—To..Tómame… –Ella finalmente dijo palabra en un tono meloso frotando su rostro contra el cuello del sacerdote que la sostuvo de la cadera con ambas manos para que no continuara moviéndose más—.

—Quie..Quieta. –Gruñó entre dientes reteniéndola pero la contraria se estiró para clavarle un beso en la boca haciéndolo callar, eso lo dejó pasmado de sorpresa y entrecerró un poco sus ojos—.

Se suponía que no debía dirigirle la palabra y menos tocar así a alguien mitad bestia, pero… la manera en la cual la azabache le estaba jadeando le provocaba algo extraño, se suponía que era un hombre de Dios y alguien en contra de esas bestias salidas del infierno. Por su parte la más baja lo miró quieta un momento antes de lamer su mejilla regresando a sus movimientos, el de ojos azul marino apretó los dientes ante la punzada en su miembro que comenzaba a endurecerse por la fricción, haciéndolo apretar sus manos que aún sostenían la cadera contraria. La de alas puntiagudas se arqueó ante la brusquedad pero no tardó en seguir con su cortejo de apareamiento frotándose contra el hombre cuyo aroma le embriagaba los sentidos en medio de su celo, entonces la resistencia del rubio comenzó a flaquear a medida que la temperatura del lugar aumentaba a pesar del frío exterior.

Sus manos tensas subieron poco a poco por el torso, hasta llegar bajo las alas y aquello hizo que ella soltara un gemido bajo, al parecer ese era un lugar sensible o erógeno en los dragones…. por lo que soltó despacio ahora centrándose en mover sus manos atento a las reacciones ajenas, se sentía raro ante la cercanía y el calor que emanaba esta.

—No.. no podemos hacer esto –Las manos de la joven princesa a su vez se paseaban por su pecho apegándosele hasta el punto en que podía sentir su respiración en su cuello—.

—¿Por qué..no? –Jadeó esta intentando abrir el abrigo contrario pero sus manos fueron retenidas al instante por lo que con un poco de jaloneo las retiró—.

—¡No me gustas..! –Polonia trató de empujarla desviando la mirada pero únicamente consiguió golpearle un lado del pecho—.

—¿Oh… prefiere esto?.. –La de larga cola levantó sus manos llevándolas hacia su vestido verde oscuro y soltó los broches dejando expuestos sus pechos de tamaño regular—.

Al religioso se le abrieron aún más los ojos presenciando eso, los carnosos y a simple vista suaves pechos de la menor, las aureolas rosadas y pezones duros por la excitación lo hicieron tragar en seco siendo incapaz de poder apartar la mirada. Una de las reglas más importantes del clero era la castidad y por ende llevaba años evitando encuentros físicos de cualquier tipo, solo que ahora tenía a la dragona sobre él desnudándose para provocarlo…….. lo estaba logrando, su pene estaba ya duro palpitando bajo su ropa y esto fue notado por la hembra que levantó los pliegues de su vestido dejando ver que sus bragas húmedas estaban justo sobre la zona marcada de la entrepierna ajena que se sintió aún más dura al ver aquello.

Alemania movió su cadera, inmediatamente su entrada húmeda se hizo más notoria bajo la tela blanca ya algo traslúcida a su vez mojando la prenda ajena, el mayor se sintió temblar con la vista fija al roce tan íntimo que estaba experimentando y sin poderlo evitar sus manos volvieron a la cadera ajena tomándola para que repitiera el movimiento algunas veces más hasta que que empujó a la tricolor para esta vez subirse sobre ella desabrochando su cinturón en lo que la azabache levantaba las piernas bien abiertas para dejarle pase, cosa que solo lo calentó más viendo como un camino húmedo ligeramente espeso transparente salía desde su interior.

—Maldición.. –Simplemente no podía, teniendo su miembro duro en la mano admirando cómo la revoltosa cadera ajena lo llamaba, había caído en la tentación– Perdóname señor, porque he pecado…

ONE SHOTS /Country Humans/Where stories live. Discover now