Capítulo 5: El señor y la sumisa

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Sinceramente no puedo dejarlas esperando hasta tarde así que ¡acá está el capítulo 5! espero que les guste, voten y opinen.



Martina le dio un beso de buenas noches a Naiara y se fue hacia a la cocina. Aún llevaba el vestido de cóctel puesto. Solo esperaba llegar a su habitación para quitárselo. Terminó de recoger unas cosas y fue hacia su cuarto. No llegaba a la cremallera del vestido, antes, Jorge la había ayudado a subírselo. Y de qué manera... Sonrió.

- ¿Jorge? - dijo quitándose los zapatos de tacón y dejándolos encima de esa moqueta color granate. Jorge amaba el granate para adornar su habitación... matrimonial. Pero su color favorito era el verde, siempre el verde. Rió. ¿A que venían esos pensamientos? - ¿Jorge? - no aparecía. - Niño, ¿Dónde estás? Anduvo descalza, buscando en el baño, en el salón, bajando las escaleras de nuevo. Pero no lo encontraba. - Donde se habrá metido... - suspiró, entrando de nuevo en la habitación e intentando desabrocharse el vestido, otra vez.

- ¿Con que niño eh? - sintió que alguien la cogía fuerte de las manos. Tuvo un escalofrío, al notar el duro cuerpo de Jorge. Y como su torso, obviamente desnudo, rozaba su espalda descubierta. Una cachetada, dura, hizo que diera un respingo.

- ¡Jorge! - se cabreó ella.

- Ah, ah... no se queje señorita. - Jorge bajó la cremallera del vestido, sin dejar de cogerla, fuertemente por las muñecas.- Su novio me dijo que se ha portado mal... últimamente ha dicho muchas mentiras... - sintió su aliento, próximo al cuello, y sus labios, rozándolo. - Por eso mandó el agente Jorge a detenerla.-Tiró más de sus manos, hasta que Jorge tuvo que arquearse un poco. Una vez estuvo el vestido en el suelo, Jorge le tapó los ojos. - No puede ver, ni tocar nada. Nada. Si no cumple, será castigada... - dijo Jorge. Martina esbozó una sonrisa. Era la primera vez que él y ella empleaban estos juegos, pero... dios, como la había excitado. Jorge la tumbó en la cama. Alzó sus brazos por encima de su cabeza y Martina escuchó como algo se cerraba alrededor de sus dos muñecas. Tiró, y escuchó como las cadenas se tensaban. Sin dejar que pudiera mover mucho sus brazos.

- ¿Me has atado?

- ¿No lo nota? - Martina se mordió el labio. Jorge la trataba de usted, como si fueran dos completos desconocidos. Eso la puso mucho. - Y tanto que lo noto. - sonrió.

- ¿Con que quieres jugar eh?

- No hable. - se limitó a decir él. - si no, será castigada. - en esa última oración sintió como a Jorge se le escapaba la risa.

- ¿Y qué me harás, policía? - dijo, siguiéndole la diversión. Jorge no era así, antes. Pero de todas formas, la enamoraba. Siempre, desde siempre. El Jorge del principio de su historia, frío y malévolo. Y el Jorge de ahora. Romántico, pasional. Salvaje, siempre lo había sido. Sintió el peso del cuerpo de Jorge encima, y como algo frío rozaba su muslo. Algo tenso, duro, el tacto de cuero.

Tragó saliva.

- No irás a... - murmuró ella. Jorge pulsó sus labios con un dedo, haciéndola callar. Él sonrió y se inclinó hacia a ella.

- Cuando le duela, paro. - susurró en su oído. Y rozó el lóbulo de la oreja. Martina se arqueó, como señal de que le gustaba. Sintió como Jorge paseaba su juguetito por sus piernas, hasta llegar a su objetivo. Rozó su vagina con la correa. A la vez, sentía el aliento de él, clavado en su cuello. Todo aquello, nunca hubiera pensado que le gustara. Pero si, dios, así era, la ponía a cien, él la ponía a cien. Jorge arrancó su sujetador. Martina sintió frío. Se le erectaron al momento. Seguía sin ver nada y eso la incomodaba. Quería verlo, quería ver que hacía. Pronto sintió un pequeño tirón en sus pezones.

Protegeme 3 - jortini (hot)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu