Fue el mejor plan que se le ocurrió. Sin embargo, tendría que hacerse amigos dentro del barco para poder realizarlo, no podía hacerlo solo. Necesitaba alguien que lo guiara hasta el bote y que lo proveyera de raciones a escondidas. Sería lo más difícil, ya que se encontraba en un barco pirata. Tal vez el cocinero podría ayudar.

Mientras tanto, le convendría mantener un perfil bajo en presencia del capitán, para que no se percatara de su plan. Podía hacerlo, la diplomacia era su fuerte. El hecho de que el capitán fuera un alfa representaba una ventaja. A pesar de no tener permitido codearse con alfas que no fueran de su familia, conocía el instinto protector que surgía de ellos en presencia de un omega. Su padre se desvivía por cuidar a su madre cuando ella tenía un simple resfriado. Podía aprovecharse de eso, en cuanto bajara la guardia, el capitán actuaría como cualquier otro alfa.

Tomlinson volvió a ingresar en el camarote seguido por el cocinero, quien traía una bandeja llena de comida en sus brazos. Fue dejando las fuentes y los platos sobre la mesa, en silencio, mirando de reojo al capitán. Harry no dijo nada por si eso podría ser motivo de regaño para Horan. Debía esperar al momento en que estuvieran a solas para hablar con él.

El capitán se quedó mirando por la ventana que estaba un par de metros detrás de la mesa, dándoles la espalda. El cocinero terminó de vaciar la bandeja enseguida, entonces la apoyó en una silla y se acercó a Harry.

—El capitán quiere que lo desate, milady —susurró Niall, agachándose frente a él—. Sólo me tomará un momento.

Harry asintió con la cabeza, alzando sus brazos para que le fuera más fácil acceder al nudo en sus muñecas. Cuando Horan aflojó la cuerda, el príncipe terminó de quitársela de forma impaciente. No había estado atado el tiempo suficiente para que le dejara marcas pero sí sintió un ligero ardor en la piel. Después, el alfa le quitó la cuerda de los tobillos y lo ayudó a acercar su silla a la mesa para cenar. A Harry le hizo gracia tanta parsimonia teniendo en cuenta el lugar donde estaban, se parecía bastante al trato que recibía en su hogar.

—Ya está, capitán —anunció Niall y se dirigió hacia uno de los modulares altos, con puertas de vidrio.

Mientras tanto, Tomlinson se giró lentamente hacia Harry. Él se sentó como solía hacerlo, con las piernas juntas y ambas rodillas giradas hacia un lado, sus manos sobre su regazo y su espalda recta. Si su plan era usar la diplomacia, no debía notarse lo aterrado que estaba de encontrarse allí. Actuaría con mesura y fingiría sentirse a gusto alrededor del alfa.

—No necesitas tanta formalidad para cenar conmigo —farfulló el alfa posando la vista en él mientras se deshacía con facilidad del cinturón atado en su cintura, donde estaban envainadas sus espadas. Harry se encogió de hombros levemente y siguió con la vista el recorrido de la mano del alfa cuando colgó el cinturón en el respaldo de una silla.

El cocinero se acercó a la mesa y apoyó una jarra de cristal llena de vino tinto y una botella de ron al lado. Acto seguido, dio unos pasos hacia atrás y miró en dirección al otro alfa.

—¿Algo más, capitán?

—No, Horan —negó Tomlinson—. Retírate —indicó al tiempo que le hacía una seña con la mano.

Harry miró con cierta tristeza cómo el alfa salía de la habitación. Cuando cerró la puerta, el capitán se sentó al otro lado de la mesa, en la silla que estaba frente a él y sirvió vino en su copa. Harry reconoció la comida que estaba sobre la mesa, eran los mismos ingredientes de su almuerzo de ese día: pollo, patatas y algunos vegetales. Supuso que lo habían robado de su barco. Aunque sabía que todo era de buena calidad, no tenía hambre, su estómago se había cerrado después de lo que había vivido.

Tormento (Omegaverse - Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora