16 velas

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Un fuerte golpe de aire sacó un quejido vibrante y prolongado de los cristales de las ventanas de la Escuela Superior Takae Teikoku. El cielo iba oscureciendo cada vez más a pesar de la hora y el viento que indicaba la proximidad de un temporal traía un olor a humedad que hacía que en la ciudad de Inazuma cada vez más personas miraran al cielo encapotado y se lamentarán de no haber llevado un paraguas ese día. Los árboles del terreno de la escuela crujían y se mecían ante el inclemente clima.

Y él sencillamente disfrutaba aquella vista desde la ventana, sentado en su lugar y absorto en aquel día tan desapacible. De pronto sintió una presencia a su lado y vio el reflejo de Kidou en el cristal, su expresión se tornó suave y se giró hacia él alzando las cejas con aquella pregunta que no formularía pues no era necesario hacerlo.

Su amigo estiró los labios en una sonrisa de orgullo al percibir el cambio que su proximidad generaba en Fudou, un brillo de gran afecto se reflejó en sus ojos y ni siquiera sus gafas de cristales oscuros pudieron opacarlo del todo. Ante la pregunta no verbal de su querido amigo él respondió.

"Feliz cumpleaños, Akio."


El cumpleañero intentó retener una risita que surgió tras aquellas palabras, su pecho ensanchándose de felicidad por algo en apariencia tan sencillo. Llevaba desde el comienzo de clases preguntándose si su compañero de estrategias recordaría la fecha y si de hacerlo le felicitaría, que hiciera ambas cosas e incluso oír su nombre en sus labios le llevaba a un punto en que creía que un racimo de mariposas volaba en su interior. Cerró un poco los ojos con los recuerdos de un año atrás vagando por un resquicio abierto de su memoria.

El chico de gafas vio cómo aquellos ojos verdes y astutos como el propio mar que recordaban se entrecerraban con la chispa de un recuerdo y retuvo inconscientemente el aliento perdiéndose en aquella imagen. Sus pestañas largas y abundantes, su piel clara y suave, sus labios en una relajada posición y sus mejillas ligeramente subidas de color; después de todo aquel año a su lado era plenamente consciente de ellos.

Él quiso agradecer la felicitación pero otra voz se superpuso con un rugido indignado.

"¿¡Hoy es tu cumpleaños, Fudou!? ¿¡Y no fuiste capaz de decir nada, mala bestia!?"

Los dos jugadores se giraron sobresaltados, una punzada de molestia y calor subiendo a sus mejillas al haber sido interrumpidos en aquel momento que aunque de apariencia sencillo tenía una gran profundidad para ellos, un momento especial e íntimo. Ambos alarmados de que Genda, quien en aquel momento abrazaba a Fudou como si quisiera hacer polvo sus huesos y usarlos para medicina, se hubiera dado cuenta de cómo se miraban.

"¡Tenemos que celebrarlo con todos los demás! ¡Oh! ¡Podemos cantarte cumpleaños feliz antes del entrenamiento de fútbol."

El muchacho de ojos verdes consiguió soltarse finalmente de los fuertes brazos del portero y resolló con la cara roja del esfuerzo. Kidou se cubrió, con una sonrisa divertida en sus labios al ver su expresión de agotamiento.
"No es necesario," repuso el chico de inmediato con cierta tirantez en la voz que sorprendió a sus dos amigos. Él frunció las cejas, a pesar del cumpleaños tan maravilloso que Kidou le permitió vivir el año anterior aquella fecha todavía era una mancha oscura que no se sentía lo suficientemente fuerte para compartir con nadie más. "Hoy me saltaré el entrenamiento, así que me voy ya antes de que empiece a llover."


Pero ambos sabían que a Fudou no le molestaba la lluvia, al revés, le encantaba salir y sentir sus frías gotas en su cuerpo mientras se estiraba y se reía como un maníaco.

"¡Pero hay que celebrarlo con todos! Además, ¿¡es que no quieres ganar el Campeonato Nacional!?"
"Genda, es ocho de febrero, el Campeonato Nacional ya ha terminado."

Velas rojas en su tarta de cumpleaños [KidouxFudou]Where stories live. Discover now