Nana no se detiene y, cuando pienso que se va a rendir, abre la puerta haciendo todo el ruido que puede y más. Me riñe como si fuera mi madre y va directa a las ventanas para subir las persianas con la escusa "mira que día más bonito hace". La luz del sol incide directamente sobre mis ojos, aunque permanecen cerrados me molesta y me cubro la cabeza con el edredón queriendo que entienda que no voy a levantarme. 

—¡Vamos, Oliver! —Retira las ropa de cama dejándome en bóxer y me doy la vuelta enterrando la cara entre la almohada. —¡Levántate o llegarás tarde!

Me niego a responder, a moverme en general y fuerzo mi cerebro para volver a dormir. Cosa que no pasa, porque Nana me golpea en la espalda con su mano. 

Puede parecer que tiene muchas confianzas con nosotros, sin embargo, es lo que se ha ganado al críanos desde bien pequeños. Nana es como una madre, de hecho, la considero más a ella por habernos educado, cuidado y protegido que a Eva quien solo nos cargó durante 9 meses y nos parió con epidural y en un parto programado. 

Mi niñera llegó a Estados Unidos hace ya más de 25 años, cuando Merina era pequeña y yo aún era una célula huevo, huyendo del que era su esposo porque la golpeaba y maltrataba. Nació en República Dominicana, en Santo Domingo, y emigró buscando asilo porque su familia le dio la espalda al querer divorciarse.

Frederick Stratford, y su buen corazón, decidió contratarla para que ayudara a Eva mientras él viajaba, pero lo que empezó como una pequeña ayuda, al final se convirtió en nuestra segunda madre. Es tanto el cariño que tenemos por ella, que hasta Flora, la hija de Merina, la llama abuela y eso debería molestarla a Eva, pero no, ella simplemente se preocupa de ella y del dinero, por lo que afecto hacia otra personas nunca ha tenido.

—Hoy no iré a Castellar, tengo otros asuntos que atender.

—¿Y que le digo a la señorita?

—¿Qué señorita?

—La señorita del cabello rojo que espera en la sala de estar.

¿Dijo pelirroja?

El hecho de saber que Bella está aquí me da la energía necesaria para levantarme de la cama y dirigirme al baño a darme una ducha que borre cualquier rastro de fiesta y de alcohol durante todo el fin de semana.

—Dile que en breves salgo.

—Ahora mismo voy —habla alto para que el agua no ahogue si voz —, puedo preguntar quién es ella y por qué es tan importante para ti.

—Es solo mi secretaria.

—¿Solo?— Dice riéndose mientras sale de mi habitación.

No presto atención a su risa y me meto en la ducha con agua fría para espabilar todos mis sentidos y para mejorar la circulación en las piernas, o eso he leído. Me enjabono y aclaro rápido antes de empezar a vestirme. Hay un traje gris sobre la cama, «gracias Nana» y mi móvil encendido sobre la mesilla de noche. Encendido, pero con poca batería.

Me coloco la corbata alrededor del cuello, me rocío con colonia y me peino sin secarme el pelo ya que si lo hago perderé mucho tiempo. Me miro en el espejo, «me veo muy bien» pese a las pocas horas de sueño y salgo de mi habitación encontrándome con ella.

Recuerdo perfectamente por qué me fijé en ella con 17 años, como también el por qué de hace unos meses y es que es innegable la belleza inocente que carga. No tiene nada que envidiar al resto de mujeres con las que he estado, no es modelo, no es actriz ni cantante, pero su cuerpo...  Su cuerpo denota tanta sensualidad capaz de doblegar a todos los hombres del mundo.

Millionaire: Un embarazo inesperado #1 [BORRADOR]✔️Where stories live. Discover now