cuatro

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Miércoles y el día se podía describir tal como su nombre.

Era un pésimo momento para preguntarle a Jeongin cómo está, peor era acercarse y decirle que tenía papel higiénico pegado a la suela del zapato.

—Y a ti que te importa si ando con papel pegado al pie —le contestó con los humos subidos a la cabeza a un chico menor.

—Disculpe, sunbaenim.

Trató de relajarse cuando este se alejó después de hacer una reverencia. Pobre muchacho, solo quería avisarle porque, en efecto, tres cuadrados de papel unidos lo seguían como una cola a su zapato.

Se quitó este y lo tiró a la basura. Para comenzar a explicar su mal humor, hoy se despertó y no había pasta dental, luego se colocó la camiseta al revés y sus zapatos pisaron excremento de perro al llegar a la universidad, por eso su urgencia en ir al baño y fue ahí que se le adhirió el papel.

Como cereza del pastel, estaba llegando al comedor cuando vio a Hyunjin con esa horrible planta.

Ayer su cita terminó mal porque cuando estaba empezando a sentirse a gusto en los brazos de Hyunjin, el clima se opuso a su felicidad y comenzó a llover como en diluvio.

Para su disgusto, Hyunjin metió el tema de cuidar a Beanie e hizo un drama sobre que no quería ahogarla en su maceta.

Después de eso, tuvieron que separarse y cada uno fue a su casa, donde Jeongin estuvo triste que hasta no quiso cenar.

—Hyung~ —llegó hasta su novio y prácticamente se sentó en él, dejando sus piernas de lado y abrazando su torso—, no sabes todo lo que me pasó, es una especie de viernes trece.

Hyunjin sonrió, el Jeongin que busca mimos aparece raras veces.

—¿Quieres que te dé besitos?

—Sí, por favor —Se escondió en su cuello.

—Pero alza tu rostro, Innie —dijo con voz dulce, le gusta esa faceta de su novio.

Obedeció y fue llenado por suaves besos en la frente, nariz y mejillas.

Para suerte de Hyunjin, Jeongin se estaba dejando hacer y su idea de seguir por sus labios se hizo presente.

Ambos juntaron sus bocas y el mayor lideraba el beso no tan dulce, hasta que escucharon unos carraspeos y Yang se alejó primero.

—Y... si vamos a los baños —Propuso.

Hyunjin como que perdió todo sentido de continuar y miró al dolor de cabeza de su novio las últimas horas: el frijol.

—No creo que sea buen lugar para Bea-

—¡Hyunjin-ah! Changbin hyung se cayó en un ensayo, ayúdame a cargarlo hasta el tópico. —Llegó Han Jisung corriendo para salvar a Jeongin de gritarle lo harto que estaba de esa planta.

Bendito sea Changbin por caerse, también agradeció.

—¿Se encuentra bien? —Levantó a Jeongin de su regazo—. Amor, cuida de Beanie en lo que vuelvo, ¿la puedes llevar a mi salón de Química? La dejas en la tercera carpeta, porfa, gracias.

Y se despidió con un beso corto para luego irse corriendo con su amigo.

—Bien, somos tú y yo, plantita, tú y yo.

[🥢]

Pensó muy bien en qué hacer con el frijol, si dejarlo en la cafetería o echarle algún ácido para que muera lentamente y... No, él era muy blando para hacerle algo así a su hyung.

Al final no se decidió por algo en concreto, solo iba a dejar la maceta en su carpeta y listo.

Subió las escaleras y encontró el aula a pocos pasos. Al ingresar, vio a Seungmin junto a otro chico, al verlo con su planta se acercó a él.

—¿Por qué traes a Beanie? Se te puede caer si la agarras así.

—Tómala, solo hice el favor de traerla.

Seungmin asintió y la tomó con delicadeza.

El menor, con mucho fastidio, salió del salón y estaba a punto de irse cuando escuchó la conversación de esos dos.

—Ya, pero sigue contándome cómo es eso de que te ves con Hwang Hyunjin.

Ese preciso nombre le hizo esconderse detrás de la puerta.

—Sí, siempre hemos sido vecinos, pero ahora que hablamos más seguido, creo que le gusto.

Esa voz, esa horrenda voz era de Seungmin.

—Wow, ¿pero no tiene novio? El que acaba de venir.

—Algo así, pero es un niño inseguro, no será difícil hacerlo cambiar de opinión.

Los dos salieron del aula y tomaron el camino opuesto, donde siguieron hablando como si nada.

Jeongin pensó en alcanzarlo y, quien sabe, empujarlo por las escaleras. Pero, vamos, utilizó su cerebro y solo suspiró con la piel ardiéndole.

Kim Seungmin, con esa fachada de chico inteligente y 'no mato ni una mosca', terminó siendo un zorro astuto con ganas de quitarle al novio.

Pero él no estaba para igualarse al mojigato de Kim, así que haría lo que está en sus manos.

Entró al salón y vio a Beanie encima de la carpeta donde estaba Seungmin, la tomó y no le vino mejor idea que abrir la ventana.

Podía tirarla, sí, pero sobreviviría y nada más sería necesario cambiarla de maceta.

—Te cuento, Beanie, que hay un ciclo de la vida para las especies como tú. Pero en mi mundo, eso se interrumpe por la cadena alimenticia —le habló a la plantita mientras veía los árboles altos del jardín con diversas especies de aves pequeñas.

Oh, esas mismas aves que estudió el ciclo pasado y sabe muy bien que les encantan las hojas y semillas.

—Te dejaré aquí, buena chica.

La posó en el filo de la ventana y antes de salir, volteó para verificar que dos pajaritos se asomaban con saltos.

Sonrió para sí mismo cuando la primera ave picoteó una hoja. Dejó que la naturaleza hiciera su trabajo y se fue con la frase "dulce venganza" escrita en la frente.

 Dejó que la naturaleza hiciera su trabajo y se fue con la frase "dulce venganza" escrita en la frente

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𝙈𝙞 𝙝𝙮𝙪𝙣𝙜, 𝙣𝙤 𝙩𝙪𝙮𝙤 • 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐢𝐧↯Where stories live. Discover now