• Hielo •

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Ubicación: Habitación 2 | Bonten

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Ubicación: Habitación 2 | Bonten

Quedó helada ante la presencia de ese hombre. Había vivido más en su imaginación que en la propia realidad pero fue una agradable sorpresa toparse con semejante aparición.
Lo había soñado de otra manera, como alguien tosco y viejo.
Pero apenas le superaba por unos años y se veía muy bien. (Debo admitir)
Agitó su cabeza, apartando esos pensamientos impuros de su cabeza y fue hasta la pequeña barra.
Tomó un vaso de cristal, donde dejó caer tres cubos de hielo dentro de el y rellenó el resto con whisky. Se lo entregó directo en las manos, manteniendo un contacto visual profundo.
Ese era su mayor técnica de seducción. Los foxy eyes con el maquillaje negro ahumado.

— Gracias. . . —
Haruchiyo quedó sin palabras. Tenía los ojos clavados en la silueta de la mujer desconocida. Es como si le hubiese encantado con un hechizo, con un amarre.

— ¿Necesita algo más? —
Ella se deslizó tras él, tomando el borde de la chaqueta de su uniforme y la deslizó por su espalda hasta quitársela.
¿Y si recibía propina por brindar esos detalles?
(...) estaba siendo cegada por la avaricia.

— Súbete a la tarima y baila para mi.—
Cuando recibió el vaso y ella dio media vuelta, Haruchiyo sacó un par de pastillas de su bolsillo y las disolvió dentro del licor.
Se acomodó en el sillón de charol, echando su cuerpo agotado hacia atrás y dispuesto a disfrutar del próximo espectáculo.

Ella hizo caso, pero antes subió el volumen de la música.
Una vez encima de la tarima, comenzó a bailar de manera lenta y sensual. Mantenía el contacto visual fijo a los ojos agotados del pelirosa.
Acariciaba su propio cuerpo con la yema de los dedos, todo el contorno de su cintura y caderas, jugando con los bordes del vestido.
Pegó la espalda al tubo y bajó lentamente hasta quedar de rodillas ante él.
Parecía una completa gata en celo.
Pero, a fines de cuentas, ese era el trabajo.

Sanzu hacía su mejor esfuerzo por contenerse. Siempre ha visto a las mujeres de su clase como unas simples muñecas reutilizables, pero la forma en como esta muñequita lo seducía lo sacó de sus casillas.

Era atrevida pero no fácil.

Sanzu intentaba tocarla pero (...) se lo impedía.

Ella siguió con el espectáculo.
Con ayuda del tubo volvió a colocarse de pie y le dió la espalda al alto ejecutivo. Tomó el cierre del vestido y bajó de este permitiendo que la prenda de ropa cayera al suelo, revelando la lencería de color rojo carmín escondida tras dicho vestido.

— Mi color favorito.—
Mencionó Sanzu bebiendo por completo el resto de líquido.
Le sudaban las manos por conocer a esa mujer.
No podía dejar de imaginar las posibilidades.
Escuchar sus gemidos.
Verla moverse.
O verla bajo su cuerpo.

— El mío también.—
(...) bajaba por los pequeños escalones de la tarima, yendo directo hasta el pelirrosa.
Los tacones resonaban ante los pasos que daba, tensando por completo la paciencia de Sanzu.
— Pero prefiero el rosa. . . —

— Dios santo.—
Inhaló profundamente y se mordió el labio inferior escondiendo las manos tras la espalda. Se conocía lo suficiente como para asumir su próximo movimiento en contra de la mujer.

— ¿Pasa algo? Eres más tímido de lo que pensé.—
(...) jugaba con su mente y sus intenciones.
Se sentó en el regazo del alto ejecutivo y desabrochó el primero botón de su camisa.
— Y tienes el rostro rojo, que tierno.—

Ya no se contuvo más. La cargó con uno de sus brazos y arrojó el vaso a cualquier parte con tal de tener ambas manos libres.
La tumbó encima de la barra, empujando el resto de botellas por los costados y así tener espacio.
Se acomodó sin pudor en medio de sus piernas, la sujetaba desde los muslos y subía hasta llegar a su trasero, el cual apretó a gusto.

Ella lo besaba entre risas, no le había costado nada conseguir lo que quería.

Sanzu la tocaba por completo, recorriendo hasta el último centímetro existente de su cuerpo. Le comía la piel a besos y lametones.
No podría soportarlo.
Y
Le dió igual. Pagar un anticonceptivo de emergencia era como comprar un dulce.
P

or lo mismo él hizo a un lado las bragas de la chica y con la otra mano bajó de su cierre.
— Tienes tres segundos para arrepentirte. . . —
Sentía una pizca de compasión al ver sus ojitos de cachorro.

— ¿Qué esperas? Apresúrate. —
Ni loca dejaría escapar tal oportunidad.
Un hombre rico, apuesto, fuerte y varonil. Esas fueron las primeras palabras que se le cruzaron por la cabeza.

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⏰ Last updated: Sep 12, 2023 ⏰

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⛓️ [ Obsesión ] • Sanzu Haruchiyo | R-18 | TRWhere stories live. Discover now