Se quedó atrás a unos metros. Se lleva la mano a la cabeza y cuando me acerco se le cierran los ojos y no me tiempo a sostenerlo cuando cae hacia atrás.

—¡Mika! —grito agachándome a su lado.

Tiene los ojos cerrados a pesar de que lo zarandeo para despertarlo.

—¡Señorita Bowman! —grito llamando la atención de muchos que se acercan curiosos.

La profesora de gimnasia se acerca corriendo y se agacha junto a Mika tocándole la cara.

—¡Traed agua rápido! —les grita a los idiotas que están mirando.

Meredit e Ivy son las que corren a por unas botellas de agua.

Mika parece volver en sí. La profesora y yo lo ayudamos a incorporarse.

—Mika, ¿te encuentras bien? —le pregunta la profesora.

—Estoy un poco mareado —farfulla llevándose la mano a la frente.

—¿Has desayunado?

Mika niega con la cabeza y coge una de las botellas que le ofrecen.

—¿Cuánto tiempo llevas sin comer?

—No lo sé —murmura relamiéndose los labios después de beber.

—Vamos a llevarte con la enfermera.

Le paso un brazo por la espalda y el suyo por mis hombros. Levantamos a Mika que tiene poca fuerza a pesar de que dice que está bien. Entramos en la enfermería y salimos para dejar que la enfermera revise a Mika para asegurarse que está bien. 

Tarda solo unos minutos ya que la profesora de gimnasia tenía razón al decir que le había dado una insolación por llevar tanto sin comer, el esfuerzo y estar demasiado tiempo bajo el sol.

—Solo necesita descansar, hidratarse y comer algo —le comenta la enfermera a nuestra profesora—. Podrá volver a clase sin problema.

—Erien —me llama la profesora—. ¿Por qué no le traes algo de comer de la cafetería? Podéis volver a clase a la siguiente hora, os firmaré un justificante.

Voy a la cafetería y compro un par de zumos diferentes, una bebida energética, barritas de cereales, patatas fritas, galletas saladas y con pepitas y mis delicias naranjas. Estoy nervioso y necesito comer.

Entro en la enfermería y tiro todo lo que traje encima de una mesa. Mika está tumbado en la camilla mirando el techo.

—Debo de ser la burla de todos por haberme desmayado, a que sí? —sonríe de lado.

Me encojo de hombros ordenando las cosas que traje en la mesita auxiliar vacía. Mika vuelve a ser idiota, eso significa que está bien, sigue siendo Mika.

—Toma —murmuro ofreciéndole la bolsita de galletas saladas.

Hace una mueca de desagrado apartando la bolsa.

—Es que no tengo hambre —hace una mueca intentando devolverme la comida.

—Tienes que comer —insisto poniendo la bolsa en su mano.

—No quiero.

—¡Que comas! —grito perdiendo repentinamente la paciencia.

Alza las cejas con sorpresa y yo me cubro la cara respirando hondo.

—¿Sabes el susto que me diste, capullo? —le espeto sin mirarle.

—Solo fue un pequeño desmayo.

Bajé la cabeza frotándome la frente. Me dio un buen susto, un momento estaba de pie y al siguiente se cae al suelo.

Mika se pone en pie sin que me diera cuenta y me puso la mano en el nuca buscando mis ojos.

Breathe in youWhere stories live. Discover now