—¿Lo ve? —murmuró el cocinero mientras se adentraba en la habitación, esbozando una sonrisa de satisfacción. Iba vestido exactamente igual que los marineros comunes, con la excepción de los dos pendientes negros que adornaban sus orejas—. Voy a encender esto —anunció subiéndose sobre una silla para llegar hasta la lámpara del techo—. Parece que le ha gustado al capitán, milady. Vendrá a cenar con usted. Tiene suerte, él no suele traer prisioneros.

—Discúlpeme si no opino lo mismo de mi fortuna en estos momentos.

—Oh, entiendo. Pero esto es mejor que ser asesinado en altamar, ¿eh? —Soltó una risa breve que agitó la llama de la vela que estaba utilizando para encender el resto de la araña. Harry sólo lo miró disgustado—. Hágame caso, él no es tan malo como parece. Es cierto que ahora está un poco enfadado. Pero no lo culpo, creo que yo estaría igual en su lugar. Esperaba encontrar un gran cargamento de especias en su buque o quizás al menos unos cuantos barriles.

Harry no había pensando en eso antes. Tenía sentido que esperaran dar con un cargamento porque él viajaba en un buque mercante. Si la intención había sido robar desde un principio, no entendía por qué habían tenido que matar a la mayoría de la tripulación ni por qué él estaba allí. Decidió intentar sacarle más información a este alfa, quien parecía soltar la lengua fácilmente.

—Presumo que no ha sido un buen atraco para el capitán. Pero no entiendo por qué tuvo que desquitarse conmigo.

—No me haga decirlo, milady —pidió el alfa, agachando la cabeza para mirarlo con gesto condescendiente—. Nada honorable saldría de mi boca.

Harry bajó su mirada hacia su regazo, sintiéndose avergonzado de pronto. Por supuesto, él era consciente de su belleza. Demasiado femenino para ser un alfa, quizás algo masculino para ser un omega, siempre había sido catalogado de "exótico" para los alfas nobles que se pasaban por el palacio. Tenía unas largas y delgadas piernas, y una cintura estrecha pero hombros anchos y una espalda considerable. Poseía una piel tersa y pálida junto con un rostro suave y lampiño, labios rosados y unos ojos de un verde cautivante. Sin embargo no era plenamente consciente del efecto que podría tener un omega sobre un alfa. Nunca había estado tan cerca de uno como minutos atrás, cuando el capitán lo acorraló contra el mástil. Apretó los labios cuando se percató de que no debería pensar en ello de nuevo.

—Usted parece ser un hombre decente, a decir verdad —comentó el omega volviendo a elevar la mirada.

—Gracias, milady —El hombre apagó la vela que traía en su mano y se bajó de la silla con cuidado—. Mi nombre es Niall Horan. No siempre me dediqué a la piratería. Mi padre era panadero y yo solía trabajar con él. Bueno, en realidad, nunca he empuñado un arma siquiera.

—¿Cómo terminó aquí, señor Horan?

—Oh, no. No soy ningún señor. Puede llamarme Niall —replicó sonriendo ampliamente. Quitó los mapas que había sobre la mesa y comenzó a enrollarlos—. La guerra, milady. Nací en Eirys, un pequeño pueblo de los territorios libres. Vivíamos sitiados por ambos reinos y, además, los bandidos eran moneda corriente. Cuando perdí a mi familia, decidí que era mejor unirme a ellos que intentar sostener el negocio familiar yo solo.

Harry jamás había estado en los territorios libres del centro del continente. Conocía de ellos lo que había aprendido en sus clases de Historia, pueblos que no pertenecían a ningún reino y que siempre habían querido ser conquistados por las dos grandes naciones. Dependiendo de quién lo haya escrito, el libro diría si habían formado parte de Orifir o de Zinren en los tiempos antiguos.

—Siento oír eso —musitó Harry algo conmovido, no quería imaginar las cosas que había tenido que pasar para escoger ser parte de una tripulación de maleantes.

Tormento (Omegaverse - Larry Stylinson)Where stories live. Discover now