__ Un hijo de un Rizzo para unir nuestra sangre. - sorbe su nariz a modo de tomar valor dejando atrás su tristeza disfrazada - Está bien, eso tendrás, pero también quiero no solo conservar el "poder" que tengo, en cuanto ese bebé sea confirmado tendrás que darme participación en el liderazgo de nuestro clan.

__ Eso es posible solo si es varón, si tienes una niña no serás tomada en cuenta - replica el tipo viéndose ganador del tipo de trato que están haciendo.

__ Entonces no hay descendencia. - digo con calma. La mirada asesina de Donato me tiene sin cuidado, pero la de Adriano solo causa diversión por el descontento.

__ No te metas en esto. - ignoro a mi padre. - No te corresponde más que unir dos familias en conflicto.

__ Así como crearon un pacto para esa unión sin consultarme, ahora también acepten un ¿pedido? No más bien sería una condición. - afirmo, Lorand me mira de soslayo sin entender que quiero hacer, pero tampoco lo sé y no puedo explicarlo - Sin reglas no actúan ustedes, con reglas estoy empezando a actuar yo. Así de fácil y sencillo.

Ginebra me mira, espero empiece su cantaleta mezclada con burla pero no dice nada. Incrédula.

__ Ni siquiera podrás dar ese hijo, se sabe de tus gustos...

__ Mis gustos, aunque diferentes no impide que tenga la capacidad de embarazar a alguien, que lo haya evitado todo este tiempo es otra cosa. Pero no es algo que debería importarte, Adriano. Tú quisiste que me casara con tu hija ¿no?

Se quedan callados.

__ Yo no llegué con ustedes a pedir que fuera parte de esta estupidez, solo sigo lo que hicieron tú y Donato.

__ Francesco. - advierte mi padre

__ ¿Para que lo callas si dice la verdad? - oigo a mi abuela desde una silla, todos se apartan cuando camino con la mirada en esa dirección encontrando a la mujer de casi setenta años observando todo con desinterés - Donato se casó por orden de su padre, Adriano ni siquiera se dio cuenta. Ustedes hubieran querido hacer alguna disposición en cuanto firmaron ese papel que los condenó.

Nunca ah sido alguien que se quede sin decir lo que piensa y está vez no es la excepción.

__ Callen y acepten. Porqué esa muchachita no piensa dar marcha atrás con su pedido - mira a Ginebra. - No lo hagas, niña. Las mujeres no tenemos porqué aceptar órdenes de otros, no somos sumisas. Hasta para nacer nos necesitan estos mastodontes.

Donato está incrédulo, apenado.

__ Y Francesco, no quiero enterarme que te dejas mangonear de su creencias. Ni yo que soy más vieja me ando con ideas tan antiguas. - su regaño solo me hace reír, actúa como si no le importara nadie pero en el fondo ve por cada uno

__ Mamá.

__ A mí no te atrevas a callarme, Donato. - brama molesta

__ Solo es algo que queremos arreglar y con tus intervenciones no ayudas, no comprendes que Francesco con esas actitudes... desagradables solo...

__ Desagradables las pelotas de tu padre - lo calla y solo soporto la risa que la situación me causa - Te hubiese de importar que no muera, no con quien o cuántas veces coge.

__ Abuela. - se acerca Georgina, una de mis primas.

__ Tú también coges. Cállate.

La madre de Georgina la mira con desaprobación. Nunca les ha gustado que sea tan directa en cuanto a su manera de hablar en tanto admiro ese carácter retador y opté por copiarlo.

Donato y Adriano se miran entre ellos, esperando que el otro hable.

__ Con su silencio asumo que mis peticiones se aceptan. - habla Ginebra. - Con permiso, iré a prepararme para tener un hijo.

Patea la tela blanca de su vestido para luego recogerla e irse con la frente en alto.

__ Esa chica me cae bien. - le digo a Lorand en una murmuración.

__ Entre locos se entienden. - exclama viendo cómo se retira, lanza el velo al suelo mientras los invitados están que no creen que esto sea una boda y no un circo.

__ Por eso te entiendes con tu griega. - devuelvo, se voltea amenazando mi vida con el amarillo casi enfermo de sus ojos - Sabes que digo la verdad. Quise entenderlos, pero ese tira y afloja de ustedes solo ustedes lo entienden.

__ Rizzo.

__ No me contrarías, no miento. - vamos a su auto. Está loco si cree que me quedaré en este sitio, ya tuve suficiente discursos tontos de parte de gente que soporto por el simple hecho de que a algunos que me importan, ellos les importan.

Subo a su lado, no conduce por un accidente del pasado por lo que ambos nos ubicamos en los asientos traseros.

__ No contrarío porque contigo es perder el tiempo. - mira el celular como si esperara una llamada. Es más necesidad que realidad.

__ No me contrarías porque sabes que tengo razón. - determino. - Que no quieras aceptar que estás perdido hace mucho por la griega es otra cosa.

__ No puedo aceptar algo que no es verdad. - se niega, guarda el móvil exasperado - Solo tengo una pregunta ¿A donde vas? Se supone que es tu noche de bodas.

__ ¿Y que? No se va a anular el matrimonio porque el novio se pierda después de la boda. - le resto importancia.

Ninguno vuelve a decir nada en lo que el auto se desplaza por la carretera enmedio de la oscuridad. Él pendiente del celular en lo que yo estoy que me voy a un sitio enmedio de la nada.

Desde la niñez siempre tuve que seguir los pasos de Donato, las reglas para continuar con su legado, el llevar a cuestas una familia que no se va a separar porque el líder de la familia es quien, por obligación, debe sostener el bienestar de cada miembro.

A los doce ya tenía que saber puntos débiles en individuos que caían sin mucho esfuerzo ya que el entrenamiento riguroso de mi padre para que fuera una máquina sin debilidades estaba surtiendo efecto

A los quince mi lista de muerte había comenzado, ya tenía cinco por proceso, dos por defensa y otros que deseaba poder enviar al infierno cuando descubrí algunas ideas que creí solo eran por curiosidad.

No se me quitó el gusto por una chica, siempre admiré esa belleza que cada mujer carga. De hecho me parece fascinante como algunas lo resaltan más, y otra que no se validan solo por eso. Pero me resultaba atractivo otras "características".

Sentí raro, incluso rechacé la idea al principio. Me negaba a aceptar algo que cambiaría del todo mi punto de vista.

__ Este bar puede ser una buena opción. - señalo desde el auto.

__ Eso no es un bar. - dice Lorand.

__ Guarda silencio y actúa como que sí.

Enarca una ceja, ignorando el hecho que acabo de casarme, bajo en la banqueta para mirar la entrada. Algunos salen del sitio llevando consigo la compañía elegida.

__ Mi regalo de bodas. - digo cuando el húngaro me alcanza. - Sabía que eras un gran amigo.

__ Tengo la teoría que no piensas antes de actuar. - comenta. - Presiento que es mejor solo ver y no seguir tus ideas.

__ Para eso vienes. - cruzo la puerta y esa luz roja hace que todo lo que sucede en el interior adquiera un nivel de perversión más radical. - Cuida que cuando no tenga uso de razón, no me meta con...

__ Te voy a matar luego de esto. - dictamina.

__ Luego. Ahora...

Me dirigen entre los pasillos que recorro sin ver más que mis objetivos. Si voy a ceder a cosas que no me gustan, disfrutaré del post proceso.

Tal vez estos no me hagan tan desdichado fingiendo no serlo.


Impact (Libro 4 Dinastía Indestructible) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora