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A regañadientes Saskya fue asignado a Adam y Kazuma, las dos personas que menos quería ver en todo el remolque

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A regañadientes Saskya fue asignado a Adam y Kazuma, las dos personas que menos quería ver en todo el remolque. De por si tenía problemas para interactuar con Adam, desde que descubrió que era el hermano de Anya se sintió terriblemente incómodo en su presencia y él parecía todavía más inaccesible que antes, como si Saskya fuera una piedra en su zapato. A pesar de que no había tomado mucho tiempo para que se acercara un poco al resto, Adam era un muro impenetrable.

Además, estaba Kazuma, quien simplemente no le caía bien, nadie que tuviera tanto interés en interactuar con él podía ser bueno, su instinto le dijo, además, que el chico debía ser un gran idiota, así que pensó que sería mejor evitarlo, sin embargo, Kazuma era el ex de Marie, los gemelos siempre iban juntos y tanto Edward como Eva tenían cosas importantes que hacer por su lado. Sólo quedaba Kazuma para suplir las pésimas habilidades de Adam disparando.

No había mucho que hacer al respecto.

Los tres se escondieron en la casa vecina, cuyos habitantes habían evacuado horas antes. El escape fue tan abrupto que dejaron las puertas abiertas y el lugar hecho un desastre. Algunos juguetes regados, latas de comida, el plato de una mascota y muchas cosas más estaban a la vista, aquel sitio era casi un pueblo fantasma, excepto por la casa del alcalde.

—Entonces —el chico insistió en continuar hablándole, como si no lo hubiera ignorado todas las veces anteriores—. ¿Cómo dices que te llamas? —inquirió, levantando una ceja hacia él—. Perdóname, pero eres una preciosidad ¿Te lo habían dicho antes?

Saskya sintió que se le revolvía el estómago, su mente se llenó de recuerdos no gratos y la sangre se le subió a la cabeza. Apretó las manos sobre su arma, sintiendo la ira levantarse desde su estómago y recorrer cada centímetro de su cuerpo. Adam vio su reacción y apretó los labios.

—Los ojos en la pantalla—dijo, señalando el celular en las manos de Kazuma.

Se suponía que a las seis en punto comenzarían el ataque. Faltaban quince minutos, pero tenían que comenzar un poco antes. Adam cargaba una bolsa de tela llena de bombas molotov armadas de forma casera.

—Puedo mantener mi atención en dos cosas al mismo tiempo —Fanfarroneo, para luego dedicarle una mirada de escrutinio—. Y tú qué ¿Sigues enojado conmigo porque te gané a Marie? —Kazuma le dedicó una sonrisa de medio lado.

Adam suspiró.

—Nunca estuve enojado por eso —sus ojos no se alejaron de la casa del alcalde en ningún momento.

—¿Cómo no? Si todos saben que estabas enamorado de ella —espetó, esta vez clavando su vista en el celular.

—¿Quiénes? Nadie piensa eso aparte de ti —Adam parecía un poco fastidiado. Saskya frunció el ceño ante aquel intercambio, era muy raro presenciar semejante discusión sin contexto, no estaba entendiendo nada.

En la noche más oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora