Nos encaminamos a la cafetería, en la mesa que siempre ocupábamos ya estaba sentado Eric comiendo su recién servida hamburguesa. Fanny en cambió comió una ensalada muy baja en carbohidratos mientras yo me había decidido por el mismo plato que Eric.

Fanny ya no me hablaba de Lucas, ella tenía la misma opinión de él que mi madre y el resto de mi familia. Todos lo encontraban culpable aunque lo hubiesen conocido lo suficiente como para decir lo contrario. Es decir, no lo conocían en profundidad pero sabían que era un chico tranquilo, muy simpático y amable. Por dios, si mi madre hace un mes lo adoraba. Sin embargo, para todos ahora era un chico con una cara demasiado bonita que le permitía esconder su verdadera cara.

Fanny le quitó una papa frita a Eric que la miró entre divertido y molesto. Sentí envidia por ambos, una sana claro. Ellos podían bromear, hacerse cariños, conversar y besarse en público. Yo podía hacer todo eso con Luke pero en la privacidad de mi habitación o en la suya. Lucas ahora vivía en el último piso de un lujoso edificio cerca del centro de Brighton. Vivíamos más lejos ahora pero eso no era impedimento para ambos que tan solo debíamos teletransportarnos para llegar a un lugar.

En ese <<penthouse>>, porque eso era, un lujoso departamento muy parecido al que tenía en la isla Qatsina, solo estuve dos veces ya que Luke se sentía más a gusto en mi espacio, aunque yo me sentía más a gusto en su lujoso departamento ya que podíamos estar más tranquilos. Al menos algo. Ian vivía en el segundo piso con Nina y Liam.

–Oye, estudiaremos matemáticas después de clases –Fanny chasqueó sus dedos frente a mi cara–. ¿Quieres acompañarnos?

–Yo… eh… –¿Cómo podía excusarme? Lucas iba a enseñarme–. No, no creo. Sería un mal tercio.

Les guiñé un ojo y ambos se sonrojaron. Fanny negó con la cabeza.

–No seas tonta.

–No, enserio. Había quedado de acompañar a mamá con unas compras –mentí.

Ahí quedó más satisfecha con mi respuesta. Después de clases ellos se fueron juntos por el mismo camino que yo hasta que nos separamos y continué sola. Mis pies aceleraron el paso y apenas llegué a casa subí las escaleras corriendo hasta encerrarme en mi cuarto. Lo llamé y en menos de un segundo se materializó frente a mí. Todo él con sus ojos morado, mi color favorito desde que lo conocí, su pelo rubio oscuro que le tapaba la frente, su sonrisa ladeada en aquellos labios finos y rojizos muy comestibles. Se había dejado algo de barba pinchuda alrededor de su mentón.

Me acerqué para acariciar su rostro con una mano mientras él me abrazaba en la parte baja de mi espalda, así nuestros cuerpos chocaban muy cerca del otro. Nos besamos como si no nos viéramos en siglos. Es que luego de estar siempre cerca en la isla y ahora tener que separarnos por una larga jornada hacía que nuestros reencuentros fueran muy… cariñosos.

–¿Lista para estudiar? –preguntó cuando nuestras bocas se separaron.

–No.

Me puse de puntitas y acerqué nuevamente su rostro al mío, pero él muy delicadamente me dio un casto beso y tomó mis muñecas, alejándome de él.

–¿Qué?

–Primero estudias, luego tendrás tiempo libre.

–Eso es muy de papá –rodeé los ojos.

–Pero no soy tu papá y el tiempo libre que te daré será muy distinto a solo jugar con muñecas. –me dio una maliciosa sonrisa, luego palmeó suavemente mi trasero y yo lo miré entre colorada y asombrada.

Resignada me senté en mi escritorio. Estudiamos por dos horas y mi estomago ya estaba rugiendo cuando terminamos. Estaba exhausta y mi estomago vacio. ¿Acaso Luke pensaba dejarme fuera de combate?

Un novio de otro mundo #1: DestinadosWhere stories live. Discover now