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Cosas habían pasado. Taehyung tenía que dejar de compadecer hasta las moscas que se posaban en las tazas de café o terminaría yendo a la cárcel por cosas que nunca había hecho. Suficiente había tenido con hacer llorar al ladrón bajo él y es que siempre pensó que los delincuentes eran más...¿rudos? ¿no lloraban? ¿estaban llenos de tatuajes y eran matones de primera?

Al parecer en la vida siempre habían excepciones, esta era una de ellas.

Cuando vio  que lágrimas brotaron de los ojos del chico se asustó un poco. Le pidió que por favor dejase de llorar, podían charlar las cosas, en serio, no iba a denunciarlo otra vez, sin embargo, ese llanto en serio era desconsolado.

Taehyung pidió que por favor fuera a vestirse, lo esperaría.

El delincuente le hizo caso y sin dejar de llorar fue a vestirse. Taehyung examinó la casa mientras le esperaba y sintió un poco de pena por las condiciones en las que esta se encontraba. El techo tenía algunos rastros de humedad por la lluvia, de seguro habían muchas goteras gigantes y la lluvia se pasaba allí, lo sabía porque habían baldes que trataban de contener esa agua. El piso era de madera vieja, crujía a penas lo pisaba y con suerte tenía una mesa con un sofá desgastado. No había televisión, no había decoración, no había...nada. 

Entonces su cabeza se iluminó, claro que sí. Que brillante era Kim Taehyung cuando cosas se le ocurrían y nadie podía detenerlo. No por nada siempre terminaba haciendo cosas de las cuales con el tiempo se arrepentiría.

—Por favor, llevémoslo —dijo con ojos de cachorrito mirando a Hoseok, su mirada bailaba entre su mejor amigo incrédulo y el ladrón moqueando. Suplicó con ambas manos juntas.

—Estás...¿estás pidiéndome que llevemos al ladrón que casi te disparó a vivir con nosotros?

—Si lo dices así suena horrible —Taehyung dijo con una mueca. No había para qué exagerar la situación.

—¡Porque lo es!

—La pistola era de juguete —aclaró Jungkook con miedo de meterse en la conversación con quienes no conocía. No mentía, era un juguete que compró en la calle para armar todo el plan que claramente, no funcionó.

—No es a vivir literalmente —intentó aclarar—, solo que duerma ahí hasta que encuentre empleo.

—El departamento no es una casa de acogida, por Dios, Taehyung, a penas cabemos los dos. No somos la maldita sociedad de cristo. 

—¿Y cómo llevas a Yoongi?

El chico con ojos de gato miró con mirada cortante a Taehyung por haberlo metido al baile en la discusión. 

—Yoongi no es un indigente —trató de hacerlo entrar en razón.

—Él tampoco —señaló a Jungkook que miraba atento—. Solo me intentó robar porque-

—A ver, para un poco —suspiró hondo, muy hondo. Hoseok casi se quiso arrancar su cabello de los nervios que tenía en esos momentos porque su mejor amigo era la persona más terca que había conocido jamás—. Tú, drogadicto, necesito tu versión, porque por mí ahora mismo te llevo a la comisaría a que des declaraciones, a Taehyung le faltan cables en la cabeza, así que habla.

Jungkook se sintió atrapado, nervioso, ¡iba a tener otro ataque de pánico frente a estas personas!

—Me llamo Jungkook —dijo primero, reverenciando pequeño—. Lo que pasó fue...fue todo mi culpa. Compré una pistola de juguete para tratar de hacer el robo más convincente y me abrumé cuando lo hice —mordió sus labios sintiendo la mirada de los tres encima—, vi un tutorial en Youtube que decía que funcionaba y-

—Espera, espera —Yoongi le interrumpió muy curioso—. ¿Lo viste en internet?

—Uh...sí.

—Cuando quise huir solo vi la bicicleta fuera, no pensé que fuese suya, cuando lo vi tirado en el piso fue demasiado tarde, entonces la traje. Lo hice como último recurso, no tenía nada para comer y debo pagar la fianza de mi hermano —realmente, estaba arrepentido. Todo lo que había tratado de hacer había salido fatal, lo sabía. ¿Pero...quién en su sano juicio le creía a un ladrón?

—Sea de verdad o mentira la pistola, pudiste matar a Tae de un paro cardíaco. ¿Quién me hubiese devuelto a mi amigo entonces? —le recriminó, se sentía como en la escuela por no haber hecho sus deberes—. ¿Tus papás saben esto? Eres menor, tienes un futuro por delante, puedes dejar la droga, en serio, mira a Yoongi —Hoseok señaló al recién nombrado. 

Yoongi miró a Hoseok muy curioso por su dicho, por lo que sabía, él nunca se había drogado en su vida, pero el pelirrojo le lanzó una mirada cómplice para que le siguiera el juego.

—Oh...sí...yo-uhm, me rehabilité, le hacía a la coca y mírame ahora, rehabilitado —mintió—. No me dejó secuelas.

—No me drogo —Jungkook aclaró de inmediato, adoptando un color rojo a sus mejillas—. ¡En serio no! Tampoco soy menor de edad, tengo veintiún años.

Los tres se sorprendieron. Realmente pensaron que era un escolar por la forma en que lucía. Su ropa holgada, ojos grandes y cabello revuelto le daba ese aspecto. Quizás era su delgadez...

—¡Con mayor razón debería darte vergüenza! 

—Okay, suficiente —Taehyung interrumpió la charla. Ya tenía su bicicleta en sus manos por fin, lista para ser amarrada al auto, pero era mucho para su pobre cerebro todo lo que estaba pasando—. Si no quieres que lo llevemos con nosotros, está bien. No seguiré insistiendo —volteó hacia Jungkook que se veía consternado con todo—. Kookie, lo siento, no vivo solo y no depende de mí el llevarte.

Kookie.

Taehyung le tenía un apodo al ladrón.

Era un demente.

Llámenlo loco, pero en serio no lo era. Tan solo...su corazón era frágil y Jungkook se veía como una pequeña ratita bebé que necesitaba mucho cariño y contención. Acababa de decir que no tenía nada para comer, ¡era obvio que se sentía muy mal por él! ¿Hoseok no tenía un poco de empatía?

—Gracias por pensar en mí a pesar de haberte hecho pasar ese mal rato. Yo...te compensaré, en serio, puedes darme tu número de teléfono para eso —le respondió de vuelta con una reverencia. 

Taehyung hizo un puchero. Ah. A veces la gente se equivocaba y estaba bien de parte del chico haber admitido su gran -GRAN- error. No había problema, sabía perdonar.

Asintió dándole su número de teléfono en un papel y le dio un pequeño abrazo mientras Hoseok y Yoongi volvían a adentrarse al auto luego de atar bien la bicicleta en la parte trasera.

—Si alguna vez necesitas ayuda, sabes donde encontrarme —rió irónicamente—. Trata de elegir el camino correcto, ¿sí? Nunca es tarde para volver a empezar en esta vida, hay más opciones que esta.

Se despidió con una mano adentrándose al auto. Jungkook observó a lo lejos como este avanzaba e iba retirándose del barrio, no fue hasta cuando los perdió de vista que decidió volver a su casa para tratar de planear cómo iba a subsistir al menos por lo que quedaba de la semana debido a que ya no podía vender esa bici.

Nunca es tarde para volver a empezar.

¿Ese Kim Taehyung habrá tenido razón o solo era un loco más entre todas las personas del mundo? Nunca lo sabría.

THIEF → taekookحيث تعيش القصص. اكتشف الآن