P. 2. UN NUEVO DIA

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Al escuchar la voz del corazón que nos invita a la libertad, muchos rompen los hilos y deciden ser libres.

Ha sido una imagen que he visto hoy la que me ha sugerido el tema, y la Palabra del Señor en mi encuentro con él al amanecer, la que me ha puesto en este nuevo camino.

La Palabra del Señor, los signos, las imágenes, porque he tenido un regalo esta mañana, en el sitio donde yo me pongo a orar, de pronto, (ayer no estaba) había una flor. Corriendo me acordé de Teresita del niño Jesús que manda sus mensajes con flores desde el cielo, ella decía que quería hacer su cielo en la tierra, y el otro día me envió otra flor, pero en forma de una persona buscando un camino. Yo le indiqué una dirección.

Hay otra persona perdida, esclava como la marioneta, también le he indicado el camino, está demasiado atada, cogida, con los hilos enredados y no se si se podrá desatar, también me he llevado una alegría, mejor dos, una la digo y otra no para no nombrar a personas.

Una de las alegrías es que el proyecto que el Señor me sugirió de las "Amadoras de Cristo en el mundo" está llegando a otras tierras.

Ahora comprendo porque el Señor me va confirmando que es obra suya.

No se cómo ha pasado, sin conocer a las personas, el Espíritu ha actuado y ha llegado más lejos de lo que yo esperaba, bendito sea el Señor que lo quiere así.

Todo por oír la invitación de salir de mi tierra.

El Señor en el encuentro del amanecer me recordó la historia de Abrahán que es la historia de los hombres de fe.

Es buscar, porque han oído o han visto algo que los invita a salir de su tierra, es una voz nueva que se oye en una u otra situación de la vida, es algo o alguien, es una fuerza que hace que uno deje la comodidad y la seguridad de la casa paterna para hacer un nuevo camino, una historia única con el Señor que nos acompaña.

Un caminar nuevo hacia una nueva libertad, en ese camino solo una luz nos guía, unas veces más clara, otras más oscura, según sigamos la ruta marcada por el Señor, o queriendo acortar el camino por nuestra propia cuenta.

En el camino siempre hay indicadores o acontecimientos que con la luz que nos guía podamos reconocer si es el camino correcto o no, y nada es mejor para eso que escuchar a nuestro propio corazón, es el mejor indicador.

Si has escogido la libertad, el primer paso es el silencio, sin silencio no se puede oír la voz del Señor.

Otro paso es conocerte a ti mismo, conoces a medio yo, pero no lo conoces entero, la mitad es el exterior, ese sí lo conocemos y lo cuidamos, a veces con exceso, pero olvidamos que la otra mitad que es la que nos dice lo que debemos hacer, es nuestro interior, el lugar donde reside todo, lo bueno, lo malo y quien nos da las órdenes, quien lo habita, lo mismo que por fuera nos salen granos, espinillas o algún rasguño que nos duele. Por dentro también tenemos muchas cosas que nos atan y nos esclavizan y hacen que nos parezcamos a una marioneta movida por hilos.

Si hemos escogido la libertad, tenemos que romper los hilos que nos esclavizan, y cada uno debemos saber los nuestros, por eso es tan importante conocer nuestro interior, que es el que da las órdenes que ejecutamos.

Viendo las órdenes que recibimos, sabremos si hemos escogido la libertad o por el contrario nos dejamos manejar como una marioneta.

Yo he escogido la libertad... solo tu luz me guía.

Como Abrahán, reconozco tu voz que me invitó a salir de mi tierra.

Me puse como él en camino, sin saber como tendría que recorrerlo, no he sabido como Abrahán reconocerlo cuando empecé a encontrarme con él, ha sido después de muchas cosas y acontecimientos cuando empecé a conocer su presencia, pero fue después de haber escogido la libertad.

Cada vez que veo una cosa, veo una señal suya, un indicador para seguir el camino.

Ésta mañana me dijo que Abrahán, a través de un acontecimiento o de alguna persona que se le acercaba, siempre descubría tu presencia. Se adelantó a su tiempo y lo reconocía en las criaturas.

Y cuando se daba cuenta que había estado allí, cogía una piedra y levantaba un altar, y así fue llenando de altares el camino por donde iba pasando, señalando el paso del Señor por su vida, en todo el país por donde peregrinó.

Nosotros, mirando nuestra vida también podemos ir levantando altares, signos de su presencia.

Esta mañana me dijo: Aquí mismo puedes levantar un altar, porque aquí estoy yo hablando contigo.

Y es verdad, en mi casa ¡sin saber yo por qué! Aquí en mi pueblo, tengo por adorno una piedra que mi padre encontrón en la sierra y yo la conservo de recuerdo, pero ya también como altar, y en Granada sin saber cómo ni por qué, también en la entrada, en una repisa tengo una piedra, y siempre que limpio la veo, pero no la quito, es como un adorno, no se quien la ha puesto allí.

Abrahán ponía una piedra como altar, ponía a Cristo que es la roca viva donde se asienta el mundo, una piedra también puede ser sagrada.

En este mundo lo sagrado y lo profano van juntos, pero si nos damos cuenta todo es sagrado, porque todo lo ha hecho Dios y lleva su signo.

Nada es pequeño en el mundo ni desechable.

El Señor me dijo que había entrado en la escuela de los grandes orantes, donde es el mismo Señor la luz que los guía.

También mientras oraba sentí una gran pelea, blasfemias y maldiciones que llegaban al cielo, yo lloraba de dolor y decía: "¡Señor, no los escuches, no saben lo que dicen!

Era terrible oír a un hombre decir aquellas cosas de Dios tan horribles.

Ese si que los hilos de la marioneta lo estaban moviendo quien ya sabemos.

Yo me puse a bendecir y me dio mucha pena, porque hay mucha gente enganchada en los hilos del mal, tirándose piedras ellos mismos. Ellos mismos se condenan y se tiran piedras, ¡qué pena, que no hayan decidido ser libres!

Porque el cielo y la tierra son una realidad, debemos vivir en la tierra, pero mirando al cielo de donde nos viene la luz.

La luz que alumbra nuestro camino de libertad nos viene del cielo, miremos al cielo, veamos sus signos, oigamos su voz.

Abrahán contaba las estrellas y escuchaba la voz de la promesa.  


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ESCOGÍ LA LIBERTADWhere stories live. Discover now