Capítulo 1

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Aemond Targaryen recordaba a la perfección el día en que sintió la ilusión del amor por primera vez en su vida.

Su padre y su madre habían extendido su generosidad a la sobrina de esta, Lady Daena Hightower, luego de que su madre muriera. La recibirían en la capital y sería la Reina quien se encargaría de ella, de su educación y posteriormente de conseguirle un esposo. Él recordaba haberla visto cuando ambos eran pequeños, debía tener al menos unos 9 años, y ella era al menos unos 2 o 3 años menor que él. No recordaba mucho de ella más que era una niña con el cabello castaño rojizo y ojos grandes que observaban a todo el mundo.

Sin embargo, nunca olvidaría que a sus 21 años, la vio bajar de su carruaje en su arribo a la Fortaleza Roja y supo lo que era la ilusión del amor. Sintió que su corazón se detenía, era muy hermosa y amable. Dioses, cayó por ella. Ese sentimiento solo creció cuando Daena se dirigió a él con una sonrisa. Con una sonrisa, pensaba él, no con miedo por su parche, no con asco, no con rechazo. Además, la chica era muy agradable y disfrutaba de su compañía.

Así que Aemond, a pesar de que no tenía mucha experiencia con las mujeres más que en las salidas a los burdeles que hacía de vez en cuando con su hermano mayor, trató de ser un caballero con ella. Eso no le costó, ya que la chica tenía una boca muy grande y opiniones muy fuertes por lo cual constantemente era castigada por la Reina, y Aemond aprovechaba estas situaciones para defenderla, para llevarle bocadillos a escondida y para contarle rumores o cosas que escuchaba del consejo privado, ya que a ella le interesaba mucho.

Pero ella parecía no verlo como algo más, y siempre lo llamaba primo como si constantemente estuviera dejando en claro que eran solo eso. Además ella sentía cierto desdén por las reglas y por el matrimonio. Y si bien Aemond sabía que los deseos de su madre eran casarla con algún Lord que apoyará el reclamo de Aegon y luego hacerlo lo mismo con él para asegurar el apoyo de otra gran casa, no podía evitar a veces hacerse ilusiones.

Aunque en el fondo él sabía que nunca pasaría nada entre ellos. Fue el día antes del arribo del príncipe Jacaerys cuando Aemond finalmente comprendió que si bien el miraba a Daena ella nunca lo hacía de vuelta, que si él estaba enamorado, ella ni siquiera lo notaba. Y fue ese día cuando comprendió que ella seguramente se enamoraría de otro hombre.

Porque para que un amor floreciera se necesitaba algo más que un flechazo por una de las partes involucradas.

– Tu madre de nuevo quiere emparejarme con alguien – dijo la chica lanzándose de manera poco delicada a su lado en el sofá del salón – ¿Puedes creer que ha escrito a Lord Cregan Stark? Imagínate, ¿yo viviendo en el norte? Antes me muero.

– Te congelarías completamente – le dijo riendo mientras le ofrecía un plato de galletas y ella tomaba una para comerla.

– Ha dicho que Helaena se casó a los quince y que yo ya tengo diecisiete – dijo ella poniendo los ojos en blanco.

– Bueno – dijo Aemond – si estas en edad.

Ella lo miró mal haciéndolo reír.

– Sabes – dijo pensativa – No puedo creer que mi destino sea ser la esposa de alguien. Pensé que podría hacer algo más grande, algo mejor.

Él le sonrió melancólico, pero se dio cuenta que ella ni siquiera lo estaba mirando.

– Hay tantos problemas y la gente solo se preocupa de quien se casa con quien – dijo enojada.

– Pues yo creo que te casarás algún día – le dijo tratando de ocultar su tristeza – Aparecerá alguien digno de ti, no podrás evitar mirarlo.

Entonces Aemond comprendió que aunque quería, ese caballero nunca sería él.

Rewrite The Stars I Aemond x BaelaWhere stories live. Discover now