Pero la relativa suavidad con la que se dirigía a él y a Kyle, mutaba a hostilidad con el alfa, a pesar de aquello, Ivory no emitió ni el más mínimo gruñido mientras le hablaba de las condiciones, cuotas y horarios.

Una vez acabó su explicación el omega se les quedó mirando, pero descendió sus ojos claros sobre el pequeño alfa.

—¿Quieres venir a nuestra escuela, Kyle? —le preguntó, y el niño asintió sin mirar a nadie más. Luego miró a Oker, y este le sonrió, dándole ánimos.

—Pues ya está, resuelto —zanjó el tema el director—.  Buddy les dará los formularios para la matrícula y toda la información que necesiten.

Y con eso el director les estaba echando de su despacho.

Pero antes de salir, los detuvo con su voz fina pero dura para un omega.

—Bienvenido, Kyle.

El niño sonrió, y su padre no pudo evitar hacerlo también.

Jamás le había tratado nadie como a una persona normal, no como lo había hecho ese hombre. Ni siquiera podía decir que antes de su desgracia lo habían tomado por más que un omega listo para enlazarse. Sí, dentro de su círculo social era respetado, incluso envidiado. Pero el sesgo omega nunca desaparecía.

Y a pesar, de que el director era un omega, lo cual ya era algo extraño, era alguien con un poder de decisión, alguien que podría haberle tratado como los demás lo habían hecho, como escoria.

Como todos le trataban.

Pero no lo había hecho, le había hablado con respeto, y con cariño hacia su hijo.

No pudo evitar mirar a escondidas al alfa, pero este parecía inmutable, como si todo le estuviera resbalando por la capa de aceite de la que ese día se había embadurnado.

Buddy, el omega que los había acompañado desde la entrada, los esperaba con una buena pila de documentos que tendría que rellenar. La ansiedad le pudo, ¿y si necesitaban algo que él no podría tener? La cuenta bancaria no era lo único a lo que él no tenía acceso por su condición.

El omega no paraba de hablar contento, mientras Oker trataba de asimilarlo todo y asentir.

—¿Alguna duda? —preguntó finalmente.

Oker tenía mil dudas, y mil inquietudes más, pero fue el alfa el que contestó ante su mutismo.

—¿Podemos llamar si nos surge alguna duda, cierto? —dijo con una voz que casi no se había escuchado en todo ese tiempo. Sonaba dura, mucho más dura que la del director, y mucho más que la de ambos omegas.

Pero para nada hosca como Oker la recordaba.

—Por supuesto —dijo Buddy mirando a Oker y sonriendo.

Cuando iban a despedirse el omega le pidió a Oker quedarse un momento.

Él miró a su hijo y al alfa, pero este solo asintió y se fue apartando hacia la salida dándoles intimidad a ambos omegas.

Este sacó de su bolsillo una tarjeta.

—Esta es una asociación a la que pertenezco —dijo el omega tendiéndosela—, una asociación de omegas.

Oker había pertenecido a varios clubs sociales cuando era más joven, dudaba que nadie le dejara acceder a alguno, iba a darle las gracias y olvidarse del tema.

—Para omegas como tú y como yo —añadió guiñándole un ojo.

Oker miró la tarjeta y al omega con los ojos abiertos.

—¿Eres un omega usado? —preguntó sin darse cuenta de lo horrible de denominar a otro como a él lo hacían.

—Soy un omega libre —dijo con orgullo y sonriendo, e inmediatamente Oker sonrió, ni siquiera sabía que eso podía ser cierto. Pero allí estaba ese omega, sin marca, con un puesto de trabajo más que digno. Con un orgullo que habría hecho bufar y gruñir a cualquier alfa.

—Gracias.

—Un placer, Oker.

Salió de la escuela con una amplia sonrisa, que no hizo más que ensancharse cuando vio a su hijo jugando en unos columpios para niños a la salida de la escuela ante la atenta mirada del alfa.

Este le miró, y la respuesta automática hubiera sido bajar la cabeza y ocultar su sonrisa, eso es lo que hubiera hecho cualquier otro día. Pero la mantuvo, la sonrisa y la mirada.

Kyle corrió hasta él chocándose contra su cuerpo.

—¿Puedo venir mañana, papi?

Oker sonrió y lo abrazó.

Inconscientemente, Oker levantó la vista y vio por segunda vez en ese día al alfa sonreír. Y entonces, sí bajó la mirada, pero no para esconder su sonrisa sino el sonrojo que esa sonrisa le había causado.

Sin esa pose dura, desagradable y malhumorada que cargaba el alfa, era un hombre muy atractivo, y Oker se acababa de dar cuenta en ese momento.

Sin esa pose dura, desagradable y malhumorada que cargaba el alfa, era un hombre muy atractivo, y Oker se acababa de dar cuenta en ese momento

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El viernes acabamos fatal, pero ¿ y lo bien que empezamos el lunes?

Ivory es idiota no feo, y el pobre Oker se acaba de dar cuenta, ¡calamidad! 😈

¿Qué tal se presenta la semana?

Besos

Sara

OmegaWhere stories live. Discover now