—A veces. —Erika encoge los hombros—. Hay que diversificar las fuentes de información.

—¿Y por qué no la diversificáis hablando con Tomás directamente? No sé, digo yo.

Se me queda mirando como si lo que le acabara de decir es que dos más dos son tres.

—No es tan sencillo.

—¿Por qué no? —Yo sé que no soy quién para dar consejos de amor, pero aunque no he logrado hacerme de un novio nunca, al menos sí puedo hablar con el chamo que me gusta. Supongo que es más fácil poderse empatar con alguien si una puede establecer una conversación directa con el candidato, en vez de tener que recurrir a estratagemas con mediadores de por medio—. Si ya sabéis que no tiene novia, debieras aprovechar pa' que te conozca, ¿no?

Aprieta los labios pero termina asintiendo.

—Es verdad. Lo voy a intentar. Hoy.

Suena acartonada por los nervios pero no me voy a burlar. Yo también ando viendo como pegármele a Javi como velcro pero más disimuladamente, y no lo he logrado en todo este rato. Desde que llegué hace unos minutos, él ha estado jugando voleibol en la piscina con Yael, versus Dimas y Tomás.

—Buena suerte —le digo.

Erika se da la vuelta y con un chillido se lanza a la piscina. El spray de agua baña a los chamos en pleno partido y a lo que emerge de nuevo, Erika les dice que quiere jugar.

No sé por qué me hacía como que le iba a costar más hacer un acercamiento. Pero en eso escucho a Javi decir que sí, pero que ahora están disparejos.

—¡Yo! —Levanto una mano como si estuviera en el salón de clase y todos se voltean hacia mí.

—Vente a nuestro equipo, Daya —dice Yael señalándose a sí mismo y a Javi.

Con gusto me lanzo a la piscina. Quisiera poder decir que emerjo del agua tan linda como la sirenita pero no, qué va. No me había agarrado el pelo con una cola, así que debo parecer la cosa peluda de la Familia Addams. Me aparto la cortina de pelo de la cara a tiempo para que empiece un nuevo juego.

Aquí es cuando agradezco mi elección de traje de baño porque la pobre Erika batalla con el top de su bikini cada vez que brinca dentro del agua para golpear la pelota. Aunque a Yael se le salen los ojos cada vez. Lamentablemente Tomás no le para pelota por estar siempre concentrado en, bueno, la pelota.

Por mi parte yo tengo un poco más de suerte, porque durante un voleo demasiado alto, aterrizo encima de Javi y nos hundimos juntos bajo el agua. Sus brazos se ciñen alrededor de mi cintura y es él quién me saca a flote de nuevo.

—Gracias —toso mientras me aparto el pelo de la cara otra vez.

—No hay problema. —Su voz suave ronronea en mi oreja y casi me hundo en el agua de nuevo cuando Javi me deja ir.

Me reincorporo bien y consigo a Dimas mirándome con una sonrisa pícara que me hace preguntarme si se me notó demasiado lo babeada que estoy. Peor aún, no es el único que puede haber notado algo. A su lado, Tomás se pasa una mano por el pelo mientras me observa con su cara carente de expresión como siempre. Este chamo seguro es un as del póker, pero si también sospecha algo ya serían dos. Me conviene disimular mejor.

—Muy bueno el juego pero no sé ustedes, hay una bolsa de Doritos con mi nombre. —Dicho eso, empiezo a apartarme del grupo y nado hacia la escalera.

—Yo también quiero, no te los vais a comer todos —dice Yael.

Oigo chapuceos detrás de mí y cuando miro sobre mi hombro, todos vienen detrás de mí. Me agarro de la escalera y salgo del agua lentamente, no porque le quiera dar show a todos sino porque el agua tiene la curiosa propiedad de halarlo a uno. Finalmente lo logro y con los pies en tierra firme me estrujo el pelo para sacarle el agua.

Con la maleta llena de sueños (Nostalgia #2)Where stories live. Discover now