2. El capitán

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Cuando Harry se encontró a sí mismo solo en la cabina del capitán del Tormento, atado de pies y manos sobre una silla, se preguntó cómo rayos había llegado allí. Lo único que iluminaba la lúgubre habitación eran algunos candelabros con velas encendidas distribuidos sobre la mesa a su lado, al costado de unos mapas y otros artefactos de navegación. Frente a él se alzaba la puerta de salida, con una parte de vidrio tan sucio que apenas se podía ver hacia el exterior. Sólo llegaba a vislumbrar las sombras de los marineros caminando sobre la cubierta. Desde fuera, el crujir de la madera se mezclaba con los ruidos de risas macabras y de las riñas entre piratas que eran de lo más frecuente.

Le pareció que la habitación donde se encontraba era bastante lujosa para tratarse de un barco pirata. Una gran alfombra turquesa, bordada en tonos dorados, cubría el suelo bajo sus pies. A su derecha, en medio de la oscuridad del cielo nocturno, ingresaba un haz de luz de luna a través de un gran ventanal que iluminaba tenuemente la mesa redonda a su lado. Había tres sillas revestidas en terciopelo rojo, además de una en la que él estaba sentado. Arriba suyo, había una araña de hierro apagada, con velas desgastadas por el uso. Hacia el sector izquierdo, debido a la escasa luz de los candelabros, no pudo ver más que unas repisas llenas de libros y objetos de cubertería labrada, y algunos cofres.

Los dos piratas que lo habían hallado minutos antes en su camarote lo habían dejado allí por orden del capitán. Ataron sus muñecas juntas con una gruesa cuerda y después hicieron lo mismo con sus tobillos. Cuando lo dejaron solo, pensó en escapar, en buscar algún cuchillo para cortar la cuerda que sujetaba sus manos, pero su movimiento estaba muy restringido y cruzar la puerta que daba a cubierta parecía más peligroso que quedarse allí en soledad. Recordó la sonrisa de su madre esa mañana al colocarle el collar de perlas en su cuello para terminar su atuendo y lo orgullosa que se veía por enviarlo a Eltris en su misión. Lloró en silencio, pensando en que ya no podría cumplir con su deber y en la decepción que eso causaría en sus padres.

Eventualmente, se calmó. Alguien vendría a por él. El primer barco que se cruzara el buque destruido en el que venía viajando alertaría a las autoridades y los reyes enviarían a toda la flota naval en su rescate. Es más, cuando Sir Ballard notara la demora de su llegada, también saldría en su búsqueda. Sólo tenía que mantenerse con vida para entonces.

Lo extrañó que ese pensamiento de auto preservación hubiese llegado tan tarde a su mente. Se percató entonces de que su vida nunca le había pertenecido. Su vida le pertenecía a su pueblo. Estar en ese barco pirata no era muy distinto a ser transportado al palacio de Sir Ballard y cumplir con sus deberes como su omega. Quizás por eso no estaba tan escandalizado. Porque, en realidad, él nunca había sido libre.

—Permiso —dijo alguien desde fuera, al tiempo que abría la puerta del camarote. Harry tensó sus hombros al percibir aroma a alfa nuevamente—. Oh, no se asuste, milady. Sólo soy el cocinero.

El hombre se detuvo en el marco de la puerta. Llevaba un candelabro que iluminaba su sucio y sudoroso rostro, pero donde se encontraban dos ojos celestes y amables que lo observaban con curiosidad.

—¿Sabe quién soy? —preguntó Harry con cautela, sorprendido por el término que había utilizado el alfa.

—No, lo siento —Hizo una mueca—. Pero, por sus ropas, asumo que es alguien con un título. Y, bueno, como es un omega... supongo que prefiere el término Lady a Lord.

—Ciertamente nadie me llamaría Lord.

Tampoco el término adecuado era "Lady". Así se designaban los títulos de menor rango como el omega de un duque o sus hijos. El término correspondiente para él era "su alteza" o, simplemente, "príncipe". Pero Harry no quiso corregirlo, por lo menos no aún. No sabía si sería beneficioso para él que los piratas supieran exactamente quién era. Quizás bastaría con que pensaran que era un noble cualquiera y no el hijo del rey. No sabía qué consecuencias podría traer si lo mencionara.

Tormento (Omegaverse - Larry Stylinson)Where stories live. Discover now