expresar algo que nunca les importó. Por las noches lloro hasta quedarme dormido, y lo mismo al día siguiente.

Una tarde, Isabel me habló, pero sus palabras eran un murmullo lejano. Estaba sentado en mi cama, mirando a la ventana, la que a Ethan tanto le gustaba por su luz.

—Damon, por favor, dime algo. Sé...sé que soy la persona menos indicada, pero en serio...papá te necesita —sus lágrimas caían como gotas de sal sobre mi piel, sin entender por qué lloraba, pues siempre envidió la atención que papá me ponía.

Se limpió las lágrimas y dejó atrás rápidamente ese sentimiento. Sacó el álbum de recuerdos de la familia, y comenzó a hojearlo, contándome de qué se trataba cada foto, ¿pero de qué servía? Toda mi vida me había esforzado por estar bien con mi familia y por un día que quería estar mal, todos se empeñaban en comportarse agradables conmigo.

El Cristal del Príncipe  [Cristal#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora