Capítulo I: EL OBJETIVO DE BASTIAAN

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—¡Y las estrellas lloraron un manantial de agua!

Shannen le miró. Era el típico comportamiento de un chico Fuego. La guerra y la lucha, la muerte y el peligro les rodeaban, pero él se complacía en el simple hecho de la resolución de un problema menor: agua para ella. Y aunque deseó estar enfadada o indignada, lo cierto era que se sentía aliviada, con esperanza y contenta de no estar sola.

 Y aunque deseó estar enfadada o indignada, lo cierto era que se sentía aliviada, con esperanza y contenta de no estar sola

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Glen estaba congelada, no existía mejor expresión para describir como se sentía. Podía escuchar el ruido de la batalla, pero le llegaba de muy lejos. Gritos, disparos, el chirrido de botas contra el suelo y el sonido de cuerpos impactando el piso. Lo escuchaba, pero era como si vinieran de una habitación en otro mundo.

No podía moverse, no podía hablar, no podía hacer nada salvo mirar. Estaba perdida en sus ojos naranjas y hubiera seguido siendo así de no ser por Bastiaan. El muchacho gritó algo y zamarreó a Osmed, pero Glen no podía escuchar qué decía, estaba como entumecida. Entonces dejó de estarlo, porque Bastiaan parecía desesperado y en su desesperación, le dio la vuelta a Osmed y lo estampó contra los barrotes de la celda que ocupaban Glen y Malenna.

—Ya cumplí —dijo Bastiaan, con su antebrazo presionando el cuello de Osmed y sus ojos oscuros clavados en él con desespero—. Ahora te toca a ti. ¿Listo?

Glen no entendía qué pasaba, pero aquello sirvió para hacerla reaccionar. Se acercó a los barrotes y encaró a Bastiaan.

—A esto te referías hace poco, ¿cierto? —Él no la miraba, no lo había hecho desde que llegara con Osmed, en aquel momento tampoco lo hizo, pero dijo.

—Dile a tu hija que retroceda.

Osmed no tuvo tiempo de decir nada, Glen reculó hacia atrás impactada por el tono severo de Bastiaan, parecía otro, alguien que ella no conocía. Con un ligero dolor en el corazón, Glen pensó que después de todo, quizás nunca le conoció en verdad.

—Necesitarás quitarme la anilla —dijo Osmed, acto seguido el rostro de Bastiaan se tornó rojo de ira. Soltó una carcajada nada feliz y dijo.

—¿De verdad piensas que alguien puede caer en semejante truco tan imbécil?

—No es un truco. —Para ser un hombre que a todas luces se veía indefenso ante un chico hibrido Sueño/Fuego, lo cierto era que Osmed lucía muy calmado, mientas que Bastiaan era todo lo opuesto—. Es un trato. Me quitas la anilla y te dejo sacar la información que necesitas, prometo no mover un dedo en tu contra. —Bastiaan lo miró sin decir nada, era evidente que no se fiaba de la promesa de Osmed, pero también era evidente que lo que fuera que necesitara, lo necesitaba con desesperación. Entonces llevó la mirada hacia el interior de la celda, pero miró por sobre el hombro de Glen, a esta no le dio tiempo de parpadear, antes de que pudiera siquiera moverse, Malenna cayó al suelo. Glen gritó.

—¡No! —Pero Bastiaan habló de inmediato.

—Solo la puse a dormir. Ahora quiero que ustedes dos me escuchen bien, no voy a tolerar ningún intento de ataque de ninguno, ¿está claro?

Sueños de Agua [Razas #3]Where stories live. Discover now