No es hasta que siento un nuevo pinchazo en mi muslo izquierdo que me quedo quieto. Tan solo instantes después, siento mi cuerpo relajarse hasta que me vence a mi mismo y cierro los ojos.

***

La próxima vez que despierto, el foco está apagado. Reemplazando la fuente de luz, hay una lampara a mi lado con luces cálidas.

Esta vez, parpadeo y luego vuelvo a cerrar mis ojos abatido.

Lo que pasó antes no fue un sueño.

De verdad no funcionó.

—Ashton.

Muevo mi cabeza a un costado hacia donde viene la voz. Esta vez no es mamá. Es una voz igual de familiar. Xavier está sentado en una silla, vistiendo su ropa usual. Pantalones de vestir, un suéter gris y zapatos de charol costosos.

—Estás en un hospital.

Pongo mis ojos en blanco.

—No me había dado cuenta.

Eso hace que Xavier sonría un poco. Aún así, la sonrisa no llega a sus ojos.

—Veo que no has perdido tu humor. —resalta al levantarse de la silla—. Voy a subir el respaldo de la cama, ¿está bien si hago eso?

Asiento.

Xavier se detiene a unos pasos de la cama y presiona un botón. Siento como la parte superior de la cama empieza a subir y doblarse hasta que estoy sentado. Hace que pueda ver mejor la habitación. Es amplia. Las cortinas color bordo están cerradas y sé que es de noche por la falta de ruido y de luz.

Supongo que esto es una habitación costosa y que no le dan a todo el mundo. Papá debe estar asegurándose de enterrar esto lo más que pueda.

Bajo la vista a mis brazos. Ya no tengo una intravenosa.

Cuando la cama deja de moverse, Xavier acerca su silla hacia el borde de la cama y toma asiento.

—¿Recuerdas lo que pasó? —me pregunta en una voz calmada, la misma voz que usa en nuestras sesiones. De alguna manera, la familiaridad se siente como un alivio.

Asiento.

—¿Quieres hablar de ello?

—No —contesto.

—Está bien. Podemos esperar. Lo importante ahora es que estés mejor.

Mejor.

Que este mejor.

¿Cuándo van a entender que nunca voy a estar "mejor"? Es imposible.

—Vas a tener que hablar con un médico psiquiatra y van a hacerte preguntas —anuncia y el terror me recorre de pies a cabeza.

—¿No... ¿No puedes hacerlas tú?

Xavier niega con la cabeza decepcionado.

—No, Ashton. No puedo. Me contactaron cuando llegaste al hospital porque siempre es necesario que si el paciente tuvo o estuvo teniendo tratamiento psicológico, hablen con el terapeuta. Todo fue muy general, es para que tengan un panorama sobre lo que están lidiando. —habla y luego de una pausa, continua—. Sé que te gusta saber este tipo de cosas, así que estoy poniéndote al tanto. Fue tu madre la que consiguió que entrara a la habitación. Ahora mismo ella está un poco... Preocupada, así que decidió que sería mejor idea que hables conmigo primero.

—¿Qué... Qué preguntas me van a hacer?

—Generales al principio. Luego van a ponerse más personales. Es el procedimiento tras algo como esto.

Los secretos que escondemos. (LIBRO 1 y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora