Parte 1: El odio de un niño

15 0 0
                                    

Siglo XXI. Hace 14 años, a las afueras de Londres en una zona rural. Bokura, un niño inglés con ascendencia nórdica jugaba solo en los terrenos de alrededor de la granja de su familia, cuando de pronto algo impacto cerca provocando un gran estruendo. Al acercarse, del agujero surgió una figura a lomos de un gran caballo negro de ocho patas. Era Odín, dios de Asgard, el cual había salido de caza tras una mística y secreta gema.

¿Eres Odín?, entre exclamó y pregunto el niño. Y tú eres Bokura..., respondió

el dios, reconociendo en él a un antiguo enemigo, reencarnado ahora en este inocente niño.-

Esta vez no cometeré el error de dejarte vivo-, dijo el dios blandiendo su lanza, y de un gesto surgió una enorme y oscura onda de fuego; sin embargo, los padres del chico, alarmados por el estruendo, se interpusieron en medio recibiendo ambos aquel brutal ataque. Bokura fue lanzado dentro de un pozo por la onda expansiva, y allí permaneció inconsciente colgado del cubo mientras su granja y su vida ardían hasta los cimientos. Cuando más tarde llegaron los vecinos de las granjas colindantes, vieron al pequeño y lo llevaron con ellos. Al despertar, insistieron en saber qué había ocurrido, y cuando él contó la verdad nadie pudo creer su historia, cada vez más furioso, las gentes comenzaron a pensar que había enloquecido y decidieron enviarlo a un centro psicológico del gobierno, pues no tenía más familia.

Allí volvió a contar su versión de los hechos, pero al ver que tampoco le creían, jamás lo volvió a mencionar.

Creció entre medicamentos, paredes y miradas llenas de prejuicios. Su actitud gritaba: solo es un niño retraído normal; pero algo en su mirada decía a todos que debía permanecer encerrado. Poco a poco empezó a ingeniárselas para no tomar la medicación, y a la edad de 11 años se fugó de aquel lugar, huyendo a los bosques donde sobrevivió con sus conocimientos rurales, alimentándose de setas, bayas y raíces. En los bosques, una expedición del Vaticano que buscaba una criatura fugada, lo encontró junto a la criatura, a la que había podido atrapar sin problemas. Viendo en él un gran potencial, decidieron llevarlo con ellos y empezar con él una instrucción completa en Japón, donde por entonces entrenaban a los más jóvenes. Pronto destacó en el manejo de la espada y las artes ninja, siendo reclutado oficialmente a los 14 años dentro de un programa especial que intentaba probar nuevos métodos tecnológicos para la detención de criaturas y seres místicos.

Bokura se adaptó sin problemas al programa sin embargo, a pesar de sus logros para el Vaticano, su obsesión con Odín y todas las criaturas de Asgard, empezó a preocupar a sus superiores, los cuales decidieron cerrar el programa y trasladarlo a Londres.

Sin embargo, antes de que lo destruyeran todo, él cogió gran parte de los prototipos y aprovechando un viaje a Alemania, los escondió en una cueva, la cual fue armando con toda la tecnología hasta convertirla en un refugio protegido tanto por dicha tecnología como por sellos místicos, haciéndola imposible de rastrear.

Mientras, en Londres, sus habilidades no tardaron en dejarse notar, ganándose el sobre nombre de London Soul, debido a que era rápido como una sombra o un fantasma. Algunas bestias y criaturas empezaron a desaparecer de los calabozos, o se escapaban misteriosamente en las cacerías, corriendo pronto el rumor de que era él quien se las estaba llevando, llegando a herir a los de su propio equipo al hacerlo. Todo esto junto a su cada vez más creciente falta de sociabilidad, y su obsesión enfermiza por encontrar Asgard y destruir a Odín, hizo a sus superiores tomarla decisión de cesarlo de su puesto.

A pesar de ello, Bokura, desde su cueva en Alemania, hizo caso omiso y siguió los casos del Vaticano como si aún estuviera dentro, continuando su propia misión de encontrar algún día una Valkiria que pudiera abrirle las puertas al Walhalla.

LuanFantasy

El odio de un niño y el nacimiento de la ValquiriaWhere stories live. Discover now