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— Hola, Mina — Chaeyoung la saluda con una pequeña sonrisa cuando esta se detiene enfrente de ella.

En el campo tan solo se encuentran ellas, porque quizás Mina se atrasa un tanto a propósito para tener unos cortos segundos a solas con Chaeyoung.

No por nada, tan solo porque la rubia es agradable (o al menos eso se dice a si mismo)

— Hola — sonríe.

— ¡Mamá! — Haewon corre hasta ella al verla y Mina se agacha para abrazarla.

— Hola bebé — sonríe apoyando su barbilla en el hombro de su hija.

Haewon se aparta con el ceño fruncido y una sonrisa divertida en su rostro.

— Mamá, ¿No hueles mucho a perfume?

— ¿Qué? Si no me he puesto perfume cielo — Mina suelta una pequeña risa nerviosa.

— Mamá tengo casi 7 años, no 3.

Mina le fulmina con la mirada, y Chaeyoung se muerde el labio para no sonreír.

Y cuando Mina la mira de nuevo sabe que no hay persona en el mundo que se vea tan bien en una camiseta negra ceñida a su cuerpo, unos pantalones grises de deporte y un silbato amarillo colgado de su cuello.

Sin embargo ella se veía tan bien, que Mina casi quiere rodar los ojos ante la injusticia. ¿No le podía haber tocado un entrenador de cincuenta años, con esposa y tres hijos a Haewon?

La respuesta es obviamente no, porque entonces el mundo entero no podía reírse de ella y de su caótica vida amorosa.

Espera, ¿Chaeyoung tiene esposo?

— Entrenadora Chaeyoung, mi mamá y yo tenemos una sorpresa — dice sacando a la japonesa de sus pensamientos.

Chaeyoung levanta las cejas debido a la sorpresa de esas palabras y sonríe con emoción.

— ¿Una sorpresa? ¿Para mi?

— Sí — Mina dice y se acerca un poco más a la rubia.

Saca de detrás de su espalda la pequeña caja de cartón blanca donde habían guardado las galletas de mantequilla y chocolate para seguidamente entregárselas.

— Queríamos darte las gracias, por la ayuda del otro día — Mina explica, y puede que sus mejillas hayan empezado a calentarse una vez más —.Fue muy amble de tu parte.

— ¡Gracias entrenadora Chae!— Haewon exclama y corre a abrazarla

Mina no puede evitar que una sonrisa en forma de corazón se dibuje en su rostro ante la imagen. Chaeyoung abraza a la pequeña con una enorme y sincera sonrisa, y por alguna razón Mina no siente celos de que alguien más sea tan cercana con su hija.

Por primera vez, se siente bien.

— Voy a por mis cosas, ahora vuelvo. — Dice la pequeña al separarse de su entrenadora y echar a correr por el campo.

— Gracias, no era necesario.— dice la rubia mientras se levanta.

— Tampoco que nos llevaras a casa y aún así lo hiciste.

— No fue nada

— Esto tampoco

Chaeyoung sonríe y asiente.

— Te diré que me han parecido el próximo día que nos veamos.

— Te van a encantar — Mina dice sonriente, colocando sus manos detrás de su espalda.

— ¿Sí? Te veo muy segura de ello.

Esta vez Chaeyoung tiene una sonrisa divertida en su rostro, la cual casi causa que Mina deje de respirar por unos segundos.

— Lo estoy, a todo el mundo le gustan mis galletas. Y estas son especiales porque cuentan con la ayuda de una increíble repostera llamada Myoui Haewon.

Chaeyoung se ríe echando su cabeza para atrás como una niña pequeña y seguidamente asiente.

Y Mina puede jurar que su corazón crece un poco ante el gesto.

— Solo por eso ya van a gustarme.— dice, mirándola a los ojos como si fueran los más bonitos del mundo.

Mina aprieta los labios en una sonrisa y aparta la mirada cuando se da cuenta de que se han quedado en silencio observándose la una a la otra por varios segundos.

Es entonces cuando Chaeyoung se mueve para quedar más cerca de la nipona, sus vans negras quedando justo delante de los tacones de Mina en la mitad del campo de fútbol.

— Mina — susurra tomando el mentón de la pelinegra para obligar a mirarla a los ojos.

— ¿Si? — sus ojos marrones se abren con cierto brillo y curiosidad ante la repentina cercanía.

— Tu hija tiene razón, te has pasado con el perfume.

Intenta no aparentar el nerviosismo y la vergüenza que siente al mantener sus mirada en los ojos de la rubia, pero el brillo carmesí en sus mejillas realmente le delatan.

— Bueno si te molesta no deberías acercarte tanto. — susurró también.

— No he dicho que lo haga.

— ¡Ya estoy! — Haewon grita mientras corre hasta ellas

Y en apenas un parpadeo, las dos se apartan como si nada hubiera sucedido.

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❝ ¡Entrenadora Chae! ❞ || MichaengWhere stories live. Discover now