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Largos minutos transcurrían en lo que ambas bocas se encontraban. Jay tuvo que separarse para inhalar algo del oxígeno que Sunghoon constantemente le quitaba. Respiró un poco antes de volver a querer más, estaba enamorado de las sensaciones que su amigo le regalaba con tan solo sus labios.

El menor lo atrajo hasta la cama de modo que quedó sentado en ella y encima suyo el pelinegro ansioso de no terminar aún el beso. Sunghoon también, pero de tener más. Sus hormonas todas alborotadas no estaban para nada satisfechas con solo unos cuantos -muchos- besos húmedos. Querían más.

Y debía aprovecharlo en lo que el pelinegro también lo quiera.

Le dió una pequeña mordida a su labio inferior para separarse y decirle lo que quería. Arriesgándolo todo, definitivamente, pero decidido a ya no quedarse con un "y si hubiera...", ya no quería recordarse todos los días las mil y un malditas oportunidades que había derrochado para quedarse sólo con esa inservible frase martillándolo.

- Jay-ah -llamó en un suspiro, el llamado sólo pudo asintir totalmente extasiado.- Quiero más, pero no voy a mover ni un dedo si no me dejás, no importa que mi cordura esté hecha una mierda ahora.

El chico, perdido en algún lugar de esa profunda mirada, volvió a asentir sin estar realmente conectado a la realidad. Había escuchado muy vagamente a Sunghoon porque a esas instancias, el celo ya lo había consumido por completo y sus deseos carnales lo poseían.

Sunghoon suspiró al notarlo. De repente toda la carga que debía sentir de hacerle eso a su amigo se le vino encima como un balde de agua fría.

¿Qué haría? ¿Se estaba aprovechando de la condición de Jay? ¿Lo iba tomar tras un consentimiento corrupto de su subconsciente animal? Ya no estaba seguro de sí seriamente debía seguirlo, por más que lo desee, el amor que le tenía a Jay era demasiado y no podría soportar las consecuencias de que su pelinegro, al estar de vuelta en todos sus sentidos, lo señale de esa manera porque estaría en todo su derecho. Es más, verlo arrepentido y triste por la situación lo destruiría hasta ser polvo.

Trató de quitarse, de suprimirse y simplemente dejar lo que sea que estaban haciendo. Quizás ir corriendo un par de kilómetros a la farmacia más cercana que tenía y con eso ocuparse de ambos.

Sin embargo, en cuanto hizo un amague, Jay lo tomó de vuelta y cortó sus salidas. En un segundo estuvo tumbado en la cama, con su mayor acorralándolo con una mano en su cintura y la otra junto a su cabeza. Su piel se erizó cuando le susurró con una voz ronca directamente en el oído.

- ¿Qué haces?

- Ehh, a la farmacia... voy por los supresores y vengo, son veinte minutos corriendo, puedo aguant-

- No no, por favor, no te vayas -lo interrumpió el mayor.- Mirá, en parte también es mi culpa, Hoon, lo admito, pero vos propusiste esto, te pregunté si no iba a pasar nada porque sé que tus feromonas me afectan -enfatizó en nombrar al platinado.- Y n-no te dije antes porque la verdad me daba vergüenza, digo, ¿a qué alfa le afectan las feromonas de otro alfa? Eso debería ser imposible.

- Jay, por eso, somos alfas y... Bueno, mejores amigos. Si me quedó, vamos a terminar haciendo... E-eso -Sunghoon tembló con algo de pánico, Jay lo notó y le dió una suave caricia para que continuara.- No q-quiero que después algo cambie, no suelo decírtelo pero te quiero mucho...

Con esa confesión, el menor no pudo evitar sollozar un poco, formándose pequeñas gotitas en las esquinas de sus blanquecinos ojos.

El mayor pareció detenerse a pensar un rato, pero a los segundos exhaló rendido. ¿Que si no quería a Sunghoon? Lo amaba, en ese momento sabía que no podía definirlo de manera amistosa porque cada fragmento de su mente estaba empañado del chico con cabello platino. Y pensando tanto en el es que se exprimió las neuronas con tal de sacar las palabras correctas.

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⏰ Poslední aktualizace: Jun 11, 2023 ⏰

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anti-valentine ; jayhoonKde žijí příběhy. Začni objevovat