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Aster estaba pensando en escribirle una carta a su esposo, cuando se enteró de que el correo no llegaba hasta la frontera

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Aster estaba pensando en escribirle una carta a su esposo, cuando se enteró de que el correo no llegaba hasta la frontera. Ya que todavía se sentía incomodo por la manera en que se despidieron pensó que sería una buena idea disculparse antes de que las cosas se enfriaran aún más ente ellos, sin embargo, la carta se quedó a medias.

—Pero ¿Cómo informan a la corona sobre lo que está sucediendo en la frontera? —preguntó, sorprendido. Tenía entendido que en algunas ocasiones habían pedido refuerzos ante amenazas de conquista.

—Porque solo el correo real pasa, ya que es muy peligroso ninguna empresa privada entra en esa zona —explico Rosemary—. La única forma de entregar una carta es enviándola tú mismo —agrego, encogiéndose de hombros. Ambos se encontraban en la habitación, era un día soleado y perfecto para derramar sus sentimientos en tinta sobre el papel.

Aster se quedó pensando un momento, mientras observaba su carta a medio escribir.

—¿Debería hacerle una visita? —pregunto entonces. Ya que siempre era Jude quien acudía a verlo, pensó que sería un lindo gesto ser reciproco e ir hasta el al menos una vez.

Rosemary soltó una exclamación de sorpresa.

—Ni se le ocurra ¿No está escuchando que es muy peligroso? Si lo dejara irse el amo Jude nos mataría a todos —explicó, mirándolo como si fuera un pequeño ignorante que apareció de la nada en su casa—. De todas formas, no tenemos el dinero para semejante viaje, no solo necesitaríamos contratar una buena escolta cualificada y de confianza, el viaje es largo y hay que pagar los peajes, no es redituable en nuestra situación viajar a la frontera —La mujer soltó un suspiro cansado.

—Pero él viaja de vuelta cada mes —Aster frunció el ceño, pensando en que Jude no parecía tener problemas para ir y venir.

—El amo utiliza un carruaje propio, con un caballo de batalla que el mismo crio y tampoco necesita escoltas para el camino porque lo conoce a la perfección —Rosemary levantó el rostro con gesto orgulloso, se notaba que estaba ansiosa por presumir a un esposo que no era el suyo.

Aster soltó un resoplido.

—¿Y los peajes? —preguntó, pensando en el gasto monetario que significaba ese viaje, no estaba seguro de cuánto dinero se necesita para realizarlo.

—Joven amo, debería concentrarse en el cuidado de la hermosa casa que su esposo dejo a su cargo en lugar de estar pensando tonterías —espetó, dando la conversación por terminada.

Aster no estaba satisfecho con aquella conclusión, pero tampoco había mucho que hacer. Rosemary West llevaba cinco años siendo el ama de llaves de aquella casa y la mayor autoridad en la misma cuando Jude no estaba presente. Aster sabía que ahora él era el nuevo dueño y estaba solo por debajo de su marido, pero todavía necesitaba de Rosemary para que cuidara de él, después de todo, por la forma en la que había sido criado, no tenía ni idea de cómo funcionaba la administración de la casa y aunque se había esforzado por aprender, todavía le faltaba mucho por delante.

El marido abandonado se aburre en casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora